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» Diario Cordoba
Fecha: 14/05/2025 17:38
"No vamos a permitir que, por egoísmo político, dejemos el campo abierto a la fragmentación y al autoritarismo". Con estas palabras, el coordinador general de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, ha vuelto a tender la mano a la izquierda en favor de una unidad que, por ahora, está lejos de materializarse. Lo ha hecho este miércoles durante la mesa de debate ‘En la misma orilla’, organizada por el Colectivo Prometeo en homenaje a Julio Anguita, de cuya muerte se cumplen cinco años este sábado. Maíllo ha estado acompañado en el acto por el exdiputado de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Tardà, y el eurodiputado de EH Bildu, Pernando Barrena. La mesa ha contado con dos ausencias destacadas: por un lado, la de alguna representación de Sumar, y por otro, la de Irene Montero (Podemos), quien comunicó pocas horas antes del evento que finalmente no podría asistir. Desde el Colectivo Prometeo —fundado por el propio Anguita— se ha defendido la celebración del acto como una forma de recordarlo "como a él le hubiera gustado: con debate y reflexión". El colectivo ha lamentado que la exministra de Igualdad no ofreciera ninguna explicación ni enviara un vídeo de saludo, algo que sí hicieron otros representantes de la izquierda española como Gabriel Rufián (ERC) y Ana Miranda (BNG). Mujica en el recuerdo El homenaje también sirvió para recordar la figura del recientemente fallecido José Mujica, expresidente de Uruguay. Maíllo subrayó los múltiples vínculos entre Mujica y Anguita: desde su estilo "didáctico" —como lo definió— hasta su vida como ejemplo de coherencia personal y política. Otro rasgo común que conecta ambas figuras es su capacidad de saber cuándo dar un paso al costado para dejar espacio a nuevas voces. "Toda mi vida dije que los mejores dirigentes son los que dejan una barra que los supera con ventaja", decía Mujica en uno de sus últimos discursos. Maíllo pareció recoger esa línea compartida, enarbolando nuevamente un discurso a favor de la unidad, por encima de los personalismos y egocentrismos. Antonio Maíllo, durante su intervención, a su derecha Pernando Barrena. / Víctor Castro Su intervención, más anguitista que maillista, arrancó con la citada alabanza al legado de ambos referentes políticos. En su tono habitual —sereno, firme y más cercano a una clase que a un mitin— fue desgranando lo que, a su juicio, son las claves del momento actual. Alertó de que vivimos en un contexto internacional dominado por un “capitalismo autoritario, sin eufemismos” y denunció que “el nacional-populismo de Trump representa una hegemonía que impide el desarrollo de alternativas”. Lucha de egos y programa Desde ahí, el dirigente andaluz enfocó su discurso hacia el estado actual de la izquierda en España. A su juicio, “el neoliberalismo ha colonizado organizaciones políticas que dicen enfrentarlo”, encarnándose en “el ego, los hiperliderazgos y un sistema de valores que ha olvidado el bien común”. Frente a este panorama, reivindicó el clásico lema de Anguita: “Programa, programa, programa”, y defendió que la alternativa ha de ser “programática y cultural, con vocación de mayoría social”. El salón de actos de Derecho lleno. / Víctor Castro Maíllo advirtió que si no se logra esta unidad, “los derechos que dábamos por consolidados pueden acabar desapareciendo por el sumidero de la historia”: entre ellos, citó la sanidad y educación públicas, así como las pensiones. Frente a ese riesgo, sostuvo, solo cabe responder “desde un espacio de unidad cultural y programática que profundice la democracia. Y ese espacio existe”, afirmó con rotundidad. Todo ello, insistió, dejando atrás “el odio y el rencor” y apostando por la “esperanza”. En ese momento resonaba, casi como un eco presente, una advertencia de Julio Anguita: “No me resigno a ver cómo la izquierda se convierte en una jaula de grillos”. "La Unión Europea no ha decidido qué quiere ser" Por su parte, el eurodiputado Pernando Barrena centró su intervención en el papel que debe jugar la Unión Europea en un mundo que tiende hacia el conservadurismo. A su juicio, la UE “aún no ha decidido qué quiere ser” y oscila entre el seguidismo de Estados Unidos o la apuesta por una autonomía estratégica, en un mundo que avanza hacia la multipolaridad, pero donde Europa “todavía no tiene un sitio propio”. Parte de esta indefinición, afirmó, nace del auge de las fuerzas ultraderechistas dentro de la propia UE, que “han ganado peso y ocupan ya posiciones de poder”. Estas organizaciones, añadió, “consideran que la integración europea ha ido demasiado lejos y quieren devolver competencias a los Estados”. También criticó el plan de rearme europeo, advirtiendo que conllevará “recortes en gasto social”. Joan Tardà, en la Facultad de Derecho. / Víctor Castro "Tuvimos que improvisar y se cometieron errores" Finalmente, el exdiputado Joan Tardà abordó el proceso independentista catalán. “Tuvimos que improvisar y se cometieron errores”, reconoció, en referencia al periodo del 'procés'. Reflexionó sobre aquellos años, asegurando: “Creíamos que teníamos las condiciones para un 14 de abril, pero no era así. Nunca pensamos que íbamos a tener tanta fuerza, y estábamos convencidos de que había una oportunidad para ganar”. Sin embargo, “pocas veces se gana a la primera y seguimos en la resaca”, lamentó. Según Tardà, el independentismo catalán atraviesa ahora una “nueva etapa”, en la que “el acelerón va en dirección contraria al de 2014”. En este nuevo escenario, subrayó, es clave “poner las cartas sobre la mesa”, y entre esas cartas destacó la relación con el PSOE, y especialmente con Junts, que —advirtió— “se está preparando para pactar con la derecha”. Para afrontar ese momento, Tardà insistió en que no es tiempo de trincheras, sino de “jugar a campo abierto”, lo que —recalcó— “exige valentía y asumir que vas a recibir fuego amigo”, dijo con una sonrisa, dirigiendo la mirada a un Maíllo que respondió de igual manera.
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