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  • El futuro de las retenciones: cómo impactará en el agro la decisión de mantener la baja para el trigo y las dudas con la soja

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/05/2025 02:59

    La cosecha de trigo del 2024 superó las 20 millones de toneladas, de las cuales se terminarán exportando 13,5 millones (Foto: Reuters) La decisión del Gobierno de extender más allá del 30 de junio y hasta marzo de 2026 la reducción de las retenciones al trigo y la cebada de 12% a 9,5% se quedó a mitad de camino de lo que el sector esperaba, pero representa, según coincidieron varios referentes del agro consultados, un paso en la dirección correcta de ir eliminando impuestos y mejorarle la rentabilidad a los productores. El ministro de Economía, Luis Caputo, hizo este anuncio el martes pasado vía redes sociales, como es habitual. “El Gobierno nacional decidió extender la baja temporal de retenciones para el trigo y la cebada hasta el 31 de marzo de 2026. Los derechos de exportación de estos productos habían sido reducidos a finales de enero hasta el 30 de junio de este año. Con esta prórroga, el beneficio se va a extender por 9 meses más abarcando la próxima cosecha fina que se está comenzando a sembrar en estas semanas”, escribió. Y siguió: “Las exportaciones de estos productos y sus derivados acumulan alrededor de USD 4.000 millones por año, cerca de un 5% del total de las exportaciones argentinas. Cabe aclarar que esta medida no se aplicará a la soja, el maíz, el girasol, el sorgo y todos sus subproductos cuyo derecho de exportación volverá a los valores de enero”. La medida generó un impacto inmediato en el sector agropecuario. Representantes de las principales entidades del campo destacaron que la decisión aporta previsibilidad a la campaña fina y mejora la rentabilidad por hectárea. Pero también advirtieron que el alivio debe ser permanente y extenderse a otros cultivos. Esta medida no se aplicará a la soja, el maíz, el girasol, el sorgo y todos sus subproductos cuyo derecho de exportación volverá a los valores de enero (Caputo) La medida anunciada en enero fue que hasta el 30 de junio, los porcentajes de retenciones sobre los principales cultivos bajarían de la siguiente manera: la soja (poroto), del 33% al 26%; sus derivados, del 31% al 24,5%, los derechos para la exportación del trigo, del 12% al 9,5%, al igual que la cebada, el maíz y el sorgo. El girasol pasó de 7% a 5,5%. Desde julio, excepto para el trigo y la cebada, se revertirá ese recorte. Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), afirmó a Infobae que “las retenciones son un impuesto que frena las inversiones en el sector y no generan desarrollo económico”. Recordó que a principios de año ya habían manifestado que esta baja temporaria sería bien recibida siempre y cuando estuviera orientada a su eliminación definitiva. Sobre la prórroga, sostuvo: “Lo seguimos sosteniendo hoy. Esta rebaja debe ir a cero”. En cuanto a la campaña gruesa, permanece en suspenso. Pino remarcó que “todavía faltan 40 días para que esta transitoriedad en las alícuotas pueda ser reconsiderada”, en referencia al plazo en que vencerá el esquema vigente para los cultivos de soja y maíz. Pero el Gobierno ratificó varias veces que las retenciones volverán a sus valores de enero. Caputo, de hecho, volvió a decirlo en un evento en la Bolsa de Comercio de Córdoba (BCC). En el caso de la soja, las retenciones volverán a subir en julio, aunque el sector igual se mantiene expectante A su vez, Carlos Castagnani, presidente de CRA, planteó: “Valoramos estas medidas que buscan aliviar la carga de los productores y potenciar la competitividad del campo argentino”, pero coincidió en que “la apertura de un camino hacia la eliminación total de las retenciones es clave”. Influencia en la siembra de trigo Algunos expertos afirman que este anuncio llega un poco tarde para incidir en la decisión de siembra del trigo, que comienza a fin de mes, pero otros creen que “el momento del anuncio fue clave, ya que los productores están dentro del tiempo lógico para tomar estas decisiones”. “Entendemos que es una buena señal para la definición de la campaña y puede influir en la decisión de siembra. Es un paso en el camino de la eliminación total de las retenciones y creo que va a impactar”, dijo una fuente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). El informante agregó que además de las retenciones, los productores evalúan la rentabilidad del producto, los precios relativos del trigo, el costo de implantación”. Es una buena señal para la definición de la campaña y puede influir en la decisión de siembra. Es un paso en el camino de la eliminación total de las retenciones y creo que va a impactar (BCR) “Todos los números estuvieron muy justos en los últimos ciclos. Con precios internacionales flojos y un valor local de $210.000 la tonelada de trigo, las retenciones más bajas ayudan, pero no son determinantes a la hora de tomar una decisión de siembra. Ezequiel de Freijo, economista de la SRA, consideró que la decisión del Gobierno “quizá llega un poco tarde para la definición del área sembrada, pero el productor sí está a tiempo para definir el paquete tecnológico”. “Sabiendo que tenés menos retenciones, le podés poner más fertilizantes y mejorar los rendimientos. Para eso llega bien”, sostuvo De Freijo. La Bolsa de Comercio de Rosario estimó para la campaña que viene una siembra de 7,2 millones de hectáreas de trigo, la segunda mayor proyección histórica. El año anterior se sembraron 6,9 millones de hectáreas, con una cosecha de 20,1 millones de toneladas. De esa cifra, 13,5 millones se exportarán -aún no se terminó de vender- y 6,5 millones se destinarán al mercado interno. Beneficios proyectados para el productor Con una proyección de 21 millones de toneladas de trigo y 3 millones de cebada cervecera para la campaña 2025/26, el impacto fiscal y económico de la medida resulta significativo. El ahorro total para los productores sería de USD 140 millones, equivalentes a 6 dólares por tonelada. De ese total, USD 94 millones corresponden a ingresos fiscales no percibidos por el Estado (Foto: ARCA) De Freijo calculó que si toda la campaña se comercializa con el nuevo esquema del 9,5%, el ahorro total para los productores sería de USD 140 millones, equivalentes a 6 dólares por tonelada. De ese total, USD 94 millones corresponden a ingresos fiscales no percibidos por el Estado, mientras que USD 36 millones se relacionan con el efecto distorsivo que generaban las alícuotas más altas en el resto de la cadena comercial. Según sus cálculos, si la retención continuaba en 12%, el impacto por tonelada era de USD 28. Con la baja a 9,5%, se redujo a USD 22, por lo que se genera una diferencia de USD 6 que queda en manos del productor. El ahorro total para los productores sería equivalente a 6 dólares por tonelada (Freijo) De Freijo destacó que la medida es “un signo de que hay una voluntad de continuar con ese proceso de alivio fiscal”, aunque aclaró que persisten múltiples distorsiones. La preocupación central del productor sigue siendo el clima, seguido por las regulaciones estatales y los precios de los commodities. Luego, vienen los costos de insumos, que este año convergieron hacia valores internacionales. La baja de aranceles a insumos agrícolas como fitosanitarios y fertilizantes, implementada en 2024, mejoró el acceso a tecnología. A esto se suma una reducción parcial en los costos logísticos. Para los actores del agro, las señales de mediano y largo plazo son claves para planificar inversiones. Y mucho más ahora, ya que la discusión sobre la continuidad o no del esquema actual de retenciones se da en un contexto de márgenes ajustados, volatilidad climática y precios internacionales estancados. La definición del rumbo fiscal hacia el segundo semestre podría influir no solo en la campaña gruesa, sino también en las decisiones de inversión de las empresas proveedoras de insumos y servicios del sector.

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