08/05/2025 19:26
08/05/2025 19:26
08/05/2025 19:26
08/05/2025 19:26
08/05/2025 19:25
08/05/2025 19:25
08/05/2025 19:25
08/05/2025 19:25
08/05/2025 19:25
08/05/2025 19:24
» Diario Cordoba
Fecha: 08/05/2025 15:43
El papa Francisco dejó un legado de cambio, apertura y primeras veces simbólicas, que comenzó con su misma elección. En 2013, Jorge Bergoglio fue el primer no europeo en ser escogido Pontífice en casi 1.300 años y el primero procedente del hemisferio sur, un anticipo del cambio de rumbo geográfico que ya se sentía entonces y que hoy confirman los datos: el futuro –y, de hecho, el presente– de la Iglesia está en África, Asia y América Latina, mientras Europa se seculariza. El sucesor de Francisco, pues, deberá hacer frente a estas fricciones entre la Iglesia europea, inclinada más hacia la defensa de la tradición, y la del sur global, que reclama más peso. De la misma manera que el epicentro del catolicismo viró de las colinas de Belén y Jerusalén hacia Roma, el eje físico vuelve a estar en movimiento. Los números los ponen sobre la mesa el Anuario Pontificio 2025 del Vaticano y un reciente estudio del Seminario Teológico Gordon-Conwell: el centro del catolicismo está virando de forma histórica de nuevo y ya se encuentra en el centro de África, continente que, junto con Asia, son las únicas regiones donde el porcentaje de católicos crece más rápido que el de la población general. Más África África, que en 1900 albergaba apenas al 2% de los católicos del mundo, alcanza ahora el 20%, con un crecimiento anual del 3,31%. Es el caso de países como República Democrática del Congo (55 millones de católicos), Nigeria (35 millones), y Uganda, Tanzania y Kenia, que también registran un número creciente de fieles. Asia, aunque con un peso global menor (11%), destaca por albergar algunos de los países con más católicos, como Filipinas (93 millones) e India (23 millones), donde las comunidades católicas siguen aumentando. Mientras tanto, Europa pierde peso. Si en 1975 sumaba el 37% de los católicos, en 2025 se prevé que alcance un mínimo histórico del 32%. Si bien la caída puede parecer leve, el problema es que persiste desde hace medio siglo. Países de arraigada tradición como Italia, Polonia o España mantienen cifras altas de identificación religiosa, pero también ahí son cada vez menos los que se identifican como creyentes, practican los ritos y, todavía menos, los que se instruyen en la vocación religiosa. En 2023, mientras en Europa el número de seminaristas europeos caía un 4,9%, en África aumentó un 1,1%. América Latina continúa siendo donde más católicos se concentran: un 47,8% del total mundial, aunque su crecimiento es más moderado, por debajo de un punto porcentual. Brasil, con 182 millones de católicos, representa por sí solo el 13% del global. En países como Argentina, Colombia o Paraguay la adhesión sigue siendo alta, aunque también aumentan el número de personas que no profesan ninguna fe. Ratio de sacerdotes por creyente Mientras el grueso de los fieles están en otros continentes diferentes al europeo, Roma hace un tímido esfuerzo por seguir el paso. Los encargados de elegir al nuevo Papa, el Colegio Cardenalicio, solo tiene un 39% de europeos, el número más bajo de su historia (son 136 miembros de 94 países) mientras Asia y África tienen su representación récord. La transformación también se refleja en los nuevos centros de rezo: aunque el 70% de las basílicas consagradas en los últimos dos siglos están en Europa, en la última década el 62% se han consagrado en otros continentes. Este crecimiento desigual se nota en el ratio de creyentes por sacerdote. Los sacerdotes se ven abrumados por la cantidad de población a la que atender: África solo tiene un sacerdote por cada 365.000 fieles, comparado con 87.000 católicos por sacerdote en Oceanía. Mientras, en Europa cada vez tienen menos trabajo en las iglesias. El dato del Viejo Continente no está especificado en los informes, pero se estima un ratio muy alto ya que incluye el Vaticano. Choque y transformación Esta transición norte-sur también ha generado tensiones por el diferente perfil que toman las diferentes iglesias en cada continente. Las africanas suelen mantener posturas más conservadoras en moral sexual, pero son más abiertas a expresiones culturales propias. El cardenal mozambiqueño Antonio Juliasse capturó la esencia de la cuestión en el reciente sínodo: "El Espíritu Santo ya habla con acento africano y latinoamericano. Roma debe decidir si escucha estas voces o se convierte en un museo de sí misma". Con 1.406 millones de fieles –el 17,7% de la población mundial–, la Iglesia católica sigue siendo una potencia global, pero la elección del próximo Papa será una prueba clave para saber si la Iglesia está dispuesta a abrazar su diversidad desde las instituciones o si optará por mantener, contra viento y marea, un eurocentrismo cada vez más alejado de su base fiel, y que marcará si el Vaticano es capaz de mantener su relevancia política en todo el mundo.
Ver noticia original