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  • Fer Dente: el musical que le salvó la vida, cómo transformó el dolor en arte y cuál es el secreto detrás de su éxito

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 09/05/2025 04:45

    CASINO - Entrevista a Fer Dente Fernando Dente, más conocido como Fer, es un artista argentino multifacético argentino que se destacó desde joven por su talento en la comedia musical. Se formó con figuras como Hugo Midón y Enrique Pinti; y saltó a la fama en 2007 al ganar el reality High School Musical: La Selección, que le permitió protagonizar la versión argentina de High School Musical: El desafío como el personaje de Troy Bolton. A partir de allí, desarrolló una intensa carrera en cine, televisión y teatro, consolidándose como uno de los referentes del musical en Argentina. En el ámbito teatral, ha protagonizado grandes producciones como Hairspray, Despertar de primavera —por la que ganó un premio Hugo al Teatro Musical—, La novicia rebelde, Casi Normales, Peter Pan y Kinky Boots. Además de su faceta como actor, trabajó como director de escena y fundó su propia compañía de teatro musical. En televisión, incursionó como conductor y fue parte de programas como Tu cara me suena, Violetta, Bia, Bailando por un sueño y su late night show, Noche al Dente. Actualmente, dirige en teatro Despertar de Primavera, una nueva versión de este aclamado musical, que se presentará en el Teatro Ópera a partir del 20 de junio por 10 funciones únicas. La obra, que aborda temas como el despertar sexual y la represión en la juventud, fue un hito en su carrera cuando la protagonizó en 2010. Ahora, como director, busca ofrecer una interpretación fresca y contemporánea de esta historia. También es conductor en el streaming Olga, en el programa denominado Paraíso Fiscal. En su vida personal, Fer está en pareja con el actor y cantante uruguayo Pablo Turturiello. La relación entre ambos se consolidó a partir de su trabajo en común y su amor por el arte, compartiendo no solo su vida sentimental sino también una profunda conexión creativa. Fer Dente: “El teatro muchas veces me salvó la vida”. (Candela Teicheira) Pollo: —Cuando menciono tu nombre automáticamente se me va la mente al teatro y a la comedia musical... Fer: —Me alegra mucho porque me encanta que así sea, es mi lugar. Es como que pienses: tal persona es Argentina o tal persona es de un cuadro de fútbol. Para mí es como mi lugar de pertenencia y me encanta que se me relacione sobre todo con el musical. Y hago énfasis en esto porque hay mucha gente que trata de esquivarle o no quedar tan pegada a eso por miedos o prejuicios. A mí, al contrario, me encanta, lo defiendo, lo defenderé y militaré todo lo que me quede en este mundo porque me salvó la vida de alguna manera. Me parece un hecho artístico que tiene todo para crecer y porque me tocó crecer y desarrollarme en un país que lo acompaña. El espectador argentino, sobre todo la nueva generación, no tiene ningún tipo de prejuicio con nada. Le interesa vivir una experiencia teatral que lo movilice y que lo atraviese. Pollo: —Ahora vas a hacer Despertar de primavera. ¿Vas a dirigir y actuar? Fer: —No, es una obra que yo hice. Fue la primera obra que protagonicé hace 15 años. Es una obra que ganó todo, es como un clásico, espectacular, que se sigue haciendo por todo el mundo. En su momento la dirigía Ariel del Mastro y fue el primer musical que produjo Cris Morena, que lo hicimos con Flor Otero y Fede Salles. Éramos el trío. Yo tenía 20 años. Fue una locura. Si fuera una nota más bajón, te cuento todo porque me agarró en un momento durísimo de mi vida. Pero en esta ocasión la voy a dirigir. “Despertar de primavera fue mi primer musical y ahora lo dirijo”, explicó Dente. (Candela Teicheira) Pollo: —¿Te agarró para atrás cuando la actuaste? Fer: —Sí. A mí me dijeron que me elegían después de mil millones de audiciones, el 21 de septiembre, el Día de la Primavera, a las 23:40 de la noche. Yo esperé 20 minutos para llamar a mi mamá para desearle feliz cumpleaños, que era el 22 de septiembre, y para contarle la noticia. El primero de noviembre empezaron los ensayos, tuvimos otro ensayo el 5 de diciembre y fallece mi mamá el 2 de enero. El 3 empiezo de nuevo los ensayos y el 10 de marzo estreno. Y durante tres meses estuve en esta obra donde al protagonista le pasan muchas cosas, entre ellas que llora en una tumba todas las noches de miércoles a domingo. Fue tremendo. Pollo: —Pero hay una conexión. Hay algo definitivamente, si creés en eso… Fer: —Puede ser. Puede ser una mirada perversa. Era muy joven para atravesar eso. Me tocó en su momento. A mí me dio mucha fuerza. Pero hoy, si yo fuera mi propio padre, buscaría la manera de que el niño saliera por otro costado. Pero bueno… me sanó. Pollo: —Canalizaste por ahí… Fer: —El teatro muchas veces literalmente me salvó la vida. No porque me fuera a matar o fuera… pero me dejó conectado con la esperanza, con el arte, con mi vocación, con un después. De esas cosas que te pasan a los 19 años, te quedás así como medio c*** para el norte. Podés ir para varios lados y siempre el teatro fue como mi casa. Por eso es tan importante para mí y es tan importante para mí 15 años después, dirigir esta obra ahora. Pollo: —La rompes no solo en teatro sino en el rol de conductor de televisión en tu programa . Fer: —Late night show, en Noche al Dente. ¡Tú has venido! Pollo: —La pasé muy bien y habla bien de vos porque era un programa en donde siento que los invitados se iban con mejor imagen de lo que había llegado, ¿puede ser? Fer: —¿Vos decís que le metimos un upgrade? ¡Qué bueno! Fue re lindo, sobre todo hacer algo tan novedoso para mí. Nuevo, nuevo, nuevo. Porque más allá de conducir, que también era una novedad, esto de todos los días, cinco veces por semana, recibir a alguien, estudiarlo, pensar qué se puede hacer para ese invitado, pensar que eso también sea televisivo, que sea atractivo para la gente… Mi premisa siempre fue, pero no por una cuestión de dar consejos, sino porque me salía así, muy egoísta pensar: yo no puedo sentirme incómodo con alguien que admiro enfrente de una cámara. Y no solamente es que el otro no se sienta incómodo. Yo no me quiero sentir incómodo, porque eso pone incómodo al otro. Pollo: —¿Cómo se negocia con el rating? Porque seguramente muchos productores te habrá dicho: “Che, acá pinchemos al invitado porque esto sirve más”. Fer: —El tema era si daba o no daba. Y lo que descubrí es que cuando el otro se siente cómodo, es mucho más probable que hable, que si vas derecho con la música de Infama de fondo. Pollo: —Y conviene hablar en un lugar seguro. Fer: —Muchas veces me encontré frenando al invitado y diciendo: “No hace falta” o “No digas tanto”. Pollo: —Aparte vos ibas en vivo muchas veces, entonces lo que se dice, se dice... Fer: —Me pasó con Paula Chávez, que la adoro. En un momento ya estábamos... y le dije: “Está bien con lo de Zaira, ¡Estamos!” (risas). Pollo: —¡No digas más nada! Por favor. Fer: —Me importa mucho pasarla bien desde un lugar genuino, que las cosas sean como tienen que ser. Me parece que si vas a ocupar su tiempo a una entrevista, lo tenés que recibir bien, tenés que hacer que se sienta bien. Aprendí un ejercicio que me pareció muy bueno: rescatar algo bueno e interesante de cada persona. Imaginate que fueron como 500 programas, pasaron más de 500 personas. Pollo: —Hay invitados que te embolan y algunos que te motivan. Fer: —Algunos no tenía ni idea porque a la mayoría no los conocía. Y muchos me decían: “Che, me cayó bien”, o “me pareció interesante esto”. Eso está buenísimo. No tuve ninguna mala impresión con alguien. Los músicos a veces son más difíciles, ¿viste? Pero después estaba todo bien también. Pollo: —Porque te miden el aceite. Hasta dónde... Fer: —Sí, sí, totalmente. La tele asusta y está bien. Aparte, descubrí que es mucho más cómodo estar de ese lado que de este. El rol del conductor es bastante perfecto. Hay un punto donde sos el dueño y pasa lo que vos querés que pase. Pollo: —¿Son iguales, son distintos el streaming y la tele? Fer: —Creo que es distinto, al menos en mi experiencia. En Noche al Dente y en Olga. En la tele me parece que se piensa mucho a quién le estás hablando, que sea para toda la familia, que sea interesante para todos, como buscar la manera que acerque a la gente. El streaming no se detiene en eso y avanza. Es como: avanzo y los que me siguen, me seguirán. Como el flautista de Hamelín, como se dice. Vas armando tu nicho y tu comunidad. “Aprendí a rescatar algo bueno de cada persona que se sentó enfrente”, confesó el actor. (Candela Teicheira) Pollo: —¿Tuviste una infancia feliz? ¿La recordás con alegría o decís: “che, menos mal que ya pasó un poco”? Fer: —Menos mal que ya pasó. Sobre todo lo que para mí es pre 17 años, que es cuando abandono el colegio porque empiezo a trabajar, cuando tomo independencia. Yo a los 18 y dos meses me mudé solo. Siempre me incomodó esto de, desde muy chico, depender de mis papás para que me llevaran, me trajeran, para ir a ver una obra de teatro. Todo lo que a mí me impedía esta autonomía. No poder elegir cuándo salía de mi casa, que me llevaran, que me esperaran. Bueno, las cosas de cuando sos niño… Cuando me encontré con esa autonomía dije: “Ahora sí empezó la vida. ¡Buenísimo! Arranquemos”. Con el diario del lunes hay un montón de cosas que preferiría no haber tenido que pasar. Estoy convencido de que esas cosas también hacen que hoy esté como estoy. Creo que sí, fui feliz. No fue una infancia brillante, pero no querría que mis hijos crecieran como yo. Pollo: —¿Por qué dejaste el cole? Fer: —Lo dejé a mitad de 5º año porque entré a High School Musical. En realidad lo podría haber rendido libre. En algún momento lo haré, creo. Pollo: —No te gustaba tanto ir… Fer: —Lo odiaba. La pasaba bien, tenía muy buena relación con mis compañeros, con mis profesores. Pero creo que fue mi único acto de rebeldía así grande que recuerdo. Yo empecé a trabajar a los 15 con Hugo Midón. Dos años, fueron dos obras. Dos temporadas de teatro que hacía. Trabajaba fines de semana y jueves a la tarde y algunos viernes a la mañana de unos meses que hacíamos funciones escolares. Una obra hermosa que se llamaba Derechos torcidos. Ahí conocí como a un mundo muy pro. Te estoy hablando de primera A. Y descubrí dos cosas: primero, que no era verdad lo que se escuchaba en mi casa, que si no eras Darín o Francella, todos los actores dormían abajo de un puente. Conocí un montón de gente que vivía mejor que mis papás. Así que dije: “Acá hubo un fraude en la información”. Entré un poco al mundo laboral, donde me decían “Fer”, no me decían “Dente” como en el colegio. Siempre me pareció raro: que a un nene de seis años lo llamen por el apellido. No sé cómo es ahora. Yo dejé el colegio hace 18 años, ya tengo 35… Pollo: —Te rebelaste... Fer: —Me rebelé con el sistema educativo. Dije: “Esto no está bien, no está aggiornado, no me siento una persona individual, me siento un alumno más”. Y aparte yo tenía como mis necesidades específicas, que exigía que se respetaran. Pollo: —¿A vos te gustaba más entrar al teatro a ensayar que ir al cole? Fer: —Me agarraba una taquicardia... Necesitaba irme. Además, me aburría horrores y no estudiaba. Me daban la prueba, le ponía el nombre y se la entregaba al profesor vacía al instante. Y me quedaba charlando con él: “Perdoname, no pude estudiar”. Me llevé nueve materias, rendí ocho. O sea, no tenía un tema con el estudio. Era como yo estoy cómodo ahí, estoy haciendo una temporada de teatro, necesito disfrutarla porque es muy difícil lo que conseguí y la verdad que en este momento química no es mi prioridad. Pollo: —¿Y tus viejos qué te decían? Fer: —Mis viejos estaban mirando otra película. Cuarto hijo que… Pollo: —Tenían otros quilombos. Fer: —Yo estaba falsificando firmas. Igual no pasaba nada, porque yo no molestaba en el colegio. Era como ahora no es que era un p****** bardero. Todo lo contrario. Me llevaba bien con todos. Y era gracioso. Charlaba. Era medio turro como alumno, en el sentido de que yo quería que captara mi atención. De hecho, una maestra que odiaba tanto que me olvidé el nombre. ¿Y podés creer que mis compañeros no se acuerdan tampoco el nombre? ¿Cómo no ubican quién es? Pollo: —Nadie se registró. Fer: —¡No sé si la inventé! (risas). Era un año que la tuvimos en geografía. Era la típica que entró y dijo: “Los bancos de a uno”. Eran pupitres en niveles, pero todos estábamos de a dos para su clase. Ahí dije: “Qué raro”. Bueno, así era todo. Un día, no sé por qué, me preguntó a qué me quería dedicar. Y yo la verdad es que no lo contaba mucho en el colegio. Nadie sabía. No era el que pedía actuar en los actos. Para mí era muy serio lo que yo hacía. No quería que nadie opinara, ni mis papás. No quería que nadie me pinche la burbuja. Yo estaba haciendo que eso creciera. Pollo: —¿Y qué pasó? No sé por qué le dije que quería ser actor y me dijo: “¡Ay, por favor!. Eso es para los que están tocados con la varita mágica”. Y yo, a los que me decían eso, les hacía cuernitos atrás. Y acá estamos... Pollo: —Un beso grande. Fer: —Evidentemente encontré la varita. Fer Dente y el Pollo Álvarez en el Juego del millón de dólares. (Candela Teicheira) Millón Con un valija llena de dólares, el Pollo invitó a Fer a comprar todo lo que desee. El único requisito es que no se puede donar ni guardar como ahorro. ¿Qué eligió? Pollo: —¿Alguna vez viste un millón de dólares así en una mesa? Fer: —No. Pollo: —¿Qué te comprarías? Fer: —Gracias a Dios tengo mi casa, sino hubiera sido lo primero. Hace poquito, hace un año. Está todavía en reformas. Estoy re loco, pero lo que más me gustaría tener es un teatro. Pero un teatro vale cinco veces esto. Pollo: —¿En serio? ¿Y dónde está el negocio? Fer: —Yo lo que pensaba es: si estoy abriendo, sos dueño de un edificio. Pollo: —Sí, pero si no me andan todas las obras, te fundís. Fer: —Bueno, hay gente que le va muy bien con eso (risas). O lo pondría todo a trabajar, que no tengo idea de lo que estoy diciendo... Pollo: —¿Y si hacemos algo más chiquito? Fer: —No, no. Pollo: —Vos querés un teatro a todo trapo. Fer: —El Ópera (risas). Sí, pienso… me gustaría poner 100 a trabajar. Pollo: —¿A trabajar en qué? Fer: —Dicen que… bonos de YPF. Invertir. Bonos argentinos que den en dólares. Eso me dijo Redrado que vino el otro día al programa. Sino me junto con el papá de Grego Rossello, que me recomiende. Pollo: —Quedan 900 mil. Fer: —Con 300 me gustaría armar un lugar para mi compañía propia. Con oficinas y sala de ensayo. Esto va a salir mucho más que esto… (risas). Pero me gustaría un espacio donde puedan ensayar, tener las oficinas con el equipo creativo, con diseño. Una sala de mínimo de diez metros por ocho. Pollo: —Te voy a sumar 100 lucas más. Fer: —Te quedan 500 mil. Fer: —100 repartiría entre mis cuatro amigos: 25 para cada uno, para que hagan lo que quieran. Es su plata. Pollo: —Te quedan 400 mil. Fer: —Lo guardaría para ser padre porque no tengo idea cuánto sale. Si subrogaría, no tengo idea. Por ahí, casamiento… Pollo: —¿Te vas a casar? Fer: —Nos gustaría. Pollo: —¿Hace cuánto están juntos? Fer: —Y un año y pico. Pollo: —¿Querés que te propongan o querés proponer? Fer: —No, le toca a él proponerme. Porque yo le propuse ser novio. Pollo: —¿Te gustaría la propuesta como medio romántica? Onda Moritán–Pampita… Fer: —No… más tranquila. Pollo: —¿Y la fiesta va a ser a todo trapo, también, o más sencillita? Fer: —A todo trapo. Pero petit, con poco. Pollo: —100 lucas para tu casamiento y el resto para ser padres. Te hago una pregunta: ¿vos querés ser padre o querés ser padre con Pablo? Fer: —El deseo era previo y se potenció, por supuesto, desde que apareció. Pollo: —Casado, posiblemente padre. Tenés algo para el teatro, alguito para el teatro. Le diste plata a tus amigos… Está hecho. Fer: —Todo listo.

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