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» El Ciudadano
Fecha: 25/05/2025 03:49
Luciana Mangó / Daniel Zecca Analía Antik dirige la maestría en Derecho Público de la Facultad de Derecho de la UNR y además es presidenta de la Asociación Argentina de Derecho Administrativo. Parada frente al desafío de la autonomía municipal, que seguramente quedará consagrada en la reforma constitucional de Santa Fe, propone como eje de una futura Carta Orgánica las reformas que se hicieron en la República de Estonia, tras la caída del bloque soviético, donde el eje es la centralidad de la dignidad de la persona. «Piensen en un plástico, una tarjeta de crédito, con un chip. Y ese chip contiene todos tus datos. Todos tus datos están ahí», le explicó Antik a El Ciudadano. Y agregó: «Tengo que tomar el transporte urbano, paso por ahí, porque aparte es una billetera, que yo puedo cargar, voy al médico, esa es mi credencial y está mi historia clínica. Voy a hacer cualquier trámite y ahí está mi identificación, está mi licencia de conducir, está mi seguro incluso cargado, todo está allí». Para la abogada, docente e investigadora de la UNR, el nuevo paradigama es dejar de pensar en función de la burocracia estatal y tratar de dar solución a los problemas de la gente. —Entre los debates de la autonomía que se viene para Rosario, después de que se avance con la reforma constitucional, está la representación política. Hay quienes señalan las ventajas de una elección de concejales por distrito. ¿Cuál es tu opinión? —En realidad, modelos de organización podemos pensar un montón. Lo que pasa es que primero tenemos que saber qué problemas tenemos que resolver. O sea, vos tenés que saber en qué escenario tenés que actuar y a partir de eso pensar la mejor organización para resolver esos problemas. Y entonces, claro, hay que salirse de la zona de confort respecto a si veníamos trabajando de esta manera o de esta otra, la representación popular se da de esta manera o de esta otra. La gente quiere que le resuelvan los problemas. Las competencias que surgen hoy de la Ley de la Ley Orgánica de Municipios son estas, pero a la gente no le importa. En el territorio quiere que le resuelvan un montón de cosas más. Y entonces en estos armados, en estas estructuras, en vez de pensar la burocracia como la venimos pensando clásicamente: ¿Qué conviene más? Que dividamos los seis distritos y generemos la representatividad por ahí. Bueno, quizás sea una forma de inmediatez y de acercar más las soluciones a la gente, pero también hay que pensar en organizaciones un poco más dinámicas, un poco más flexibles, un poco más resilientes, más adaptativas, porque los problemas son cada vez más complejos y hay una realidad: nosotros trabajamos con presupuestos rígidos. Entonces, ¿cómo hacemos para hermanar las capacidades presupuestarias de los municipios? Que acá la autonomía talla para hablar de este tema y los problemas de la gente que cada vez son más complejos y quizás las soluciones tengan que ser más transversales. Entonces, en las organizaciones, no solamente por la representatividad de los órganos deliberativos, sino las propias organizaciones que son competencias típicas de los intendentes, hablando de Rosario y de cualquier otra ciudad que dice, “bueno, yo pienso en tantas secretarías y en estas divisiones administrativas». Bueno, quizás (habría que) meterle un poquito de otro concepto, que puede ser la redarquía, ese trabajo en red, ese trabajo participativo, colaborativo, en donde te entran las vecinales y entran otras organizaciones de la sociedad civil, donde la academia no puede faltar, donde no pueden faltar quienes producen. Entonces, las organizaciones empiezan a pensarse, no en esa figura jerárquica piramidal a la que estamos acostumbrados, sino decir, bueno, ¿cómo complementamos esto con esto otro? Y esto en lo local, pensando la autonomía, bueno, es un lindo tema como para poner sobre la mesa y empezar a repensar esa ingeniería de organización. —Cuando se habla de autonomía se piensa en el tema de los tributos, el tema de los distritos, estas cuestiones, y vos hablás de que tiene que ver con un acercamiento a la ciudadanía. ¿De qué manera se vería esto reflejado? —Yo creo que es un cambio fundamental de enfoque, en vez de ver la burocracia, en vez de ver la organización estatal, en vez de ver cómo se ve el Estado a sí mismo para prestar los servicios, hoy la centralidad de la dignidad de la persona tiene que ser el eje a través del cual trabajemos estos temas. ¿Cómo hacemos para que los derechos de los ciudadanos estén en el centro de la discusión de todo lo que tengamos que ver en esta convocatoria y fundamentalmente lo que tiene que ver con el desarrollo y con la organización del territorio, que es donde la gente sufre sus problemas? Por más que haya actividades que nos afectan, que deriven del Estado nacional, provincial, la gente lo sufre y exige las soluciones en el territorio. Y entonces se me ocurre, como para concretizar un poco la idea, empezar a mirar el modelo estonio. Incluso el Banco Interamericano de Desarrollo genera un documento para América Latina y el Caribe recomendándolo. Y me parece que en el tema de autonomía y de gobiernos locales es como un gran ejemplo Estonia. ¿Por qué? Primero, hubo una gran convicción política y estratégica de producir los cambios, centrados en la gente. Y lo primero que pensaron es ¿cómo hacemos para darle libertad a la gente, protegerla y de alguna manera que se sienta parte de un país en donde esté incluido? Entonces pensaron en dos infraestructuras básicas que tenía que ver con esto, con una generación de fuerte personalidad, sumado a la protección de sus datos. Por un lado, fue todo lo que tuvo que ver con identidad digital. Esa fue la primera gran infraestructura y a mí me gusta explicarlo de la manera más fácil. Cuando nosotros tomamos nuestra billetera, tenemos adentro un montón de plásticos, las tarjetas de crédito, el DNI, la licencia de conducir, el carnet de la de la prepaga, el del club, imagínense, abran su billetera y fíjense todo lo que tienen y todo eso con posibilidad de perderse. Y esto tiene un montón de problemas para la gente. No se pensó en la gente. Y en realidad lo que los estonios pensaron es que ese plástico debía ser único, porque el sujeto tenía que desarrollar su vida relacionado a un montón de organismos, públicos y privados. Y entonces la identidad digital implicó el principio de esta tecnología. Piensen en un plástico, una tarjeta de crédito, con un chip. Y ese chip contiene todos tus datos. Todos tus datos están ahí. Pero la idea es esta, yo ahí tengo todo, entonces tengo que tomar el transporte urbano, paso por ahí, porque aparte es una billetera, que yo puedo cargar, voy al médico, esa es mi credencial y está mi historia clínica. Voy a hacer cualquier trámite y ahí está mi identificación, está mi licencia de conducir, está mi seguro incluso cargado, todo está allí. Y la segunda gran infraestructura es la firma digital, que es fundamental. Nosotros sabemos que cualquier cosa que tenemos que hacer, declaramos la voluntad y para saber que es nuestro y todo lo demás, firmamos de conformidad. Entonces ellos arrancan con esta idea y fíjense la libertad ya práctica que puede tener un ciudadano cuando sabe que con eso se mueve. —En un solo lugar está toda la información. —Esto tiene que ver con la centralidad de la dignidad de la persona. Entonces, es un cambio paradigmático respecto de cómo lo pienso. ¿Lo pienso de la organización estatal y de la burocracia o lo pienso de esta centralidad? Y esta centralidad me da soluciones diferentes. —¿Qué tipo de soluciones te otorga este concepto que no teníamos en el anterior? —Les cuento casos concretos. Hoy estoy hablando con un doctorando de la facultad que yo dirijo y me río porque me pide para presentar, mi currículum, de nuevo, que lo tiene, o sea, tienen acceso, piden documentos, piden su título de grado de nuevo, pide piden cosas que tienen, bases de datos que tienen, y que tienen que ser interoperables. O sea, que si yo me anoto para una carrera, hay que apretar un botón y tomar los datos y no estar molestando a la gente que presente cosas. En Estonia se llama, y en otros lugares también, el trámite de una sola vez o de un solo click. O sea, con un click yo termino el trámite, porque mis datos ya están en bases públicas y privadas. Obviamente, me tienen que preguntar cómo se usan esos datos, porque los datos son de los titulares, los datos son nuestros, pero no me tienen que estar pidiendo cada rato mi título, mi curriculum, y cosas, que están en bases, y que lo que tenemos que hacer es habilitar sistemas que sean compatibles para que esas bases sean interoperables. Y este es un carácter de la organización Estonia que es muy importante, amén de la protección de datos, la interoperabilidad de bases. Entonces, el ciudadano ni se entera que existe un Estado, y sin embargo el estado le presta un montón de servicios. —¿Vos creés que ese es el eje a partir del cual debería pensarse la idea de autonomía municipal? —Yo creo que cualquier normativa, cualquier poder de autonormación en lo que fuere, sea en materia de organización, sea en materia de tributos, que va a ser uno de los temas más importantes, y creo que de los temas es el que quizás más preocupe a la ciudadanía, porque piensa: “¿Autonomía? ¿Me van a cobrar más impuestos, va a haber más tasas? ¿Qué va a pasar con esto? Y el ciudadano creo que está en ese límite de paciencia, y lo vemos, ¿no? Porque hemos tenido elecciones, acá, en otros lugares, y vemos que hay poca participación. Entonces, bueno, para generar un poco otra vez el interés por lo público, bueno, le tenemos que dar a la gente justamente eso que le resulte piola, que le resulte que lo contiene, que lo incluye, que le resuelve los problemas, y al menor costo posible para el ciudadano. —¿En esa tarjeta, o en ese chip, figuraría hasta la historia clínica del ciudadano? —Claro, y que el ciudadano la entrega donde la debe entregar, porque los datos los comparte, si es la voluntad del ciudadano de compartir, salvo lo que sean datos que evidentemente el Estado necesita. Por ejemplo, en Estonia la declaración de impuestos la hace la persona de su celular en menos de 15 minutos. Está muy simplificado todo esto y también todo el sistema tributario. Entonces, a nivel local es donde más tenemos que empezar a modificar esto para hacerlo mucho más fácil para la gente. Yo quiero emprender alguna actividad o quiero construir mi casa, o tengo que hacer cualquier tipo de trámite, un permiso para ocupar mesas y sillas, o un permiso de obra, o lo que fuera, y todo tiene que ser muy fácil. Esto tiene que ser muy fácil y a muy bajo costo. Los Estonios, la frase que usaron para el gran cambio, del bloque soviético a una República, fue “vamos a hacer lo más fácil y lo más barato”. Entonces, fíjense que qué frase simple pero fuerte para generar los cambios necesarios respecto al relacionamiento con la ciudadanía. —Vos planteabas esto de más derechos para el ciudadano, menos burocracia. ¿Va a haber menos empleo en el municipio? —Yo creo que lo tenés que pensar más desde la función pública tradicional. Yo trabajé en el Estado, y está esto de que te dicen que los empleados municipales son vagos, que toman mate… Bueno, yo la experiencia que tengo es al contrario. Nosotros trabajamos en reformas importantes a fines de los 90 en la municipalidad y lo hicimos con todo personal de la municipalidad. No hubo contrataciones externas. Cuando hay una idea clara hacia dónde se va, qué queremos transformar y que son parte de esto, está bárbaro. Ahora, hay una realidad. Es viejo hablar que hay que achicar el Estado o hay que agrandar el Estado. Me parece que es una idea vieja, es una idea del siglo XX, esto es otra idea. Son ideas viejas y que generan más conflicto que soluciones. Yo creo que hay que tener una estrategia inteligente respecto a la alfabetización y capacitación de la gente que tenemos. Parar un poco con contrataciones que no necesitamos. Lo que yo he visto cuando me ha tocado ser funcionaria es que sobraba gente en un montón de lugares y faltaban en un montón de otros. Entonces, hay que empezar a trabajar con una distribución inteligente del personal, alfabetizarlo, capacitarlo, que puedan ascender en su carrera y que puedan tener una finalización de su carrera como corresponde. Pero parar un poco la mano respecto de seguir contratando gente. Porque si no seguimos en esto que tenemos un montón de personal que no lo no lo necesitamos para resolver los problemas públicos. La función pública tiene que ver con eso, no tiene que ver con que se me ocurre contratar personal suelto de los problemas que tengo que resolver. Esa es la contratación estratégica e inteligente que hoy todo estado debe tener porque trabajamos con presupuestos que no son de nadie, o sea son de todos. El presupuesto público tiene que tener una rendición constante y permanente hacia la sociedad. —¿Y crees que en este debate de la autonomía eh se debería incluir esto de la modernización digital, a partir de este concepto de la prioridad del sujeto y la dignidad de la persona? —Totalmente. Yo creo que hoy lo tecnológico es vital. Hoy no se puede pensar ninguna reforma sin lo tecnológico. Ahora, la importancia de la alfabetización digital hacia adentro y hacia afuera es porque sin lo humano nada funciona. Esto es así. —Desmitificando esto de que las máquinas o la tecnología van a reemplazar el trabajo humano. —Todas las revoluciones industriales han generado cambios de hábitos y la tecnología es un tema de adaptabilidad. Hay que tener cuidado con los sesgos, hay que tener cuidado con las brechas, hay que tener cuidado con excluir. Ahora, ¿la tecnología nos sirve para resolver problemas? Por supuesto que sí. Hoy existe una variedad y hasta por cuestiones de costos hoy hay mucha más accesibilidad. Entonces, también tenemos que trabajar inteligentemente en una estrategia. Fíjense que la Constitución trata en un capítulo, en la sección octava, de los derechos digitales. Debajo del título dice derechos y deberes digitales. Y está muy bueno porque este es un debate que nos tenemos que dar. ¿Qué son los derechos digitales? ¿Hacia dónde van? Pero lo humano, en tema de autonomía, como para darle un cierre de concretización hacia dónde queremos ir, queremos ir hacia modelos de ciudades inteligentes, inclusivas y sostenibles. Y para que la ciudad sea inteligente es eminentemente humana, pero con toda la ayuda de la tecnología, que aparte a cada rato va apareciendo algo nuevo que nos facilita la vida. El tema es elegir justamente aquellas que nos faciliten la vida, que incluyan y sean sostenibles, y no aquellas tecnologías que no sirven para eso y que lo único que hacen es complicarnos la solución de los problemas. Y ahí está la estrategia de qué vamos a hacer en este mundo digital, de qué nos vamos a servir. La tecnología es para los humanos, es para servirnos. Bueno, para eso tenemos que conocerlas muy bien y empezar a trabajar en grupos interdisciplinarios, justamente para utilizarlas de la mejor manera posible. —¿Tuviste charlas explicando este concepto con aquellos que van a tener en sus manos la Carta Orgánica municipal? —Charlamos, charlamos todo el tiempo. Nosotros tenemos en la facultad un laboratorio de innovación sostenible. Tenemos relaciones institucionales con el Concejo, con la municipalidad, con la provincia. Realmente muy buen diálogo, siempre las orejas están abiertas y tomando también el modelo Estonio, la academia, las fundaciones, las organizaciones no gubernamentales, fueron un sostén fundamental de las grandes transformaciones. Acá no nos podemos perder de eso, de esas miradas un poquito más desapasionadas que puedan decir en el momento justo algo que tiene que ver con la experiencia, con un montón de otras cosas, pero yo creo que la academia en este proceso es fundamental, y lo que vemos es muchísima apertura a escuchar y a dialogar y a tener todos estos intercambios que son enriquecedores
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