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  • Historia del cuerpo humano: el cuerpo descubierto y el cuerpo conocido (III)

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 08/05/2025 19:25

    Por Armando S. Andruet (h) twitter: @armandosandruet En las dos notas que anteceden de los pasados días 26 de marzo y 16 de abril, señalamos un conjunto de cortes históricos para la modesta historia del cuerpo que hemos escrito y ahora reseñamos, en los siguientes ítems: 1) el tránsito de la medicina teúrgica a la medicina racional: el cuerpo descubierto (siglo XII a.C. /siglo V a.C.); 2) el tránsito a la medicina quirúrgica: el cuerpo conocido (siglo V a.C./año 1500); 3) el tránsito a la medicina científica: el cuerpo anatomizado (año 1500/año 1800); 4) el tránsito a la medicina experimental: el cuerpo experimentado (año 1800/año 1900); 5) el tránsito a la medicina celular: el cuerpo instrumentalizado (año 1900/1950); 6) el tránsito a la medicina bioquímica: el cuerpo implosionado (año 1950/año 2010) y 7) el tránsito a la medicina biónico/molecular: el cuerpo mestizado y mejorado (año 2010/futuro). El cuerpo descubierto (siglo XII a.C./siglo V a.C.) La práctica médica en la antigüedad homérica, era cumplida con la intervención del enfermo ante el Oráculo de Delfos. Allí se producía una síntesis de la figura de la sacerdotisa -Sibila- quien hablaba a un ‘médico-sacerdote’ que entraba en trance, y bajo tal conmoción se convertía en vocero de la palabra de Asclepio, brindando las orientaciones terapéuticas a seguirse. Las prácticas paganas de la medicina, se remontan hasta el siglo XIX a.C., según informan Homero y Hesíodo, especialmente en la Ilíada y Odisea. Desde dichas lecturas, resulta que los dioses griegos tenían suficiente poder para causar enfermedades a las personas y desencadenar epidemias y muertes colectivas. En la Ilíada existe un desarrollo vinculado con la cura de las heridas a cargo de médicos que acompañaban al ejército; siendo el más importante Macaón, hijo de Asclepio. Este último había sido educado por el centauro Quirón -semidios de la salud- por la entrega que le hiciera, su padre Apolo. Esta es la medicina mágica, y su registro central es el concepto de la acción y resultado de la voluntad de los dioses sobre la ejecución y resultado de las cosas que hacen los hombres: aprobadas o desaprobadas y en función de ello, premian o castigan a los mismos. Se conoce también como “medicina teúrgica”. Sobre el siglo VI a.C., habrá una transformación civilizatoria central, y se nombra como el paso del mito al logos y donde el principio de las cosas no será indeterminado, sino que será resuelto desde la razón, desde el “logos”; y es la pregunta por el “arje” o principio. Los cosmólogos presocráticos, reconocían en una naturaleza física aquello que era el principio, así: agua, aire o lo indefinido. Junto a dicho paso del mito al logos, la medicina, comienza un alejamiento de la construcción teúrgica a la “medicina racional”, encarnada por Hipócrates (460 a.C./370 a.C.) y que demandará varios siglos para su consolidación. La medicina será racional porque de la misma forma que existe una “physis” que ordena el cosmos, es también aplicable a la naturaleza humana y por ello, no había ninguna razón para que la salud y la enfermedad de las personas, no se consideraran en clave del logos y con ello, abandonar la medicina teúrgica. La “physis” se materializa en razón a cuatro elementos activos identificados con lo seco, húmedo, caliente y frío. Así y siguiendo tesis de Empédocles de Agrigento (495 a.C./435 a.C.), todo el cosmos y el hombre está compuesto por cuatro elementos que se dan cita por atracción o repulsión en diferentes proporciones y son: fuego, aire, tierra y agua. El equilibrio será el orden en el universo y la salud en el hombre, su desequilibrio será el caos en la naturaleza y la enfermedad. Ello permitirá que Hipócrates genere su teoría de los cuatro humores, que se reconoce como la primera fisiología humana. Para los hipocráticos, la enfermedad era un desequilibrio humoral, había que colocar los cinco sentidos para conocer cómo se producía ello, por lo cual, la observación del enfermo era central, anotando la temperatura del cuerpo, los aspectos del rostro, advertir como se cumplía la respiración, el tono de la piel en la forma en que se mantenía, probando la orina, el sudor, las lágrimas, oliendo las heces de los enfermos. Tal como se puede apreciar, la racionalidad del filósofo-médico lo llevaba a poder ‘descubrir’ el cuerpo del enfermo por sus efectos y consecuencias y no sus causas y su labor profesional, era la de organizar terapéuticas muy moderadas y de casi nula invasión física, salvo realizar sangrías o hacer el drenaje de abscesos. La terapéutica hipocrática, supone la ingesta de infusiones o utilización de pomadas o ungüentos, que hagan que se pierda alguna sustancia en exceso, o la fortaleza para mantenerla. En la medicina racional hipocrática, existe una condición de respeto -cuasi sacralidad- al cuerpo del hombre enfermo y la función del filósofo-médico nunca es, ir más allá de la naturaleza. El cuerpo conocido (siglo V a.C./año 1500) Es un extenso período con submomentos, que no consideraremos, para quedarnos con lo central de esta presentación. El primero de esos submomentos, es entre el siglo IV a.C. y el siglo I a.C.; es cuando el cuerpo se habrá de comenzar a conocer, aunque solo fenoménicamente, explicando por la cual sucedían determinados eventos nosológicos. La observación era tan atenta y meticulosa y la mayoría de las veces tan acertada en su diagnóstico como las descripciones de las enfermedades, de los síntomas y de los signos en el cuerpo de los enfermos realizados con sabiduría de juicio y atención y fueron utilizados hasta el siglo XV sin dificultad, los textos hipocráticos con las mejoras que Aurelio Cornelio Celso (25 a.C.-50) o Galeno habrían de realizar. El segundo submomento lo cumple la medicina alejandrina, bajo el imperio de Alejandro Magno (336 a.C./ 30 a.C.). Alejandría se convertirá en centro de civilización y cultura. Los médicos dejaron de ser observadores de la enfermedad, y dieron un giro en la formación anatómica y fisiológica. Este submomento es atípico, puesto que por poco tiempo, se habrá de superar la métrica del conocimiento del cuerpo y se producen episodios que adelantan siglos el futuro -anatomizando el cuerpo-, pero no tienen continuidad. Así es como, se alejan del concepto de una medicina nada invasiva para ensayar las disecciones del cuerpo humano, cumplidas por Herófilo de Calcedonia (335 a.C.-280 a.C.) a quien la historia lo recuerda como el primer anatomista, ello duró escasos tres siglos donde los médicos se encontraron con el cuerpo por dentro. El tercero de los submomentos se relaciona cuando el centro civilizatorio migra de Alejandría a Roma y allí, se destacará un educado y estudioso médico de nombre Claudio Galeno (130-200), quien en orden a su interés por la anatomía y el esqueleto completo, tomó distancia del mismo Hipócrates, aunque se mostró continuador de la teoría de los humores. A tal efecto, como no se podían utilizar cadáveres, se valió de monos. Adquirió Galeno un gran prestigio que duró por 15 siglos. Luego, por un extenso período de la edad media -siglo V/XV-, la práctica médica que había alcanzado con los hipocráticos una excelente base teórica y con los alejandrinos un reconocimiento profundo del cuerpo humano y con los romanos un primer conocimiento anatómico profundo, ingresará en una período de cierto aletargamiento, que comenzará a ser superado, recién luego del siglo XI, y muy localmente por los movimiento pro médicos de la Escuela de Salerno. Todo ello, conforma un cuarto submomento, calificable como de medicina ‘cuasi-técnica’, puesto que estuvo gobernada por la teoría del misticismo filosófico cristiano y que puede ser resumido en que la salvación del alma es compatible con la salud del cuerpo y por ello el mayor desarrollo de la fe cristiana, redunda en una mejor salud. La medicina decae y no hay preocupación por las enfermedades, puesto que tienen una íntima vinculación con el castigo y el pecado. La función médica comienza a ser sustituida por monjes en los monasterios con baja formación profesional por tal labor, confundiéndose la medicina como oficio propio de la caridad. Por último un quinto submomento y que se debe indicar, como el puente que se abre a las grandes transformaciones posteriores. Se comienzan a desarrollar en la Escuela de Salerno, preocupaciones por la naturaleza humana y no solo por la salvación eterna y así, el camino para la generación de las Universidades emerge naturalmente. De ella se recoge, su carácter abierto y no dogmático, apertura al estudio por las mujeres; de igual modo una orientación a la tecnificación de la medicina y la conversión generada de la ars médica. Desde allí, comenzará a haber una atención a la cirugía que había sido despreciada como así también a la anatomía, todo ello, acompañado de innumerable recuperación de textos griegos y árabes. Entre los grandes cirujanos y anatomistas se encuentran: Henri de Mondeville (1260-1320), Guillermo de Saliceto (1210-1280), aunque el más importante fuera Mondino de Luzzi (1275-1326).

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