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Concepcion del Uruguay » RNLT-11
Fecha: 26/06/2025 18:01
La reciente presentación de un testamento ológrafo atribuido a Beatriz Sarlo —en el que supuestamente legaba su departamento y el cuidado de su gata a su portero— ha desatado un intenso debate legal en torno a su autenticidad y validez jurídica, justo cuando se discute quiénes son los herederos legítimos de la ensayista fallecida. El presidente del Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires, Guillermo Longhi, dialogó con Creer o reventar y explicó que un testamento ológrafo, si bien es válido legalmente al estar escrito, fechado y firmado de puño y letra por el testador, está sujeto a estrictas condiciones formales y a comprobación pericial. "Es la Justicia la que en sus distintas instancias va a determinar su validez o no. Al haber sido hecho en forma ológrafa y el hecho de que Beatriz usó alguna terminología no muy clara genera dudas que la va a tener que dilucidar el juzgado", afirmó. A diferencia del testamento público (ante escribano y testigos), el ológrafo no se inscribe previamente en el Registro de Testamentos, por lo que su validez depende del cotejo pericial de la letra y la firma, y de la confirmación escrita de al menos dos testigos que la reconozcan. "Llama la atención que con todos los conocimientos que Beatriz tenía no haya recurrido a un testamento por acto público ante escribano, porque en ese caso, si esta era su voluntad, hubiera quedado plasmado con la terminología justa y no habría existido este inconveniente", dijo Longhi. En el caso de Sarlo, el portero del edificio presentó dos papeles manuscritos fechados en junio y agosto de 2024, donde supuestamente la escritora le asignaba el departamento y el cuidado de su gata, Niní. Sin embargo, la ausencia de inscripción y la falta de testigos registrados complican su aceptación, ya que debe demostrarse que la escritura es auténtica y que fue realizada libremente, sin coacción ni error. Si se acredita la firma, la Justicia podría ordenar la protocolización del documento y proceder con la distribución de bienes conforme a su contenido. Pero de no acreditarse, el testamento quedaría invalidado y la herencia (departamentos, libros, archivos) sería adjudicada a los herederos legales o sería reclamada por el Estado. El testador puede disponer libremente parte de sus bienes —hasta un tercio si existen herederos forzosos—, pero no puede privar a esos herederos de su legítima. En el caso de Sarlo, separada y sin hijos, el reparto dependerá de la interpretación judicial y del reconocimiento o no de la validez del ológrafo. Por último, el entrevistado abogó por una planificación sucesoria, al señalar que "hay un momento en la vida hay que empezar a pensarlo".
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