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  • Ciencia e Innovación: El ICTAER cumple cinco años de compromiso con el desarrollo regional

    Concordia » Despertar Entrerriano

    Fecha: 08/05/2025 15:40

    Por invitación del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de Entre Ríos (ICTAER), Despertar Entrerriano visitó su sede en Concordia para conocer desde adentro el trabajo de uno de los espacios científicos más importantes de la provincia. A cinco años del 8 de mayo del 2020, desde su creación y tres años de funcionamiento activo, el ICTAER demuestra que la ciencia también se hace en el interior, con calidad, vocación y fuerte anclaje territorial. El ICTAER es un instituto de doble dependencia entre el CONICET y la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Sus dos sedes —una en la Facultad de Ciencias de la Alimentación de Concordia y otra en la Facultad de Bromatología de Gualeguaychú— forman parte de una apuesta federal por descentralizar la ciencia y generar conocimiento aplicado a las necesidades locales. “Desde 2022 el instituto está en funcionamiento pleno. Somos una institución científica que busca tener impacto en la región. Y una de nuestras principales funciones es formar recursos humanos calificados, como los doctorandos”, explicó la Dra. Mariana Lagadari, vicedirectora del ICTAER, en diálogo con nuestro medio. La dirección general está a cargo de la Dra. Beatriz Gómez, desde Gualeguaychú. Actualmente, el instituto cuenta con investigadores (pertenecientes a CONICET y UNER) y becarios de doctorado. Las becas son cofinanciadas por CONICET, UNER y otros organismos como CTM. Cada becario cuenta con un director de tesis, un codirector y un plan de trabajo de cinco años con objetivos concretos de investigación. “Muchos de esos planes apuntan a generar productos o soluciones de interés para la comunidad”, subrayó Lagadari. Ciencia con impacto real Durante la visita, dialogamos también con dos jóvenes científicos del ICTAER que representan el espíritu del instituto. Raúl, ingeniero en alimentos, trabaja en un proyecto vinculado al aprovechamiento del salvado de arroz: “Es un residuo muy abundante en Entre Ríos. Nosotros buscamos aplicar un tratamiento biotecnológico para obtener compuestos funcionales que puedan ser incorporados en alimentos o suplementos. Se trata de valorizar lo que hoy se desecha”. Por su parte, Marcos está abocado a la microencapsulación de cannabis para su uso en productos medicinales: “Mi línea apunta a lograr un producto más estable, estandarizado y seguro para su uso terapéutico. La microencapsulación permite controlar la liberación del principio activo, lo que podría ser muy útil en personas con epilepsia, por ejemplo”. Ambos resaltaron la rigurosidad del proceso para acceder a una beca doctoral. “No cualquiera entra a este sistema. Hay que tener un promedio alto, presentar un plan de tesis sólido y pasar por una evaluación nacional”, señalaron. Y coincidieron en que hacer ciencia en Concordia “es posible y muy valioso, porque estamos aportando desde el territorio”. Una visión transformadora Desde el ICTAER insisten en que su rol excede el ámbito académico: “Buscamos ser útiles, resolver problemas concretos, desde la contaminación por efluentes industriales hasta la generación de alimentos sin gluten. Trabajamos con industrias, con cooperativas, con escuelas. Tratamos de tener una inserción real en la comunidad”, dijo Mariana Lagadari. Uno de los ejemplos más innovadores es el desarrollo de biofertilizantes a partir de microalgas, pensado para reducir el uso de productos químicos en la agricultura. Otro proyecto destacado es el estudio de harinas alternativas libres de gluten, con impacto potencial en personas celíacas. “Nos interesa mucho que la gente sepa que estamos acá, que hay un instituto científico abierto a la comunidad. Hacemos ferias, damos charlas en escuelas, actualizamos nuestras redes sociales. Queremos romper la idea de que la ciencia está encerrada en un laboratorio”, destacó Lagadari. Mirar al futuro con raíces firmes Consultados sobre el futuro, desde el ICTAER remarcan que la meta es seguir creciendo, incorporando más investigadores y articulando con otras instituciones. “En el país hay más de muchísimos institutos de doble dependencia como el nuestro, y somos el único en Entre Ríos vinculado a alimentos. Nuestra intención es fortalecer ese lugar, seguir generando conocimiento y formar profesionales que luego puedan aportar al sistema productivo regional”, señaló la vicedirectora. En un contexto nacional desafiante para la ciencia, el ICTAER demuestra que, con compromiso, planificación y vocación, se puede hacer investigación de calidad desde el interior del país. En estos cinco años de vida —y tres de trabajo consolidado—, el instituto se consolida como un actor clave en la construcción de una provincia más sustentable, innovadora y conectada con el conocimiento. “Estamos convencidos de que la ciencia tiene que estar al servicio de la sociedad. No hay ciencia sin comunidad, ni comunidad que pueda desarrollarse sin ciencia”, concluyó Mariana Lagadari. Fuente: Despertar Entrerriano

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