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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/05/2025 03:05
Christian Sancho es un artista multifacético que ha dejado su huella en el modelaje, la actuación, la conducción y el teatro. Con más de dos décadas de trayectoria, el rosarino supo reinventarse constantemente y se consolidó como una figura destacada de los medios de comunicación y el entretenimiento. Actualmente, brilla como coconductor del reality El Juego Empezó en América TV, un programa de competencias físicas y estrategias que se emite los sábados a las 19 horas. En este proyecto, comparte la conducción con Sergio Goycochea y con Celeste Muriega, bailarina, conductora y su esposa. Juntos también protagonizaron la obra Bien Argentino en Villa Carlos Paz durante la temporada de verano, una experiencia que Sancho describió como “la mejor temporada de toda mi vida”. Con una carrera extensa y una historia de vida inspiradora, semantienen con el paso de los años como una presencia influyente en el espectáculo argentino. Christian Sancho: "Hoy a los 50 años estoy conduciendo un programa y nadie lo hubiese imaginado". Gastón Taylor Rulo: —¿Cómo fue abrirte camino en la actuación en un medio tan competitivo? Christian: —Yo hice una carrera con el cuchillo entre los dientes. Te voy a ser muy honesto porque yo le puse mucha garra a esta profesión, a ser actor. Lo de modelo vino solo, pero la de actor le puse mucha garra porque a mí me pasaba que cuando el productor me quería, el director no me quería y cuando el director me quería porque veía talento, veía algo en mí, el productor no me quería, entonces pasaba eso... Rulo: —Estabas encasillado. Eras considerado un modelo que no iba a poder actuar. Christian: —Claro. Siempre decían: “No, este pibe no, traelo para que se saque la remera, que demuestre que las chicas lo siguen”. Y yo quería hacer otra cosa. Entonces, cuando se dio la posibilidad de hacer la telenovela Botineras, fue más allá de mi hit, un personaje que me dio la posibilidad de recibirme como actor, de demostrar que tenía condiciones, que había herramientas y que no estaba solo para sacarme la remera en la tele, estaba para hacer cosas interesantes. Ahí me empezaron a ver de otra manera, pero me costó muchísimo. Y siento que esa garra que le puse a la carrera, hoy, cumpliendo 50 años, miro para atrás y digo: “¡Cuántos huevos le puse a esta profesión!” Porque si hubiese sido por esos “no” que llegaban ni a la entrada. No estaría sentado acá... Rulo: —¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo del modelaje y qué lugar ocupa esa etapa en tu vida? Christian: —A mí la vida me sorprendió. Vos pensá que yo a los 20 años tuve la fortuna de hacer la publicidad de Versace con Iván de Pineda. Nos encontrábamos los dos viajando por Nueva York, por París, por Milán. Tenía 20 años e iba descubriendo el mundo. La vida me ha sorprendido gratamente. Por eso digo que, así como la carrera de actor la hice con un cuchillo entre los dientes y con mucho esfuerzo y trabajo, la carrera de modelo me sorprendió. Rulo: —¿Qué recuerdos guardás de ese momento en tu memoria? Christian: —Yo como modelo llegué a lo mejor, a hacer las mejores campañas del mundo, a trabajar en una época ideal porque era la última época glamorosa y dorada de la moda en los ‘90. Estábamos con Iván, me acuerdo en Milán y vino Gianni Versace, nos acomodó la ropa y dijo: “Ustedes abren el desfile, pero vamos a cambiar hoy la teoría de los desfiles porque ya me cansé que pasen música solamente. Van a cantar dos amigos míos en vivo. Va a arrancar un amigo que empieza su carrera como solista, se llama Robbie Williams, y termina otro amigo mío, un rappero que se llama Tupac”. Todo esto fue seis meses antes de su muerte en Nueva York. Viví en un mundo que no lo podía creer. Llegaba a una disco y estaba Cindy Crawford y Lenny Kravitz. Se abría una cortina en una disco y entraba Leonardo DiCaprio en la época de Titanic. Vos lo miraba y decías: “Pero este pibe hace 15 días lo vi en el cine y la está rompiendo”. Nos pasaban esas cosas y hoy por hoy le digo siempre a Ivan: “Vos sos mi testaferro de que me pasó todo esto” y él me dice lo mismo. La vida nos sorprendió y me fue poniendo en un lugar que yo no lo entendía. De hecho, imaginate que yo no tenía muchas fotos de chico mías porque no me gustaba sacarme fotos por todas las cosas que me habían pasado... "Yo hice una carrera con el cuchillo entre los dientes", expresó Sancho. Gastón Taylor Christian sufrió un accidente a los tres años que marcó su vida. Tras caerse de un escalón y golpearse la cabeza, sufrió convulsiones que lo llevaron a estar internado durante 15 días, desarrollando además una tartamudez que lo acompañó por años. Esta situación le impidió practicar deportes hasta los 11, lo que derivó en obesidad y momentos difíciles marcados por el bullying. Sin embargo, encontró contención en el rugby y en correr. Con el tiempo, también descubrió en el teatro una herramienta poderosa para vencer la timidez y construir su autoestima. Rulo: —Vos sos como un ave fénix en tu vida. Tuviste un accidente muy fuerte, estuviste internado, sufriste daño físico y cerebral, pero saliste adelante… Christian: —Sí, a mí la enfermedad o el tratamiento que tuve fue algo que me dio la posibilidad de saber quién soy hoy. Yo creo que todo eso que me pasó a través de ese accidente fue una causa y una consecuencia para mi vida. Imaginate que yo era tartamudo, no podía correr, no podía hacer deporte. Todo el mundo se imagina Crhistian Sancho de chico, que era una persona marcada, fibrosa, súper deportista. Rulo: —¿Cómo era tu físico? Christian: —Yo tenía una tendencia no te digo la obesidad, pero no tenía el cuerpo de todo el mundo porque no podía hacer deporte, no podía hiperventilar. Recién a los 11 años empecé a correr y a tener una interacción deportiva. A mí me veías correr y era un chico de 11 años que estaba empezando a hacer deporte y con problemas… Rulo: —No sabías correr... Christian: —No sabía lo que era la posibilidad de subirte, no te digo a un escenario, sino a decir en tres o cuatro personas un discurso porque me ponía muy nervioso. Este accidente a mí me dejó un tratamiento que fueron varios años de medicación y de psicólogos que me fueron ayudando para llevar adelante todo y fue durísimo para mis viejos y para mí misma porque a los siete años entendí que era un niño muy maduro a partir de lo que me había pasado porque a ver lo que existe llamado bullying existió toda la vida. Siempre la gente te cargaba cuando las cosas no salían o cuando sucedía algo diferente a los demás, como tartamudear. Y a mí me pasaba. El otro día casualmente vino una entrevista de Rodrigo Rey, que es el arquero de Independiente. Lo veía y entendía todo lo que le estaba pasando y realmente admiro las personas que tienen la valentía de mirar hacia adelante y sentir que no hay límites. Rulo: —Es dejar atrás lo que tal vez a uno le tocó o le pasó y poder superarlo... Christian: —Todo ese proceso difícil, me dio este resultado exitoso. Hoy tengo la posibilidad de conducir un programa en televisión, de llevar adelante una obra de teatro y que a mí me emociona mucho hasta el día de hoy cuando termino una obra en un estreno y la gente se ríe, se emociona y aplaude porque yo no podría haber hecho eso. Frente a mis nervios, ante la incapacidad de poder hablar correctamente, yo no podría haber llevado adelante todo eso. Y hoy a mí me emociona mucho. A los 50 años estoy conduciendo un programa y nadie lo hubiese imaginado. Tengo la vida que gracias a mi mamá y a mi papá puedo soñar. Rulo: —Y la larga carrera que desarrollaste también. Christian: —Sí, la carrera de modelo fue muy vertiginosa. Me pasó de todo. Por eso digo la madurez surgió a los siete años del accidente, pasé a ser un niño maduro y me hizo tomar buenas decisiones que me cambiaron la vida. Yo le agradezco mucho. A partir de ese accidente a mí me cambió la vida literal, porque me podría haber pasado lo peor, pero gracias al accidente me pasó lo mejor. Sancho comparte la conducción de El Juego Empezó con Sergio Goycochea y Celeste Muriega. Gastón Taylor Rulo: —Te voy a meter en el tema Celeste Muriega. Me encanta esta historia porque es un romance con una particularidad: se conocieron desnudos antes de siquiera empezar algo. ¿Es verdad que la viste en bolas antes de encarar? Christian: —Antes que nada es como viste la película que empieza al revés. ¿Viste que te muestran el final y después vas contando la historia?. Bueno, eso fue lo que nos pasó a nosotros. Rulo: —Y ella también te vio. Vos salías directamente desnudo al escenario, tapándote con la manito... Christian: —Fue muy divertido lo de Sex porque a Celeste no la conocía en persona. Nunca la había visto cara a cara y dije: “Mirá qué loco, ¿no? Llevaba como veintipico de años en el medio y nunca me la había cruzado". Entonces, cuando se da la posibilidad de hacer Sex dije: “¡Qué bueno” Voy a conocer a Celeste Muriega” porque era una leyenda que había en el interior del país. Decían que ella era mi versión femenina y que yo era la versión masculina de ella. Me lo decían cada vez que me veían y era rarísimo. Rulo: —¿Todo esto lo hablaban en pelotas? (risas) Christian: — Más o menos. En uno de los ensayos de Sex nos quedamos hablando el día de la marquesina y se da la casualidad que la persona que nos estacionaba el auto no bajaba más. Había ido a buscar el de ella y el mío, pero e quedó haciendo no sé qué arriba y nosotros nos quedamos media hora hablando en la puerta del estacionamiento. En ese ida y vuelta, yo le ofrecí un canje de un chapista porque ella tenía el auto todo chocado, totalmente destruido. Quedamos en hablar, en pasarnos los teléfonos con esa leyenda de fondo… Rulo: —Ahí fue el primer contacto. Christian: —Claro. Yo dije: “Es buena compañera, divina, macanuda y está buenísima”... Rulo: —“Acá hay algo”, dijiste. Christian: —Sí y cuando empezamos a hacer esa obra, nos conocimos prácticamente desnudos y a la salida del estreno le digo: “¿A dónde vas ahora?” Y me dice: “Me voy para mi casa”. “Vamos a tomar un heladito acá a la esquina”, la invité. Y se quedó mirando como: “este pibe me está diciendo en serio?. Rulo: —¿Me estás encarando? Christian: —Claro me dijo: “¿Me estás encarando?” y yo le digo: “No, es un heladito. Es una cosita chiquita acá en la esquina. Después cada uno se va a su casa”. Ahí me dijo: “Bueno, dale”. Imaginate, ¿qué le vas a ofrecer a Celeste Muriega? ¿Autos, casas, millones, yo le ofrecí un heladito?. “Veni a la esquina a tomar un heladito”, así arrancó. "Recién a los 11 años empecé a correr y a tener una interacción deportiva", confesó Christian. Gastón Taylor Rulo: —Por sí o por no con Christian Sancho. ¿Te hiciste pasar alguna vez por Edinson Cavani para sacar algún beneficio? Christian: —No, la verdad que no. Pero si la gente no quiere entenderlo... Rulo: —Por ejemplo, ir a cobrar a boca… Christian: —No, no (risas). Yo lo conocí haciendo el comercial y me pareció un fuera de serie. Es una persona generosa, humilde, trabajadora y además un buen amigo. Yo tengo un lazo hoy por hoy con él a partir de ese comercial, porque yo quería conocerlo. Lo admiro mucho como deportista y cuando se dio la posibilidad de hacer botineras, me dicen: “Vas a ser un jugador de fútbol, créate el personaje más allá que va a tener una historia emocional, que es muy distinta a la vida de él”. Yo alguna vez lo había visto en un partido de Uruguay. Y dije: “¡Es parecido a mí!”. A él le mostraba mi imagen Pichu, el comediante, cada vez que iba a Uruguay y le decía: “Vos sos este”. Y cuando se dio la posibilidad de conocerlo fue hermoso. Y la gente muchas veces no quiere entender que no soy Cavani. Piensa que le estoy diciendo que no porque no me quiero sacar la foto, pero se la termina sacando. Yo le agradezco mucho porque gracias a él creo que encontré mi jubilación (risas). Rulo: —Por suerte te están comparando con una estrella que jugó en Europa… Christian: —Me están comparando con un ídolo, con alguien que yo admiro y además les digo: “Yo puedo ser el papá de Cavani por la diferencia de edad”. Tengo 14 años más que Eddie. Desde ese lugar yo agradezco que me comparen con un fuera de serie, un crack como él, cómo no. Rulo: —¿Es verdad que no sos celoso con tu pareja? Christian: —No soy celoso porque imaginate que, con el tiempo, uno va encontrando primero a la mujer que ama, segundo a la vida que quería, sus objetivos, sus sueños y entonces yo ¿cómo me voy a poner celoso de algo que le puede pasar al otro? Yo siempre quiero la felicidad del otro. Le deseo la felicidad a mis amigos, a mi familia, a las personas que tengo a mi lado porque a veces la felicidad va en uno. Y yo encontré todo esto con el tiempo y quizás a veces, cuando uno no entendía lo que era el concepto de felicidad, se hacía problemas por cuestiones que no eran para debate ni para hacerse problema. Una vez en México, en la televisión, un gran maestro que tenía que se llamaba Quintanilla me dijo: “Yo vi su casting, me gustó muchísimo, va a tener una gran carrera en México y le iba a ir muy bien en la vida. Pero por favor, recuerde una sola cosa: nada de lo que pase en esta empresa ni en este país es personal”. Yo entendí a partir de ese momento que nada en la vida es personal y me quedé con eso a partir de los 30 años y empecé a disfrutar todo lo que venía y lo que no venía, porque encontré la felicidad.
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