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Federal » El Federaense
Fecha: 03/05/2025 00:12
Sandra Estéfana Domínguez Martínez, una abogada de Oaxaca, se ha convertido en un símbolo de resistencia ante la falta de justicia, especialmente para las mujeres de su comunidad. Nacida en San Isidro Huayapam y con una infancia vivida en San Pedro y San Pablo Ayutla, el aire puro de las montañas ayuuk le permitió cultivar una conciencia que la impulsó a defender los derechos humanos, la justicia y la igualdad de género. Un legado imborrable A punto de cumplir 39 años el 17 de junio, la ausencia de Sandra se siente profundamente. No obstante, su legado sigue vivo. Egresada de la Universidad Indígena de México, su lucha se centró en la defensa de las mujeres, desafiando las violencias incrustadas en las tradiciones que perpetúan la opresión. Con radical feminismo y empatía, se convirtió en la voz de muchas que, por temores o estigmas, permanecían en silencio. Defensora de derechos humanos Su trabajo no solo fue un grito por justicia, sino también una mano tendida hacia quienes sufren en silencio. Observaba a mujeres tejiendo historias de vida mientras compartía su experiencia, convirtiéndose en un símbolo de sororidad. La desaparición y el feminicidio, dos realidades desgarradoras en su entorno, fueron temas que marcó en su lucha, con ejemplos impactantes como los casos de Zayra y Fany. Ambas jóvenes, madre e hija, sufrieron por la ineficacia de las autoridades al intentar acceder a la justicia. El propio sufrimiento de Sandra, al ser víctima de una indolente respuesta estatal ante la violencia, la llevó a gritar, desde la zona más central de Oaxaca, una verdad incómoda que se mantiene vigente. Rostro de resistencia La noticia de su desaparición dejó una sensación de orfandad en quienes hablan ayuuk, mixteco o español. Sin embargo, su coraje y determinación continúan resonando como un eco que no callará. La valentía de Sandra al enfrentar a dignatarios que se aprovecharon de su posición hizo visible una problemática profundamente arraigada en su comunidad. Admitió a los culpables y abogó por un cambio, cuestionando las estructuras que protegen la impunidad. A pesar de los retos y de los obstáculos enfrentados, su impacto en el ámbito judicial y social ha sido irreversible. En honor a su vida Sandra Estéfana Domínguez Martínez puede que no haya regresado a su hogar como todos deseaban, sin embargo, siempre estará presente en el corazón de quienes luchan por un mundo más justo. Su misión en esta vida se ha cumplido, y su legado se fortalece cada día, recordándonos que la lucha por la justicia y los derechos humanos no debe cesar. Hoy la recordamos como una madre, como una hermana, y como una defensora, siempre inspirándonos a seguir su camino. La voz de Sandra se mantendrá viva mientras continuemos honrando su trabajo y luchando por un futuro donde las mujeres sean escuchadas y respetadas.
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