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» Jackemate
Fecha: 06/05/2025 14:22
Comparte este Articulo... Por Carlos del Frade En 1969, cuando Rosario era el corazón del segundo cordón industrial más importante de América del Sur después del de San Pablo, el primer “Rosariazo” contra la dictadura de Onganía, de mercenarios y monopolios, como bien tituló el notable periodista de investigación Rogelio García Lupo, tuvo como ingrediente una fenomenal movilización de casi cien mil personas que rechazaron el asesinato de un pibe de quince años producido por los siempre presentes nichos de policías cómplices y homicidas de gente de pueblo. Rosario declaraba, en aquel mayo de 1969, que no admitía que se mataran pibes. Desde 2013 en adelante, las bandas narco policiales que se pelean por el dinero que emerge de los territorios estragados por el sistema, comenzaron a multiplicar crímenes de pibas y pibes menores de veinte años. A pesar de semejante incremento de sangre joven vertida en las calles de la ex ciudad obrera, nunca hubo semejante cantidad de pueblo en las calles para reafirmar aquel mandato fundante: con los pibes no. Ahora, cuando hay un paréntesis de reducción de muertes, aparecen los relatos que la droga que circula y convierte a las chicas y los chicos en consumidores consumidos aumenta sin mayores barreras. Alta circulación de sustancias psicoactivas que se comen la vida de las pibas y los pibes, mientras los discursos oficiales hacen hincapié en la disminución de asesinatos. Un cristiano de verdad, Fabián Belay, a cargo de lo que se denomina Pastoral de la Drogadependencia, habló de lo que está pasando en las vísceras de la sociedad rosarina. Dice que hay una tercera generación de adictos y que no hay programas para abrazar a las chicas y los chicos que tienen entre los doce y los diecisiete años. Apunta que las nuevas sustancias, “con lo que están fumando los pibes hoy, los índices de discapacidad se van a disparar, por las patologías crónicas. Las áreas de Niñez van a virar a ser instituciones de salud mental”, dijo Belay. “Rosario ya tiene una crisis humanitaria…Tenés niños en consumo con problemas de enfermedades infectocontagiosas. En los centros de salud, falta personal porque están renunciando por la cuestión salarial y por la violencia. Un médico en un centro de salud tiene que atender al hijo de una persona que está vinculada al delito. “Lo mismo le pasa al docente. A su vez, se han debilitado los programas que generan acompañamiento comunitario…Entonces, tenemos una red comunitaria débil, con una sociedad que se ha retrotraído en el compromiso ciudadano. Ojo, porque vamos hacia un lugar que es agravar lo que está pasando. “No estamos frenando la crisis que llevó a Rosario a los fenómenos de violencia. La crisis sigue ahí abajo, profundizándose…Rosario no cuenta con propuestas masivas para adolescentes vulnerables…Lo único que tenés hoy es una escuela secundaria que ya no está siendo contenedora. A nivel nacional, el 50% de los adolescentes no está en la secundaria. Y solo el 13%, la termina con los contenidos básicos en tiempo y en forma. Un 87% que no tiene esas condiciones… “Si esta tercera generación en situación de consumo no tiene familia, tenés que armar comunidades que sean contenedoras, que sean familia…El Estado está pagando las consecuencias porque hoy tenés incendiada el área de Niñez y no tenés cómo la sociedad puede acompañar eso. Porque vos necesitás al sector privado, el tercer sector y el tercer sector necesita al Estado…Una persona cuando ingresa acá ya tiene 20 o 30 años de sustancia encima. El promedio de edad con nosotros es de 39 años. De 450 personas, el 80% empezó a consumir entre los 11 y los 17. “Estamos viendo ese fenómeno masivo en los barrios. Hay chicos de 9 o 10 años que ya son adictos, no que se están iniciando como era antes…Necesitamos una inversión fuerte, un presupuesto equivalente a cien escuelas aplicado a este tema. Suena a mucho pero no lo es. Pensemos todo lo que activamos cuando fue la pandemia de coronavirus. Bueno, ésta es una pandemia de 20 años que nos está llevando puestos. No es apocalíptico, es realista”, terminó diciendo Belay. En la geografía rosarina, huérfana definitiva del desarrollo obrero, industrial, portuario y ferroviario que la caracterizaba en los años sesenta, las pibas y los pibes, consumidores consumidos, son protagonistas del negocio impune de mafias de guante blanco. (Apea/Jackemate.com) (*) Diputado Provincial ‘Frente Amplio por la Soberanía’ – Periodista
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