24/05/2025 09:16
24/05/2025 09:14
24/05/2025 09:14
24/05/2025 09:13
24/05/2025 09:12
24/05/2025 09:10
24/05/2025 09:10
24/05/2025 09:10
24/05/2025 09:10
24/05/2025 09:10
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/05/2025 02:50
Sumo: "Mañana en el Abasto", presentación de After Chabón en Obras (YouTube: (YouTube: GillespiOnline) Una foto y un posteo en las redes, un fenómeno propio de estos tiempos, provocó un inmediato viaje al pasado y desató la fiebre de una época. “Encontré unos 40 casetes en una caja en el altillo. Son de hace 30 o 40 años. Hay para entretenerse”, escribió el trompetista Marcelo Rodríguez, más conocido como Gillespi, junto a una imagen que documentaba el hallazgo. Fue un golpe directo a la nostalgia, a la información que circulaba de mano en mano, a ese protospotify clandestino y de carne y hueso que durante los 80 y 90 era la forma más directa y económica de acceder a la música. Desprolijamente rotulados, algunos manuscritos y otros tipeados a máquina, sintetizan un mapa geopolítico posible del under de aquellos años. Sumo en Obras. After Chabón Divididos. Primer demo Las Pelotas. Homenaje a Luca en Cemento Pachuco Cadáver. Arpegios Y siguen las firmas. La foto encendió los recuerdos entre el público que la vivió de primera mano y también entre los que accedieron al mito a través del legado generacional. Un material que no solo legitimaba la leyenda, sino que permitía una aproximación arqueológica a algunos de los días más felices de nuestras vidas. El responsable de este cimbronazo fue Gillespi, músico, conductor y protagonista de esa escena, como colaborador permanente de la última etapa de Sumo y con fuerte presencia en los respectivos desprendimientos ocurridos luego de la muerte de Luca Prodan, el 22 de diciembre de 1987. Fue parte del embrión de Divididos, junto a Diego Arnedo y Ricardo Mollo cuando todavía no tenían baterista; integró formalmente Las Pelotas junto a Germán Daffunchio, Alejando Sokol y Superman Troglio y formó parte de la aventura de Pachuco Cadáver que comandó Roberto Pettinato mientras iba y volvía de España. Las Pelotas en Cemento en el homenaje a Sumo: "Divididos por la felicidad" (YouTube: GillespiOnline) “Fue un hallazgo cien por ciento casual” dice Gillespi, ante la invitación de Teleshow de reconstruir su descubrimiento. La historia se remonta a comienzos de los 2000, cuando durante una mudanza terminó acumulando cajas y bolsas de consorcio en el altillo de su casa. “Un guarda tutti en un galpón típico conurba”, resume con una gran metáfora visual. 25 años después, se le ocurrió buscar un estuche de trompeta antiguo, que debía andar por ahí. Y en medio del caos, dentro de una caja prolijamente embalada, estaban los casetes. La curiosidad lo llevó de inmediato a una Technics de época que agradece haber mantenido a resguardo de la era digital. Le dio play y fue lo más parecido a viajar en el tiempo. A la potencia única de Sumo sobre el escenario de Obras, a la introspección de los ensayos de lo que iba a ser Divididos en el sótano de El Palomar, a las madrugadas peloteras en Cemento o Arpegios. ¿Qué podía hacer con todo eso? Enseguida encontró la respuesta. “Lo primero que se me ocurrió fue subirlo a Twitter”, dice, como reacción espontánea. Y notó que esa foto de los casetes potenció las interacciones promedio de la red social. Los comentarios se repartían entre el valor documental del material encontrado y el retorno simbólico a aquellos años lejanos. La búsqueda de la juventud perdida y también de una música y una cultura rock que ya no existe como tal, acercada por alguien que formó parte de la historia. La foto sirve como radiografía de los últimos años de Sumo y la situación que vivió el grupo tras la muerte de Luca. “Yo estaba en la cocina de eso, y viví muy de cerca el momento de transición. Quedamos huérfanos y se armó una amistad muy linda con los músicos”, evoca Marcelo, y pasa lista de aquel amargo verano del 88. “Pettinato, que era un poco mi referente, se había ido a España y me dejó de garpe; el resto se fue para Córdoba y fundaron Las Pelotas y yo terminé con Mollo y Arnedo en el sótano de El Palomar, que era la sala histórica de Sumo”. Sumo: "Lo quiero ya", presentación de After Chabón en Obras (YouTube: GillespiOnline) En aquel lejano oeste, Gillespi no sentía que se estaba gestando un grupo. Lo veía más como un encuentro de amigos más de índole terapéutica que musical. Tocaban sobre una batería electrónica en la que Mollo ponía un ritmo random y sonaba cualquier cosa. “La idea era juntarnos, hablar, tocar, y no había un horizonte claro”, cuenta el trompetista y resume cómo se fue organizando el tablero de la diáspora. “Ellos habían sido camaradas previo a Sumo y con el tiempo definieron lo que querían hacer y armaron Divididos. Yo era un satélite; toqué un tiempo con ellos, vino Petti y armamos Pachuco Cadáver, y después terminé tocando muchos años con Las Pelotas. Uno de los tesoros que ya está subido a su cuenta de YouTube es la presentación oficial de After Chabón en Obras, el 10 de agosto de 1987. Fue la última vez de Sumo en El Templo del Rock y uno de sus últimos conciertos, ya que Luca moriría a fin de ese año. Gillespi tocó esa noche, -hay una emblemática foto en camarines junto a los Sumo y el manager Timmy McKern-, y también le alcanzó los casetes vírgenes al sonidista Mario Lastiri para que registrara el concierto. No era una práctica habitual en un grupo acostumbrado a la improvisación. “Siempre había una casetera, pero a nadie le importaba grabar. Nadie tenía la perseverancia y estaban en otra. No había una conciencia de que Sumo podía ser una banda trascendente”, justifica. Pero a Gillespi le servía ese material por otros motivos. Tanto en el walkman ida y vuelta a su casa de Monte Grande como en el grabador doble casetera típico de la época, gastaba las cintas para desentrañar qué tenía que tocar. No había partituras ni directores de orquesta que lo guiaran. En cambio, un compañero de andanzas que lo obligaba a estar despierto. “Petti venía del free jazz y era bastante impredecible en cómo encaraba su saxo. Igual terminamos haciendo unos lindos arreglitos y en los últimos shows del 87 hasta hubo sección de vientos en algunos temas”, recuerda. Volviendo al tiempo presente, Marcelo tenía demasiada información en esa caja ante sus ojos cada vez más abiertos. Y la alarma de notificaciones no paraba de sonarle, entre consejos técnicos, recuerdos y curiosidades. Él expresó su gratitud y siguió alimentando las expectativas. “Me están poniendo presión... Las grabaciones son sorprendentes. Solo escuché algo. Pero es historia pura. Obviamente, las voy a compartir con todos. Tengo que ver cómo”, escribió. Y se puso manos a la obra. Luis Alberto Spinetta: "Resumen porteño", con una de sus grandes formaciones (YouTube: GillespiOnline) Las siguientes fotografías parecían de una sala preoperatoria antes de una intervención de riesgo. Tijeras, cinta adhesiva, lápices, caseteras. Una postal anacrónica para un proceso de digitalización que lleva su tiempo y su exigencia. Por un lado, cada transcripción debe medirse en tiempo real. 30 minutos en el mundo analógico son 30 minutos en el digital, no hay otra. Por el otro, hay tener sumo cuidado con un material de vida útil limitada, y de casi 40 años atrás, por más de su inexplicable buena conservación. Gillespi prometió y cumplió. Avanzó y rebobinó lo necesario para sacarle el mejor sonido a las cintas, tuvo que intervenir quirúrgicamente en las “esponjitas de los cabezales”, y mostró algunas canciones en su programa de Radio Provincia que luego subió a su canal de YouTube. Allí se puede ver el “primer rescate” del último Obras de Sumo, con la palabra de Luca Prodan y las versiones de “Lo quiero ya” y “Mañana en el Abasto”. Otra grabación refleja el cumpleaños del italiano en 1991, con Las Pelotas en estado de gracia: “Sokol encendido. Cemento desmadrado de gente. Llenísimo. Hubo que parar varias veces el show por los desbordes”, comenta el músico como si fuera una ficha técnica extraída de su memoria. Y para finalizar, un out of context para el universo sumero: se trata de Luis Alberto Spinetta interpretando “Resumen porteño”, que Gillespi no recuerda dónde ni cuándo lo registró. Por el estilo de tocar el bajo, llegó a la conclusión que lo ejecuta Machi Rufino y completa la banda de memoria. “Guille Arrom en guitarra, Mono Fontana en teclados y Jota Morelli en batería". Una jjoya,entre tantas, de un material que lo desvela. Sumo en Obras: Ricardo Mollo, Timmy McKern, Diego Arnedo, Roberto Pettinato, Luca Prodan, Germán Daffunchio, Gillespi y detrás, Superman Troglio —¿Hablaste con los otros ex Sumo sobre qué hacer con esto? —Hablé con Ricardo y le agarró un ataque de risa. Pasó tanta agua bajo el puente, pero esto no tiene otro destino que compartirlo con la gente. No me voy a poner con la cinta para negociar con alguien; yo soy un testigo, un fotógrafo del momento. Hubo gente que me dijo que hiciera vinilos, pero están locos. Esto tiene que ver con lo que sucedía en vivo: siempre se dijo que los discos de Sumo no reflejaban lo que era la banda, y coincido. En estudio, el grupo era más prolijo, pero en vivo daba miedo. —¿Y qué te pasó a vos cuando lo viste? —Me sirvió para encontrarme con esa parte mía que quedo ahí atrás. Y también para tomar conciencia de las cosas que fui haciendo, porque con los años se va perdiendo eso. El paso del tiempo es muy cruel, borra la historia y la gloria. —¿No te sentís reconocido? —Sí, pero los pibes de 20 no tienen idea de quién soy. Por eso me gustó volver a revivir eso, y es interesante lo que pasa en YouTube con la cantidad de gente que va subiendo cosas porque se va completando la historia y esa leyenda de repente cobra vida. En los shows de Sumo no había gente interesada en sacar fotos ni en grabar. Siempre me llamó la atención la cantidad de material que hay de Los Beatles en The Cavern; bueno, eso con Sumo no pasaba. Y ni me imagino qué tendrán para decir los amigos de Almendra o de Manal. El posteo de GIllespi que despertó curiosidad entre los fans de Sumo Mientras comparte este material del pasado, Gillespi no pierde el ojo en el presente. Cada vez más asentado en su rol de conductor radial, se luce todas las noches en Perdidos en el espacio, su ciclo de Radio Provincia, y como ladero de Alejandro Dolina en el clásico La venganza será terrible. Y actualmente está enfocado en Forma, el disco que grabó con el tecladista Álvaro Torres y presenta este martes 27 en Café Berlín. “Lo grabamos en forma casera, en ambos estudios, tiene una atmósfera que te hace acordar Spinetta Jade”, expresa, tendiendo otro puente con los añorados ochentas. Y casi sin querer, sus palabras vuelven a aquellos casetes. A ese guiño que el azar le puso en el camino para ser por un rato el arqueólogo de una era perdida. Asumiendo el riesgo de quizás ser perjudicial para una leyenda demasiado perfecta para ser adulterada. En sus palabras, se trata de “completar los agujeros que hay en la historia del rock y de los que humildemente formé parte”. Y como adelanto, promete algunos demos de Las Pelotas de ese discazo que fue Máscaras de Sal. “Se había ido Superman Troglio y todavía no había entrado Gustavo Jove, entonces grabábamos con batería electrónica. Hay una versión de ‘Si supieras’ que tenés que escucharla”, revela entusiasmado. Será cuestión de activar las notificaciones y los sentidos y estar atentos a los tesoros que Gillespi tiene para compartir.
Ver noticia original