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» Elterritorio
Fecha: 04/06/2025 15:56
Sergio Barrios trabaja hace más de 35 años en el reconocido kiosco de diarios y revistas Piturro. Conoció gente famosa, políticos y aprendió a lidiar con el humor de los clientes. Pensó que todo se terminaba con la pandemia e internet, pero confía en que la pasión por la lectura impresa resiste al paso del tiempo miércoles 04 de junio de 2025 | 7:00hs. Sergio Barrios comenzó a trabajar en el kiosco Piturro en 1989. Foto: Marcelo Rodríguez Una fuerte crisis económica terminó siendo una excelente oportunidad para Sergio Barrios, quien durante su adolescencia, cuando cursaba el tercer año de la secundaria, tuvo que salir a buscar trabajo para colaborar con su familia, que se vio golpeada -al igual que tantas otras- por la hiperinflación que sufrió el país en 1989. Lejos de quedarse con los brazos cruzados a esperar que todo mejore, Sergio y su papá salieron a buscar un empleo y esa situación lo terminó vinculando con un mundo en el que vive hace más de 35 años. Sergio contó que hubo venta récord de diarios por los 100 años de El Territorio. Barrios, el protagonista de esta historia, tiene 51 años y nació en Miguel Lanús -Posadas-. En ese barrio, su padre conoció a Roque Montiel, el dueño y creador de Piturro, el emblemático kiosco de diarios y revistas del centro de la capital provincial en el que trabaja hace más de 35 años. Su día arranca bien temprano con la repartición de diarios durante la madrugada y continúa más o menos hasta las 19, cuando regresa a su casa a descansar. Esa misma rutina se repite desde fines de los 80. Pasó por distintas etapas como cuando no había internet y las ventas eran mucho más fructíferas, pero supo reinventarse y, a pesar de que las épocas cambiaron, el negocio de vender diarios y revistas resiste al paso del tiempo. ¿Cómo nace la historia del nombre del kiosco ‘Piturro’? Él (Roque Montiel) saca el nombre de una historieta de la década del 70. Era parecida a Isidoro Quiñones, pero este (Piturro) era más picante para la época. Aparecía con señoritas, en actitudes ‘no santas’ digamos. Era prohibida para menores de 18 años. ¿Y este local hace cuántos años que está en este mismo lugar? Está acá más o menos desde el año 1973. Antes él (Montiel) era empleado de un señor de apellido Lezcano, que también tenía un kiosco de diarios en San Lorenzo y Bolívar. Después dejó de trabajar ahí, anduvo por Iguazú y cuando volvió a Posadas se enteró que el señor Lezcano había fallecido y que el kiosco había quedado a cargo de su hijo, pero como no le daba mucha importancia Roque decidió hacerse cargo y traerlo acá, donde en esa época funcionaba el Club Social, y ahí le dio el auge. ¿Permanece igual desde aquellos años? Se le realizaron modificaciones. En el año 1998 se cambió la estructura que tenía por la que tiene ahora. Mi patrón agrandó el kiosco un poco más de la cuenta y empezamos a tener problemas con la municipalidad por el tema de la ocupación de la vereda. ¿Cómo empezó tu historia con este kiosco? Empecé a venir a trabajar acá en el año 1989, urgido por la inflación de aquella época. Estaba en tercer año del secundario y recuerdo que ese año fue bastante duro, creo que no sólo para mí, sino que para la mayoría. Con mi viejo decidimos que tenía que buscar algún laburo y él tenía el dato de que acá necesitaban gente. Vinimos una mañana y ‘el Viejo’ (así llamaba Sergio a su patrón Montiel) le dijo a mi papá ‘si se anima que se quede y empiece ahora a trabajar’. Me paré acá enfrente y era un mundo nuevo. Me costó empaparme de todo esto. ¿Qué significa este kiosco para vos? Viví muchas cosas acá, a veces me pongo a pensar en eso. Tantas situaciones, tantas personas que conocí. Actores, músicos. Una vez fui a comer con Baglietto y Vitale. Estábamos vendiendo las entradas acá y le pedí al productor del evento para sacarme una foto con ellos, pero me invitaron a comer. Estuvieron muchos cantantes, políticos, acá vino Eduardo Duhalde. ¿Cómo es tu relación con la gente que pasa por acá, con el posadeño? La gente tiene sus días, como todos. Un día te levantás bien, otro más o menos y otro te levantás mal. Algunos vienen al choque, como decimos nosotros ‘a buscar pleito’, entonces a esos un poco le seguimos el juego. La gente se necesita descargar. Manejamos la ironía, entonces se sienten a gusto. Por eso vienen, si no van a pasar de largo. Se establece un vínculo con los clientes… Y sí. Mucha gente viene acá a buscar una opinión de los temas que están en agenda. Por ejemplo, a mí que soy de Boca, pueden venir a preguntarme qué opino de la llegada de (Miguel Ángel) Russo. Tengo que estar informado de todo. Leo los diarios todos los días, miro las redes. ¿Cómo hace un kiosco de diarios para ‘pelear’ contra todo lo que es la tecnología? Recuerdo que a mediados de los 90, cuando se empezó a hablar de internet, siempre venía un señor grande y nos preguntaba ‘qué van a hacer el día que dejen de vender revistas, ahora que se viene internet’. Y el Viejo le decía ‘quedate tranquilo, la gente nunca va a dejar de leer’. Después, en la pandemia, sentimos como que nos íbamos a fundir. Pero en ese momento la gente se cansó del celular, de la computadora, de la tele, y empezó a venir a buscar algo de lectura, algún crucigrama, algo para darle a los chicos para dibujar, y empezamos a resurgir otra vez. ¿Y hoy cómo es la situación? Y la verdad es que la gente no deja de leer, seguimos teniendo nuestros lectores de diarios. Pero sí, la competencia empezó con las nuevas tecnologías. Antes la gente se informaba por los diarios, por la radio, la TV. Un domingo venía un cliente y se llevaba 10 artículos (El Territorio, Primera Edición, Clarín, la revista Noticias, etcétera). Hoy con suerte tengo algunos clientes que vienen y llevan los dos diarios. Es la gente más grande, ¿no? Ahora se está dando una situación de que vienen muchos chicos, que parece que dan como actividad en la secundaria que lean los diarios. Pero generalmente los clientes sí son personas mayores. ¿Qué diferencia encontrás entre informarte por un medio escrito o por internet? En un medio escrito, lo que está escrito ya queda. Metimos la mata y vamos todos presos. Sin embargo, en un sitio web, se puede corregir sobre la marcha. Yo creo que el problema con los sitios de internet es que quieren tener la primicia y ahí se equivocan. Hace poco algunas asociaciones pidieron que se dejen de difundir tantas noticias falsas. Generalmente los diarios impresos se manejan con buena información. ¿Cómo ves el nivel de los diarios de Misiones? Creo que es bueno. A mí me satisface. En una época había uno que tiraba mucho para un lado y estábamos todo mal, mientras que el otro decía que estaba todo bien. Hoy eso lo veo un poco más equilibrado. Igual acá todos nos enteramos de todo. ¿Y los diarios nacionales se siguen vendiendo? Desde la pandemia dejaron de venir. Ahora sólo recibimos el Clarín de los domingos. Viene por tierra así que llega el domingo a la noche, por eso lo vendemos los lunes. Al ser un diario con mucho contenido, suplementos, la gente lo puede leer durante la semana. ¿Qué es lo que más se vende? Crucigramas, autodefinidos y pasatiempos. Los médicos se lo aconsejan a la gente mayor para tener la mente en movimiento. Una abuela siempre llevaba para jugar con su nieta. Ella compraba sus cruzadas y le llevaba el sudoku para su nieta. ¿Cómo es la organización de todos los productos que tenes exhibidos¿ ¿Se van cambiando de lugar? Sí, lo vamos modificando cada dos semanas. O los días de lluvia. Si pongo un libro acá, por ejemplo, la gente pasa todos los días y lo ve ahí en ese lugar. Cuando lo cambio de lugar vienen y me preguntan si ya lo vendí y cuando les contesto que no, que está en otro lugar, me lo compran antes de que otro se lo lleve. Eso me enseñó el Viejo, a ir cambiando las cosas de lugar. ¿Qué es lo que más le llama la atención a la gente? Las colecciones de autos, eso vienen y compran tanto hombres como mujeres. Si hay algo de deporte también. La diferencia que hay entre hombres y mujeres es que los hombres vienen y compran directamente lo que andan buscando. Sin embargo, las mujeres se toman su tiempo, miran otras cosas, buscan algo relacionado. ¿Recordás algún momento histórico que viviste acá en el puesto de diarios? La pandemia fue algo fuerte. No sabíamos cómo íbamos a seguir. Yo estaba preocupado. Pero empecé a googlear y vi todo que sí estaba habilitado y cuando vi que los quioscos de diarios sí podían trabajar fue un alivio. Antes de la pandemia uno de los eventos más importantes que recuerdo fue la muerte de Juan Pablo II. Creo que fue un sábado 3 de abril de 2005, entonces le dije al Viejo que íbamos a tener que pedir más diarios nacionales para el domingo porque nos los iban a pedir. En esa época se llegó a vender más o menos 300 diarios de cada uno: Clarín, La Nación, El Territorio, etc. Hoy vendemos unos 100 diarios por día, entre lo que se reparte y lo que compran acá en el quiosco. El lunes fue récord la venta de El Territorio por los 100 años. Se me terminó y mucha gente sigue viniendo a buscar. Perfil Sergio Barrios Vendedor de diarios y revistas Sergio Barrios nació en 1974 en el barrio de Miguel Lanús, en Posadas. Cuando cursaba sus estudios secundarios tuvo que salir a trabajar para colaborar con su familia y fue así que conoció a quien sería su patrón hasta 2009, Roque Montiel, creador de Piturro. Hoy, con 51 años, está al frente del kiosco, no tiene hijos y continúa viviendo en Miguel Lanús.
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