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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/05/2025 04:48
El dolor por la ausencia de García Lorca, a través de su madre Escribí Cartas a mi hijo Federico García Lorca porque después de muchos años de dedicarme a conocer y transitar con mucho amor la obra de quien para mí, es uno de los más grandes poetas y dramaturgos de todos los tiempos; un día quise saber más sobre su madre. Al descubrir su historia y las cartas que le escribía a su hijo desde sus primeros viajes a Madrid, se reunió en mi corazón la vida de ese Federico que yo quiero tanto y la de Vicenta, una maravillosa mujer, que al conocerla, me despertó el deseo de dar vida en escena a su amor y a sus palabras. Yo ya contaba con experiencia trabajando desde la dramaturgia con narrativa y poesía; el género epistolar me resultaba nuevo y complejo, pero inspirador. En ese desorden y conmoción que provoca la escritura, escribí las primeras frases de la obra: “Como un niño travieso que ocultara un trozo de pan debajo de su cama, así guardó mis cartas Federico, en una caja suya y sólo suya, donde estuviese yo, para abrazarlo siempre” Luego, la primera imagen me trajo también la escritura de una especie de prólogo que me instaló ya en el “desde donde” comenzaría a contar la historia: cuando Federico es llevado el Gobierno Civil, y durante tres días no se tenían noticias claras sobre dónde estaba ni de lo que pasaría con él, Vicenta lo busca en todos los rincones de la casa, y encuentra en su cuarto, con inmensa sorpresa, las cartas suyas que Federico guardaba; un primer abrazo, una revelación en medio del dolor y de la ausencia del hijo. A partir de allí, creo que fue entregarme a la creación, a esos textos de Federico que venían a mi mente, a releer las cartas de Vicenta e intentar crear una síntesis. Leía con el alma despierta. Y anotaba ¿cómo llevo las cartas a escena?, me preguntaba. En Ítaca Complejo Teatral, se presenta “Cartas a mi hijo Federico García Lorca” Miré muchísimo las fotografías de Vicenta. Una de ellas en la que está junto a Don Federico (el padre del poeta) fue revelador para el vestuario; el traje que lleva Vicenta en escena es casi exactamente el de esa foto en Nueva York, una foto donde en su mirada yo puedo ver la pregunta y la tristeza de una mujer que ha perdido tanto, y aun así, sigue adelante. La dramaturgia de esta obra es para mí una especie de rompecabezas poético, donde un texto debe encajar perfectamente en el relato para contar la historia, siempre de una manera sensible, que me resuene desde la emoción. ¿Cómo jugar con el tiempo y dar vida a esas cartas?, me seguía preguntando; y me iban llegando fragmentos de poemas y la idea de la música; que desde el principio supe que debía ser un violoncelo en vivo, por ese ensueño que yo siento que provoca su mágico sonido. Algo que fue muy importante también, es que yo admiro mucho a Cesar Brie, he visto casi todas las obras que presentó aquí en los últimos años; y mientras estaba escribiendo, fui a ver una obra suya y de pronto hallé la respuesta: trabajar con libertad, jugar con el tiempo, nombrar fechas, romper la cuarta pared e ir a lo más profundo de la emoción. María Marta Guitart, a cargo de la dramaturgia, la actuación y la dirección A partir de esa certeza, seguí escribiendo ya, con algo resuelto: Vicenta habitaría a través de las cartas, todos los tiempos; comenzaría en 1920 y viajaría hasta 1935, en el recuerdo de una de las últimas cartas que le envió Federico (porque en la obra también está incluida una de las últimas cartas que Federico escribió a su familia estando en Barcelona) Por otra parte, cuando escribo para un personaje que yo voy a interpretar, hay algo de lo sensorial que ya comienza a estar vivo desde la escritura, antes de comenzar a poner el cuerpo. Por eso escribí para Vicenta palabras que yo siento, que tal vez quiso, pero no pudo expresar, como cuando dice en la obra: nunca antes había pensado todo lo que se podía encontrar en unas letras mal escritas hace tiempo, pero en estas cartas, puedo ver como en un espejo, el reflejo de mi Federico, puedo sentir sus manos acariciando el papel, y ver algo de su mirada grabada en cada palabra mía. El proceso fue luego, ya hacia adelante, tal vez despertándome en medio de la noche para escribir, diciendo “este texto va acá” y probar y limpiar; lo mismo con la música, mientras escribía, ya en los diferentes momentos iba ordenando dónde habría música y dónde no. Fue sin dudas un proceso de varios meses, de mucho amor y de mucha entrega a la tarea; también de mucha ilusión; por eso es que haber recibido el Premio Mayor Teatro del Mundo en 2017 en el rubro adaptación de texto (cuando hicimos las primeras funciones de la obra) y hoy en 2025 donde estrenamos la obra con una versión renovada en varios aspectos, ver a esta Vicenta creciendo función a función, ver el hermoso equipo de artistas que se armó para dar vida a esta obra, y sentir la tan amorosa y emocionante respuesta del público y de la prensa también, me llena de satisfacción y me anima a seguir creyendo en lo que hago, en el teatro y en la poesía, que juntos para mí, cobran una potencia extraordinaria, capaz de regalarnos verdaderos instantes de transformadora y humana belleza. *“Cartas a mi hijo Federico García Lorca”, en Ítaca Complejo Teatral, Humahuaca 4027. Funciones: 25 de mayo, 16.30 hs, y a partir del 6 de junio, los viernes a las 20.15.
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