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  • León XIV defendió la libertad de expresión. “Desarmemos la comunicación de todo fanatismo y odio”, pidió

    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 13/05/2025 06:30

    En su primera audiencia con los más de 4000 periodistas que cubrieron el cónclave que lo consagró como el 267° pontífice de la historia, el papa León XIV no solo agradeció la labor de la prensa internacional, sino que también alzó la voz en defensa de la libertad de expresión. Recordó a los comunicadores encarcelados en distintas partes del mundo, destacó el rol de quienes arriesgan la vida en zonas de guerra y llamó a “desarmar las palabras” como un paso imprescindible para “desarmar la Tierra”. Ovacionado al ingresar al Aula Pablo VI del Vaticano, donde lo esperaban miles de periodistas de todo el planeta, León XIV rompió el hielo con una broma en inglés: “Si la gente aplaude al principio, no importa. Lo importante es si siguen despiertos al final y todavía tienen ganas de aplaudir. En ese caso, gracias”, dijo, provocando risas y más aplausos. Luego, ya en italiano, leyó el discurso que había preparado, interrumpido varias veces por ovaciones espontáneas, en el que citó en dos ocasiones a su predecesor, el papa Francisco. Robert Francis Prevost, el primer papa estadounidense y también ciudadano peruano, de 69 años, agradeció el trabajo de los medios y evocó las palabras del Sermón de la Montaña, donde Jesús proclama bienaventurados “a los que trabajan por la paz”. Un desafío, sostuvo, que interpela directamente al periodismo. “Es un llamado a una comunicación distinta, que no busque el consenso a toda costa, que no se disfrace con palabras agresivas, que no se rinda ante la lógica de la competencia, y que nunca separe la verdad del amor con el que debemos buscarla humildemente”, afirmó. “La paz empieza por cada uno de nosotros: en cómo miramos, escuchamos y hablamos de los demás”, añadió. “En este sentido, la forma en que comunicamos es crucial: debemos decir ‘no’ a la guerra de palabras y de imágenes, y rechazar el paradigma del conflicto”, reforzó. Uno de los momentos más emotivos del encuentro llegó cuando el papa reiteró el compromiso de la Iglesia con los periodistas encarcelados por haber buscado y contado la verdad. “Pedimos su liberación”, exclamó, cosechando una catarata de aplausos. Y fue aún más enfático: “La Iglesia reconoce en estos testimonios —pienso en quienes relatan la guerra incluso a costa de su propia vida— la valentía de aquellos que defienden la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a ser informados. Porque solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres”. “El sufrimiento de estos periodistas encarcelados interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional, instándonos a todos a salvaguardar el preciado bien de la libertad de expresión y de prensa”, agregó, provocando aún más consenso en el variopinto auditorio. Prevost, quien fue obispo de Chiclayo, en Perú, hasta que en 2023 el papa Francisco lo convocó a Roma para asumir la conducción del Dicasterio para los Obispos —uno de los organismos más relevantes de la curia—, se refirió también al vértigo informativo de los últimos días. “Ustedes han estado en Roma para contar la Iglesia, su variedad, y junto a eso, su unidad. Han acompañado los ritos de la Semana Santa, han contado luego el dolor por la muerte del papa Francisco (aplausos), ocurrida sin embargo en la luz de la Pascua”, dijo, al aludir a la muerte de Jorge Bergoglio, a los 88 años y ya muy enfermo, el 21 de abril pasado, el día siguiente de Pascua. León XIV también habló de los “tiempos difíciles de recorrer y contar, que representan un desafío para todos nosotros del que no debemos escapar”. En este marco, pidió a todos, cada uno en su diverso rol y servicio, “no ceder nunca a la mediocridad”. Fiel a su espiritualidad agustiniana, citó a San Agustín: “Vivamos bien, y los tiempos serán buenos. Somos nosotros los tiempos”. Y concluyó con un mensaje de gratitud: “Gracias por haberse alejado de los estereotipos y clichés con los que muchas veces se describe la vida cristiana y la vida de la Iglesia. Gracias por haber sabido captar lo esencial de lo que somos y transmitirlo al mundo con todos los medios posibles”. “Hoy, uno de los desafíos más importantes es el de promover una comunicación capaz de hacernos salir de la ‘torre de Babel en la que a veces nos encontramos, de la confusión de lenguajes sin amor, a menudos ideológicos o facciosos”, agregó luego. “Por eso, su servicio, con las palabras que usan y el estilo que adoptan, es importante. La comunicación, de hecho, no es sólo transmisión de información, sino creación de una cultura, de entornos humanos y digitales que se conviertan en espacios de diálogo y de confrontación”, subrayó. “Y viendo la evolución tecnológica, esta misión se hace aún más necesaria”, agregó, advirtiendo especialmente sobre la inteligencia artificial, que aunque tiene inmenso potencial, exige, sin embargo, responsabilidad y discernimiento “para orientar las herramientas al bien de todos, para que puedan producir beneficios para la humanidad”. “Queridos amigos, aprenderemos a conocernos mejor. Hemos vivido -podemos decir, juntos- días verdaderamente especiales. Los hemos, los han compartido con todos los medios: TV, radio, redes sociales. Desearía que cada uno de nosotros pudiera decir de ellos que nos revelaron un poco del misterio de nuestra humanidad y que nos dejaron un deseo de amor y de paz”, auspició. Y cerró volviendo a citar la invitación que hizo el papa Francisco en su último mensaje para la próxima Jornada de las Comunicaciones Sociales. “Desarmemos la comunicación de todo prejuicio, resentimiento, fanatismo y odio; purifiquémosla de la agresión”, pidió. “Lo que hace falta no es una comunicación fuerte y muscular, sino una comunicación capaz de escuchar, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz”, añadió, citando a su predecesor. “Desarmemos las palabras y ayudaremos a desarmar la Tierra. La comunicación desarmada y desarmante nos permite compartir una visión diferente del mundo y actuar de un modo coherente con nuestra dignidad humana”, sentenció. “Ustedes están en primera línea narrando conflictos y esperanzas de paz, situaciones de injusticia y pobreza, y el trabajo silencioso de muchos por un mundo mejor. Por eso les pido que elijan con conciencia y valentía el camino de una comunicación de paz”, exhortó, finalmente. “Gracias. ¡Dios lo bendiga! Y ‘arrivederci‘”, cerró. Acto seguido, impartió la bendición solemne, en latín a todos los asistentes, marcando diferencia con Francisco, que en esa primera audiencia con periodistas del 16 de marzo de 2013, al final, había sorprendido a todos con una bendición silenciosa por respeto a los periodistas de otras religiones, o no creyentes, presentes. En esa primera audiencia Francisco, no sólo había revelado detalles del cónclave, como por ejemplo por qué había decidido ese nombre, sino también había dado titulares al exclamar: “Cómo quisiera una Iglesia pobre para los pobres”. Fuente: La Nación

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