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» Diario Cordoba
Fecha: 23/05/2025 20:39
Ganado: Cuatro novillos de El Cotillo-Hermanos Collado Ruiz, para la lidia con picadores, y dos, tercero y sexto erales de Enrique Ponce. Bien presentados los seis. De los utreros, los mejores han sido primero y quinto, nobles y con buen son. Segundo y cuarto, nobles pero a menos en la muleta, con peor condición. Los dos erales, nobles pero un punto incómodos y con dificultades. Fuentes Bocanegra: estocada atravesada y descabello (vuelta al ruedo tras petición de oreja y aviso) y estocada atravesada y ocho descabellos (palmas tras aviso). Javier Zulueta: estocada (oreja) y estocada (dos orejas) Manuel Quintana: estocada casi entera contraria (oreja) y media estocada (orejas) Incidencias: Plaza de toros de Los Califas. Novillada del abono de la Feria de Mayo. Un cuarto de entrada en tarde calurosa. Recuerdo un tentadero en el que el V Califa preguntó varias veces por Lolillo. ¿Ha llegado Lolillo? ¿No viene? Fernando Sacromonte le contesto algo que no llegamos a escuchar pero había algo en la insistencia de Benítez que me puso a cavilar. Y desde entonces, después de verlo varias veces y de comentar su andanzas con Antonio Tejero, que lo acompaña, tenía la esperanza de que Quintana, desde hoy Manuel, nada de Lolillo ni de Lolo, diera una sorpresa. Y es que tan callado es Manuel como su entorno, que siempre respondía con un “vamos a ver qué pasa” cuando se les preguntaba por el joven torero. Y así ha llegado el día de su debut en Los Califas y a la primera se ha puesto a torear a la verónica como sólo pueden hacerlo los elegidos. Un viejo aficionado del tendido 1, tras ver al torerillo de blanco y plata ejecutar la tanda de lapas, ha afirmado: “Hay tíos con 20 años de alternativa que no son capaces de torear así de capote”. Y es cierto. El recibo a su primer eral será recordado siempre por los que lo vimos. El capote cogido con las palmas de las manos, cortito de esclavina, la cadera mecida, el pecho fuera, ganando terreno a los medios:.. Ha habido tres lances de la suerte fundamental que han parado el tiempo, en especial uno que parecía eterno por el temple del novillo que casi se para en la embestida. La sorpresa, mayúscula. Los comentarios, disparados. La ilusión del sufrido aficionado cordobés crecía por segundos… Los había que citaban al Finito de los 80, otros aseguraban que si aquello lo hace Juan Ortega hubiéramos tenido que recetar un calmante a la concurrencia. No sabemos qué será de Manuel Quintana en el futuro, pero sus acciones cotizan la alza desde esta tarde. Y es que de Manuel Quintana sorprende lo que se ve y lo que se intuye. Lo que se ve es un torero con un corte extraordinario, con una madurez sorprendente, con una torería innata. Lo que se intuye es que goza de una cabeza privilegiada, que es capaz de resolver y de remontar la adversidad, algo vital en un oficio donde los triunfos son islas y las frustraciones océanos. Sus dos novillos, que han sido nobles y se han movido con el aire descompuesto típico de los erales, han tenido más teclas que un piano. Otro hubiera navegado por allí buscando terrenos y rumbo, pero Quintana ha sabido ir sobando, sometiendo, probando alturas y distancias hasta que ha conseguido momentos de indudable calidad con la muleta. Quitana ha cortado dos orejas en su segundo novillo. / RAMÓN AZAÑÓN El primero de su lote, toreado ya, como se ha dicho, con la capa de forma extraordinaria perdía las manos al principio de la faena de muleta. Manuel intentaba someter la embestida por bajo pero el animal se caía, se salía de los muletazos. Sin embargo, ha ido sacándolo poco a poco del tercio, cambiándole los terrenos, llevándolo a media alturita hasta que el animal se ha ido entregando. Como resultado, tres tandas, dos del derecho y una del izquierdo, de calidad. Y luego los cambio de mano, y los de pecho, y por alto. Faena impecable, trabajada. Con el segundo, el que cerraba el festejo, no ha conseguido acoplarse con el capote, pero de muleta ha repetido el esquema de consentir y templar al animal hasta que ha conseguido muletazos estimables por ambas manos. Y como antes, cambios de mano, trincherazos y trincherillas y unos doblones por bajo de auténtica categoría. La espada, medio enterrada en el eral, fue suficiente para que doblara y le cortara dos orejas. Pero los trofeos, a estas alturas, incluso considerando que son revulsivo imprescindible, dan igual porque se nos queda en la memoria lo que hemos visto. Y lo que no. Ojo, porque lo que se intuye es la promesa de que podemos tener torero. Zulueta muestra las dos orejas que ha cortado a su segundo. / RAMÓN AZAÑÓN Javier Zulueta, figura de la novillería, ha acompañado a Quintana por la puerta grande tras cortar tres orejas que debieron ser dos. Y es que desorejó al segundo de su lote sin que la faena haya tomado elevados vuelos ni haya transmitido al tendido como para alcanzar semejante premio. Mal el palco. Conste que de eso se ha beneficiado luego Quintana, cuyo segundo trofeo del cierra plaza igual no hubiera caído sin el precedente del sevillano. Como decimos, Zulueta es un torero cuajado pero que no ha terminado de acoplarse con el noble quinto, un colorao chorreao precioso de hechuras. Es cierto que el animal le punteaba el engaño pero él no ha sido capaz de corregir el defecto. Tampoco de mantener el tempo de la faena, que ha bajado mucho cuando, tras una buena tanda por el pitón derecho, se ha decidido a torear al natural. Aseado es su balance con uno de los dos mejores novillos de la tarde. Con el primero de su lote, más incómodo sin llegar a ser deslucido debido a su nobleza y a ciertas posibilidades tampoco ha conseguido transmitir salvo en momentos puntuales. Fuentes Bocanegra es voltedo por su segundo novillo de la tarde en la plaza de Los Califas. / RAMÓN AZAÑÓN El que no ha tenido el día ha sido Fuentes Bocanegra. Tiene la hierba en la boca. Tiene valor. Y madurez, y técnica, pero ayer no terminó de coger el ritmo al buen primero y navegó sin demasiado acoplamiento con el cuarto. Con el colorao que abrió plaza y festejo, un toro con más de 500 kilos, ha alcanzado momentos de lucidez en tandas y muletazos sueltos pero no ha habido un planteamiento armado, completo. Con aseo y pulcritud, sí, pero demasiado encimista, sin terminar de acertar con terrenos y planteamiento. Los muletazos le han salido limpios cuando conseguía desplazar al animal, pero cerrado en el tercio aquello no terminaba de romper. Con el segundo de su lote, un novillo con el viaje más corto y con guasa, ha conseguido muletazos estimables por el izquierdo y, tras una fea voltereta, se ha enfibrado y ha sido ahí cuando la plaza mejor le ha respondido. Luego se ha puesto pesado con el descabello y se ha ido andando para el hotel.
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