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  • Farsa reveladora: un análisis del impacto y significado en el perfil social actual

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 14/06/2025 18:52

    Cristina Kirchner había determinado su participación electoral en la tercera sección bonaerense, la más poblada junto con la primera. Según los datos del último censo, allí residen aproximadamente 6,5 millones de habitantes, que representan más de un tercio de los 17,5 millones de bonaerenses. Además, las cifras del último padrón indican que hay 4.846.000 electores habilitados para votar en 13.546 mesas. El reto que asumía CFK era monumental e intransferible, en medio del desánimo general que predominó en su base electoral inmediatamente antes de la debacle del FdT: “Volver a representar”. Desde 1997, el peronismo no ha perdido elecciones en la tercera sección bonaerense, independientemente de los resultados a nivel nacional y provincial; sin embargo, este año se ha observado un fenómeno inédito por su espontaneidad, extensión e intensidad: el ausentismo electoral. Como se evidenció en las elecciones recientes de cinco provincias y CABA, los niveles de ausentismo en 2025 se asemejan a los del voto de rechazo sumados a los votos en blanco del año 2001. Nos referimos al voto de rechazo observado en las elecciones intermedias de octubre de 2001, dos meses antes de la crisis que desacreditó el modelo neoliberal, con su epicentro en los sucesos del 19 y 20 de diciembre de aquel año emblemático. Recordemos el panorama en esos aciagos días de octubre de 2001 en la sección donde decidió concentrar sus esfuerzos Cristina Kirchner: en toda la tercera sección, el Partido Justicialista obtuvo 805.107 votos, equivalentes al 46,43%. El segundo lugar correspondió a los votos anulados, que superaron tanto a los en blanco como a los obtenidos por la Alianza, entonces en el poder. Este despliegue electoral de 2001, con los votos en blanco y el denominado “voto bronca”, es apenas una referencia para imaginar la magnitud de la crisis de representación que enfrentará la elección bonaerense de 2025, a la luz de las seis elecciones ya realizadas, que representan el 25% del padrón nacional. La participación no superó el 55% del padrón de 4.846.000 electores habilitados para votar. Por otra parte, la modalidad de ausentismo observada en 2025 no presenta una distribución homogénea y es especialmente intensa en la base de la pirámide de estratificación social. Dado el clivaje social del sistema de representación electoral, esta situación se torna particularmente perjudicial para el peronismo bonaerense: a mayor vulnerabilidad social, mayor ausentismo electoral. Se ha consolidado un “voto calificado estructural”: el voto positivo aumenta hacia la cúspide de la pirámide de estratificación social, resultando en un notable sesgo de clase que perjudica a los espacios de representación electoral en la base y favorece a aquellos en los estratos medios, medios altos y altos. La inclusión de una figura convocante, la principal opositora, liderando la lista del peronismo bonaerense fue una estrategia acertada, particularmente para reforzar la sustentabilidad del actual Ejecutivo provincial, beneficiario principal de la intervención de Cristina Kirchner en la tercera sección, ya que esta región aporta el 50% del total de votos del actual oficialismo bonaerense. Por supuesto, este avance debía ser impedido por el actual bloque en el poder, por lo que llegó el momento de actuar para el partido judicial, no sin antes desatarse una bochornosa campaña de extorsión sobre la Corte para que resolviera en contra de Cristina Kirchner en la igualmente vergonzosa “causa Vialidad”. Así, la forzada declaración de “culpabilidad” de la principal opositora despoja al peronismo bonaerense de sus oportunidades electorales y priva a un 30% de los ciudadanos, que ven en Cristina Kirchner su opción preferencial, del derecho a elegir. Ahora bien, si al 45% promedio de ausentismo electoral con sesgo de clase se suma la proscripción del liderazgo que era la opción preferencial de la mayoría de los ciudadanos vulnerables –un 30% a nivel nacional y un 45% en la provincia de Buenos Aires–, la pregunta surge con claridad: ¿qué se elige realmente en este país? Se ha afianzado un sistema de voto calificado estructural, donde surgirán candidatos presidenciales “ganadores” con un programa de ultraderecha y una representatividad que no superará el 15% del padrón nacional de electores. El anhelo del actual bloque en el poder: que solo voten los “propios”, ya que su modelo económico-social solo se sostiene en dictadura o bajo restricciones que transformen la democracia “representativa” en la farsa que hoy padecemos. *Director de Consultora Equis.

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