07/06/2025 08:37
07/06/2025 08:35
07/06/2025 08:34
07/06/2025 08:33
07/06/2025 08:32
07/06/2025 08:32
07/06/2025 08:31
07/06/2025 08:31
07/06/2025 08:30
07/06/2025 08:30
Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 06/06/2025 17:41
En la Unidad Penal N°3 de Concordia, más de 110 personas privadas de su libertad participan de un esquema de trabajo orientado a la formación en oficios, la producción de bienes y la prestación de servicios tanto hacia el interior del penal como hacia la comunidad. Con una población actual de 410 internos, el 27% accede a los denominados talleres productivos, mientras otro grupo colabora en tareas de mantenimiento, asistencia escolar o cocina. Según indicó a Despertar Entrerriano el director de la UP3, Javier Damián Vera, el objetivo es que cada persona pueda ocupar su tiempo en un circuito que no solo le genere ingresos a través del peculio, sino que además represente una oportunidad de aprendizaje para la vida fuera del encierro. Trabajo, aprendizaje y rutina Uno de los espacios más desarrollados es el de panadería. Funciona con tres turnos diarios, que inician a las 2 de la madrugada, y produce pan, facturas y bizcochos tanto para consumo interno como para la venta en el salón ubicado en el exterior del penal. Según Esteban Raffo, jefe del área industrial, este taller cumple un rol clave por su dinámica constante y por la rapidez con la que los internos pueden adquirir experiencia concreta. La carpintería, en tanto, permite el trabajo sobre melamina, madera maciza y aglomerado. Allí se elaboran muebles a pedido, como estanterías, mesas, cunas y sillas. A pesar de la falta de maquinaria industrial, los internos aprenden a resolver con herramientas manuales, desarrollando habilidades finas en cada etapa de producción. En herrería, el enfoque también es artesanal. Se fabrican rejas, portones, estructuras metálicas y elementos para instituciones. Los internos involucrados aprenden desde el corte hasta la soldadura, bajo estricta supervisión, con enfoque en la seguridad y el cumplimiento de encargos. Otro sector en crecimiento es el de tapicería, impulsado en los últimos meses con una pequeña cuadrilla. Allí se realizan retapizados de sillas, respaldos de cama y juegos de living. Se proyecta sumar maquinaria especializada para incorporar el trabajo sobre fundas automotrices y expandir el servicio. El lavadero de vehículos, ubicado sobre calle Eva Perón, es uno de los pocos espacios habilitados al público. Allí trabajan internos capacitados, siguiendo protocolos de seguridad y sin contacto directo con los clientes. El servicio tiene buena recepción en la comunidad y representa una experiencia de inserción semiabierta. Orden, seguimiento y formación Todo el sistema de talleres se rige bajo una lógica de orden, responsabilidad y seguimiento institucional. La asignación de internos a cada taller no es aleatoria: se realiza en conjunto entre la División Tratamiento, el equipo técnico y la Jefatura de Movimiento. Se evalúan distintos criterios como el avance en el cumplimiento de la condena, la conducta y la etapa procesal del interno. Cada taller cuenta con al menos un agente penitenciario capacitado, que actúa como maestro de oficio. No solo enseña las tareas técnicas, sino que también es responsable de supervisar el comportamiento, la seguridad y el cumplimiento de normas laborales. En los talleres con contacto con el público (como panadería o lavadero), el vínculo directo lo mantienen los internos de mayor confianza, en fases más avanzadas de su condena. El resto no tiene contacto con personas ajenas al penal. Los internos que trabajan, ya sea en tareas de limpieza o en talleres, reciben un peculio estímulo. El monto varía según el tipo de actividad, su productividad y la evaluación del desempeño. Esta remuneración se sustenta con los ingresos generados por los talleres productivos y se complementa con fondos del Servicio Penitenciario. Parte del dinero se destina a reponer materia prima, herramientas y equipamiento, asegurando así la continuidad del sistema. Más que trabajo: oficios que dignifican y abren puertas Además de los talleres, la unidad viene fortaleciendo un esquema de formación oficial en oficios, con acompañamiento del Consejo General de Educación. En 2023 se egresaron 81 internos en cursos con certificación provincial. En este año ya comenzaron nuevas instancias en áreas como carpintería, electricidad, albañilería, peluquería, panadería y herrería, abiertas tanto a internos como a personal penitenciario. La propuesta no se limita al trabajo. Apunta a un cambio estructural en la mirada sobre el encierro. El trabajo dignifica, ordena y proyecta. Es también una política de reducción de la reincidencia y de construcción de oportunidades. “La idea no es solo mantener el orden sino brindar herramientas reales. Muchos llegan sin saber un oficio y se van con conocimientos que pueden cambiar su futuro”, remarcó Vera. Desde la UP3 destacan que cada taller implica no solo una actividad económica, sino un espacio de transformación personal. “El trabajo acá es una estrategia de dignidad. No es asistencialismo, es esfuerzo, aprendizaje y respeto”, sintetizó Raffo. Fuente: Despertar Entrerriano
Ver noticia original
 300 x 300 px.gif)
Examedia © 2024
Desarrollado por