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Federal » El Federaense
Fecha: 10/05/2025 13:35
La figura del papa León XIV ha despertado gran interés entre los fieles alrededor del mundo, especialmente por su profunda conexión con Perú. Nacido como Robert Prevost en Chicago, este líder religioso pasó más de dos décadas viviendo en la pintoresca ciudad de Chiclayo, lo que ha dejado una huella imborrable en su vida y en la comunidad peruana. Los testimonios de quienes lo conocieron son un reflejo de esta relación especial. Entre ellos, destaca el relato de su ahijada en Piura, quien lo recuerda como un padrino cariñoso y presente. La historia familiar está llena de simbolismos, siendo su nombre una extensión del cariño hacia su madre, quien falleció antes de que él asumiera su papel religioso. Un Cálido Recuerdo de Chiclayo La presentación oficial del papa León XIV al mundo marcó un hito cuando decidió romper el protocolo habitual al dirigirse a su amada diócesis de Chiclayo en español. Este gesto no solo resalta su amor por el país andino, sino también la importancia que otorga a sus raíces y a la comunidad que lo formó. Reconocimiento y Trascendencia Antes de su partida hacia el Vaticano, Prevost fue galardonado con la medalla de oro de Santo Toribio de Mogrovejo, el mayor reconocimiento del Episcopado Peruano. Durante su discurso, recordó cómo su vínculo con Perú se remonta a su infancia. “Desde muy joven, me sentí conectado con este país, gracias a una tía que vivía aquí”, afirmó, evocando su primer recuerdo relacionado con Perú, cuando recibió un chullo, un sombrero típico de la región. El papa no dudó en compartir su apreciación por el tiempo que pasó en Chiclayo, donde fue obispo durante ocho años. Estos años, según él, le ofrecieron un sinfín de oportunidades para su crecimiento personal y espiritual. A pesar de pasar por momentos de duda y anhelo, expresó su compromiso con la misión que tiene como líder religioso. Reflexiones sobre el Liderazgo En su discurso, reflejó sentimientos encontrados sobre su nueva vida en el Vaticano. “No me voy del todo feliz, mi deseo habría sido continuar aquí, en Chiclayo, donde el contacto con la comunidad era invaluable”, expresó, antes de solicitar oraciones por su nueva misión. En una parte más personal de su discurso, también recordó sus diferencias con el papa Francisco, a quien conoció en sus días como arzobispo de Buenos Aires. Aunque compartieron momentos de concordancia, Prevost confesó que existieron desacuerdos que marcaron su trayectoria juntos. Sin embargo, valora los momentos compartidos, como la misa que él mismo invitó a presidir, lo cual fue un gesto memorable. La conexión del papa León XIV con Perú es más que una mera anécdota; es un testimonio de amor y compromiso que seguirá vivo en los corazones de aquellos que lo escuchan y lo veneran.
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