Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Goyo Etcheverry siempre está volviendo

    Concepcion del Uruguay » 03442noticias

    Fecha: 23/05/2025 00:20

    El pasado domingo, sobre el verde césped del estadio Núñez, Gregorio Etcheverry, el Goyo, dejó caer un par de lágrimas. Con un brazo en alto saludaba a la platea, mientras con el otro recibía un reconocimiento de Gimnasia, el club al que dedicó más de 20 años de su vida. Acompañado por el abrazo de su amigo Roque “Bidón” Rodríguez, el utilero, y el presidente del club, Goyo se despedía como kinesiólogo de los planteles de la B Nacional, el Federal A y las inferiores del Mensana. “Yo soy muy malo para las fechas”, confiesa Goyo con una sonrisa, recordando sus inicios. “Estaba recién recibido, fue cuando llegó el Tano Pernía como técnico, allá por fines de 2002 o principios de 2003” (6 de abril de 2003 debutó Pernía como local derrota ante Defensores de Belgrano 0-2). Así comenzó su paso en Gimnasia, con el título de kinesiólogo bajo el brazo y sin experiencia, pero con un mentor que marcó su camino: Marcelo Ledesma, leyenda del básquet y kinesiólogo. “Me fue a buscar a mi casa. Me dijo: ‘A vos te gusta el deporte, fuiste buen alumno, te va a gustar’. Yo estaba en foja cero, necesitaba trabajar”, recuerda. Ledesma lo acompañó en sus primeros pasos hasta que lo soltó y esa soltada duró más de dos décadas como responsable de los músculos, lesiones y también bajones de los jugadores, porque además, con seguridad, ponía la “oreja” para escuchar a los integrantes de los distintos planteles, muchos de ellos colmados de gurises que comenzaban con sus carreras en el juego, algunos lejos de sus casas, de sus afectos, conteniendo y alentando aunque “siempre intenté enfocarme en mi profesión, en recuperar a los jugadores, y mantenerme al margen de los intereses del fútbol”, asegura. No todo fue fácil. Hubo una pausa de casi dos años, cuando el club, en tiempos de vacas flacas y con Enrique Glezer al mando, no pudo sostenerlo. “Tenía una hija creciendo y necesitaba trabajar. El club me dijo: ‘No podemos bancarte más’. Fue duro, pero volví porque ese era mi lugar”, cuenta. Y volvió para quedarse, dejando una gran huella. Deporte y Facultad Cuando surge la Facultad, su alto cargo, su trabajo como docente y cómo es el cruce, como se vinculan dos profesiones diferentes, Goyo no duda “yo lo tomé de una manera muy especial y creo que me retroalimenté de una y de la otra. Estar en el campo con jugadores, rehabilitando todos los días fue un insumo y una herramienta muy importante para la docencia. Estoy haciendo una tesis doctoral con respecto a los valores del deporte, porque da muchos valores y criterios que muchas veces los aplicamos en la universidad. Dando clases, cuando discutimos y hablamos de los valores que transmite el deporte, de solidaridad, de lealtad, de compañerismo, de organizarse, de planificar, todas esas cosas que te da el deporte y al revés, la docencia con mis jugadores, con los cuerpos técnicos. Hemos hablado en viajes enteros de qué hacemos, qué no hacemos, cómo hiciste cómo no hiciste y disfrutaba de las dos maneras. Salía de una reunión con autoridades universitarias y me iba al micro con los pibes a tomar mates y a hablar de cualquier cosa. Eso me ha enriquecido. Teníamos un profe que nos decía que al sistema nervioso había que distraerlo, si vos te quedas siempre con lo mismo el entrenamiento de la inteligencia, ella también va por ahí. Hay que poder saber irse de un lado al otro y bueno, el fútbol, el deporte, te pone en un lugar que sos uno más. Las dos cosas me han complementado, me han servido mucho para crecer como persona y he podido convivir con. La despedida La despedida no fue una decisión impulsiva. Goyo la meditó con su hija, su psicóloga y charló con amigos como Nico Torres, Luciano Leguizamón, Roque Rodríguez y ex entrenadores como Hilario Bravi y Pilo Tonelotto. Con Rubén Azario acá en la Facultad. “No estoy cansado, pero soy de comprometerme al 100%. A un jugador lesionado no le podes decir ‘hoy no voy’. Elegí el mejor momento para irme, dejando la puerta abierta para que venga un pibe joven, como me buscaron a mí en su momento”, explica. El reconocimiento del domingo fue un reflejo de su legado. “Me sorprendieron los mensajes de jugadores que no veo hace 15 años. Que destaquen mi profesionalismo está bueno, pero que me digan ‘Goyito, gran persona’ es lo que me llevo”, dice emocionado, repitiendo: “Me llevo eso”. Entre cientos de viajes y anécdotas, Goyo recuerda momentos imborrables: las victorias por penales en Copa Argentina con Hilario Bravi como DT, el partido contra San Lorenzo, pero también el dolor del descenso. O aquella vez que Rodrigo Llinas, ex arquero del Lobo, le cruzó un auto con un machete, un salame y un queso para compartir, o cuando Alfredo Grelak y Llinas lo colgaron de una ventana en un hotel. Sonrisas y lágrimas que forjaron al Goyo que hoy, recostado en un sillón, mira el techo y sabe que el viernes, cuando el colectivo parta con el plantel, él ya no estará. El Goyo Etcheverry, el kinesiólogo del Lobo, ya es parte de la rica historia de una institución grande de nuestra ciudad, como los que la hicieron. Y él fue uno de ellos. Voces que lo despiden Nico Torres: “Hablar de Goyo es hablar de un profesional intachable y un amigo. Hizo esfuerzos que pocos saben, como pagar de su bolsillo un viaje de Salta a Santa Fe para estar en el banco. Con mi lesión de menisco, que suele tomar un mes, me recuperó en 20 días, entrenando sábados, domingos, a cualquier hora. No conozco un jugador que hable mal de él. Es una pérdida grande para el club, pero me quedo con los momentos compartidos”. Luciano Leguizamón: “Goyo es un excelente profesional, pero mejor persona. Lo conocí en mi vuelta a Gimnasia en 2016 y forjamos una amistad que sigue. Siempre estuvo al pie del cañón, ayudándome en recuperaciones. Deja un hueco grande en el club. Se merece el homenaje, porque dio todo: tiempo, esfuerzo, hasta dinero de su bolsillo. Lo quiero mucho y le deseo lo mejor en esta nueva etapa”. Foto gentileza Carlos Lozano Foto principal: El abrazo con Roque Rodríguez (Bidón) y el aplauso del presidente Palacio. Foto y texto Pipo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por