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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 03/06/2025 08:14
La orientación en la escuela secundaria, ese “apellido” que acompaña al título de egreso —ya sea en Ciencias Naturales, Comunicación, Economía y Administración, Arte, entre otras—, tiene un peso simbólico y funcional que todavía hoy genera debate. ¿Influye realmente en el acceso a estudios superiores o al mundo del trabajo? ¿Está pensada para las demandas actuales de los jóvenes y de la sociedad? ¿Funciona el sistema de elección y distribución? Para abordar estas cuestiones, desde Despertar Entrerriano entrevistamos a Carla Duré, vocal del Consejo General de Educación (CGE). La orientación: entre la especificidad y la flexibilidad Carla Duré sostiene que las orientaciones no deben funcionar como un destino cerrado, sino como un recorte de saberes que habilite trayectorias posibles: “La orientación no determina, pero sí puede influir. Brinda herramientas, familiaridad con ciertas áreas del conocimiento, pero no debe encasillar ni limitar las decisiones futuras”, afirmó. Las orientaciones están contempladas dentro del diseño curricular de la secundaria orientada, estableciendo una diferenciación entre el ciclo básico (común a todas) y el ciclo orientado (conformado por espacios específicos según la orientación). Esto permite introducir contenidos que, en algunos casos, favorecen la continuidad en estudios universitarios o técnicos afines a la orientación elegida. Sin embargo, esto solo se materializa si hay una implementación real y eficaz de esos espacios curriculares y si existe una articulación con otros niveles e instituciones: “Hay mucho camino por recorrer para fortalecer los vínculos entre la secundaria, la educación superior y el mundo del trabajo”, destacó ¿Funciona el sistema de orientaciones? Aunque el sistema de orientaciones propone libertad de elección, en la práctica existen condicionamientos estructurales. Muchas escuelas ofrecen una sola opción, o dos a lo sumo, según su planta docente y recursos. “Cuando un estudiante elige lo que hay porque no hay más, no hay libertad de elección”, subrayó Duré. Este fenómeno se intensifica en zonas rurales o localidades más pequeñas, donde el acceso a ofertas educativas más diversificadas es limitado. Además, en ciertos casos, el contenido específico de la orientación se diluye por falta de articulación entre las asignaturas. El documento del CGE enfatiza que no basta con cambiar el nombre de la orientación: “Es fundamental revisar los diseños curriculares y construir propuestas interdisciplinarias que respondan a problemáticas complejas y reales” . El enfoque interdisciplinar: más allá de las materias sueltas Uno de los ejes clave es la incorporación de un enfoque interdisciplinario y transversal. Esto implica que las orientaciones no deben organizarse como conjuntos estancos de materias, sino como experiencias formativas donde los saberes se articulan. Se distingue cinco niveles de integración disciplinar: Multidisciplinariedad: disciplinas separadas que conviven. Pluridisciplinariedad: disciplinas que convergen en un objeto común. Interdisciplinariedad: diálogo y cooperación real entre disciplinas. Transdisciplinariedad: generación de nuevos saberes a partir del cruce de disciplinas. Transversalidad: articulación compleja, superadora de la transdisciplinariedad . “Cuando la orientación se limita a sumar una materia más o menos, se pierde el verdadero sentido formativo. Debe haber proyectos, prácticas reales, articulación con problemas sociales y productivos”, remarcó. ¿Impacto en la empleabilidad o los estudios superiores? Depende… Aunque el título de secundaria con orientación puede aportar ventajas en ciertas carreras —por ejemplo, un egresado de Naturales puede tener una base más sólida en biología y química si opta por Medicina—, las universidades argentinas no suelen exigir una orientación específica para ingresar. En cambio, desde el punto de vista laboral, las orientaciones técnicas —regidas por el INET— sí habilitan salidas laborales más directas gracias a las prácticas profesionalizantes y la formación en oficios o sistemas productivos concretos. Las orientaciones comunes, como Sociales, Arte o Economía, no garantizan automáticamente una inserción laboral, aunque pueden aportar habilidades valiosas si se acompañan de experiencias significativas dentro de la escuela: ferias, proyectos, simulaciones, articulación con empresas o instituciones. ¿Y el futuro? Competencias, no etiquetas En un mundo donde los empleos más demandados aún no existen o cambian rápidamente, el foco no está solo en los contenidos, sino en las capacidades transversales pensamiento crítico, resolución de problemas, comunicación efectiva, trabajo colaborativo y capacidad de aprendizaje continuo “La secundaria tiene que dejar de formar para un único rol y empezar a formar para la adaptabilidad. La orientación es apenas una herramienta más. Lo que forma el futuro es la capacidad de pensar, crear y transformar”, concluyó Duré. Fuente: Despertar Entrerriano
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