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Colon » El Entre Rios
Fecha: 03/05/2025 15:30
Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Un entrerriano, oriundo de Concordia, fue testigo de un inusual fenómeno climático que tiñó de blanco a París: una pedrada cayó sobre la capital de Francia y él se convirtió en espectador de lujo, desde las alturas de la emblemática Torre Eiffel.“Tipo 15.30 teníamos ingreso a la torre”, comienza diciendo la crónica. “A esa hora recibimos el alerta en los teléfonos de que se vendría una tormenta con hora a las 17”. No obstante ello, decidió seguir adelante para aprovechar al máximo su estadía: “Pensamos:”.Una hora antes de lo previsto, el paisaje se empezó a transformar, dando paso al temporal pronosticado: “A eso de las 16 ya nos encontrábamos en el segundo piso, cuando el cielo se puso negro y comenzó a soplar un viento muy fuerte”. En ese momento, “estábamos por subir al ascensor que nos llevaría a la torre, por ende nos hallábamos a resguardo cuando se desató la tormenta”.De repente, la gente corría en la parte exterior. “Vimos algunos niños y les hicimos un lugar junto a sus padres”, contó respecto a su reacción, a la vez que podía sentir de qué manera caía el granizo, “porque entre las estructuras de la gran torre se filtraban algunos trocitos de hielo que llegaban hasta nosotros”.El contingente estuvo en esa posición por aproximadamente 20 minutos hasta ser evacuado, algunas personas a pie y otras vía ascensor: “Fue solo en el momento -describió- en que salimos del lugar en el que estábamos, cuando pudimos ver desde el segundo piso de la torre el Campo de Marte pintado de blanco y las terrazas de la torre colmadas de hielo”.La experiencia osciló entre la tensión y el romanticismo para el entrerriano, ya que en el marco del mágico entorno parisino “no faltó la oportunidad para que un enamorado allí presente, antes de ser evacuado, pidiera matrimonio a su prometida”.Para las 17, hora en la cual se encontraba originariamente previsto el temporal, ya se encontraba en la base. “Bastante mojados, pero contentosporque subir a la torre sube cualquiera, pero una granizada no se vive todos los días”, concluyó, dando testimonio de un inolvidable paso por la estructura de 312 metros.
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