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» Comercio y Justicia
Fecha: 19/05/2025 21:33
Por Evangelina Belén Mollar * Exclusivo para Comercio y Justicia En la actualidad, estamos siendo testigos de una revolución silenciosa que está transformando la forma en que entendemos la mente, la identidad y la libertad humana. Las neurotecnologías, que en décadas pasadas parecían pertenecer solo a las novelas de ciencia ficción, hoy son una realidad tangible. Chips implantados en cerebros humanos, dispositivos capaces de interpretar pensamientos y tecnologías que pueden modificar estados emocionales ya no son conceptos futuristas, sino avances que están en marcha y que plantean profundas interrogantes sobre el futuro de la humanidad. Implicaciones La posibilidad de manipular y entender el cerebro a niveles antes inimaginables abre un abanico de oportunidades. Por ejemplo, en el campo de la medicina, estas tecnologías ofrecen esperanza para personas con parálisis, enfermedades psiquiátricas o funciones neurológicas perdidas. La neurociencia ha logrado avances que permiten aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de muchas personas. Sin embargo, cuando estas mismas tecnologías se utilizan para “mejorar” capacidades mentales, conectar cerebros a la nube o incluso leer intenciones antes de que se expresen, surgen preocupaciones éticas y sociales que no pueden ser ignoradas. Persona Desde una perspectiva bioética personalista, que parte del respeto incondicional por la dignidad humana, estas innovaciones tecnológicas no solo representan un avance científico, sino también un desafío a la esencia misma de lo que significa ser humano. La ciencia, por sí sola, no puede responder a preguntas fundamentales: ¿Puede un algoritmo comprender la conciencia? ¿Existen límites éticos en la manipulación del cerebro? ¿Qué sucede cuando se interviene en la voluntad de un individuo? La respuesta a estas interrogantes requiere una reflexión profunda, que va más allá de los avances técnicos. El cerebro no es solo un órgano funcional; es la sede de nuestros pensamientos, sentimientos, identidad y vulnerabilidades. Es en ese espacio donde reside nuestra verdadera libertad. Manipularlo, por tanto, no es simplemente un avance tecnológico, sino una intromisión profunda que puede poner en riesgo esa libertad esencial. La posibilidad de dominar los pensamientos humanos, aunque pueda parecer una ambición, también representa una amenaza potencial: la extinción del sentido mismo de la humanidad. Equilibrio Es innegable que los avances en neurociencia tienen un potencial inmenso para el bien. La ayuda a personas con discapacidades, el tratamiento de enfermedades mentales y la recuperación de funciones neurológicas son logros que merecen ser celebrados. Sin embargo, cuando el foco se desplaza hacia la mejora de capacidades mentales, la conexión de cerebros a la nube o la lectura de intenciones, se cruzan líneas invisibles pero fundamentales. Estas líneas representan límites éticos que no deben ser sobrepasados sin una reflexión profunda. La bioética personalista no está en contra del progreso; al contrario, busca orientarlo. Nos recuerda que la persona no se define por su rendimiento cognitivo, utilidad o capacidad de adaptación tecnológica. La dignidad humana es intrínseca y no puede ser programada, medida ni controlada por algoritmos o dispositivos. La tecnología debe estar al servicio del ser humano, no al revés. ¿Hacia dónde vamos? Debemos preguntarnos: ¿queremos una tecnología que sirva al ser humano o una humanidad sometida a los caprichos de la innovación sin límites? La tentación de avanzar sin considerar las implicaciones éticas puede ser grande, pero los riesgos son aún mayores. Antes de celebrar la fusión entre mente y máquina, es fundamental volver a lo básico: proteger a la persona. Porque si perdemos eso, lo demás -por más avanzado que sea- ya no importa. (*) Abogada. Especialista en Bioética. Integrante del comité de Bioética del Incucai (antes, de la SAU y del Hospital Vélez Sarsfield). Directora Regional para Latinoamérica, división Bioethx, Aquas.inc. (Washington DC). Consultora.
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