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» Diario Cordoba
Fecha: 27/04/2025 01:58
En la biología de las aves siempre ha llamado la atención una estrategia muy peculiar que consiste en depositar los huevos en los nidos de otra especie para que sea esta última la que soporte el gasto energético que conlleva la construcción del nido, la incubación y todo el proceso de crianza de los polluelos. Al hablar del parasitismo de incubación siempre vendrá a la cabeza el cuco, quizás por haber sido objeto de mayor número de filmaciones para los documentales de naturaleza, donde llama la atención el gran tamaño del huésped frente al hospedador. Sin embargo existe otra especie, el críalo, que se ha especializado en parasitar a la urraca y en otros lugares también de la corneja. Uno de los pioneros del estudio de los mecanismos de parasitación de esta especie fue el tristemente desaparecido catedrático de la UCO, Luis Arias de Reyna, uno de los referentes en España de la etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal. A mediados de los años setenta, en un estudio realizado durante tres años en Doñana junto a su maestro Fernando Álvarez, demostraron que los mecanismos de parasitación entre el críalo y la urraca mostraban una sincronización de las puestas. El huésped utiliza una táctica de distracción en la aproximación al nido, en la que un miembro distrae y el otro intenta colocar su huevo. El críalo realiza la puesta generalmente cuando ya ha comenzado la de la urraca y para asegurar su nacimiento ha recortado el tiempo de incubación a 13-14 días frente a los 17-20 de la especie parasitada. De esta manera se asegura que sus pollos tengan más edad y tamaño que sus competidores en el nido. Otra adaptación es disponer de huevos de tamaño y diseño parecido, aunque en cierta medida diferenciables para la ciencia por coloración y medidas. Al nacer, los pollos de ambas especies sólo son diferenciables por la disposición de los dedos y la posesión de dos papilas blanquecinas en la cavidad bucal. Los mecanismos de la parasitación entre el críalo y la urraca mostraban una sincronización de las puestas Los sonidos de petición de los pollos de críalo son bastante similares a los de urraca, como demostraron Redondo y Arias de Reyna en 1988. Señalaron que la imitación vocal es una adaptación evolutiva que mejora el éxito reproductivo del críalo al facilitar la aceptación y el cuidado por parte de los hospedadores. Están adaptados a un comportamiento petitorio de mayor duración, que, junto a su mayor tamaño, llama más la atención y es objeto de la mayoría de las cebas por parte de las urracas. De esta forma, los pollos más pequeños del hospedador mueren por inanición o aplastamiento. Cuando el pollo de urraca es mayor que el de críalo no existe diferencia de cebas. El desarrollo más rápido de los pollos les permite pedir su alimento de manera más efectiva e incluso si los de urraca han conseguido desarrollarse y abandonar antes el nido, el pollo de críalo es capaz de seguirles de mata en mata con apenas 15 días a pesar del escaso desarrollo de sus patas. En resumen, toda una estrategia evolutiva para asegurarse la supervivencia a costa de la urraca. Los sonidos de petición de los pollos de críalo son bastante similares a los de urraca Esta característica es de importancia cuando ciertas personas quieren controlar la población de urracas destruyendo los nidos o utilizando veneno, como se hacía hasta principios de los años ochenta con el producto denominado ovourraquil, que era autorizado oficialmente por Instituto para la Conservación de la Naturaleza. En la provincia de Córdoba, en el segundo lustro de los años ochenta se produjo el último intento de colocar este tipo de veneno en la comarca de Los Pedroches, promovido por el Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA). La intervención de los responsables de la Agencia de Medio Ambiente y el asesoramiento de Luis Arias de Reyna frustraron el intento oficial y se desterró esa práctica tan cruel y poco selectiva. La destrucción de nidos con huevos o pollos recién nacidos también afecta al críalo, al igual que la eliminación mediante cualquier método ejemplares adultos durante el período reproductor. Es una especie territorial que selecciona zonas boscosas de robles o encinas en lugar de pastizales Frente a la parasitación, las urracas se van a defender con ataques hacia los críalos adultos. Mientras que un miembro de la pareja los persigue, el otro ejemplar queda vigilante en el nido para contrarrestar la técnica de distracción del críalo. En ocasiones pueden detectar el huevo puesto y lo expulsan e incluso lo llegan a comer. Un numeroso grupo de investigadores liderado por Luis Arias de Reyna encontraron, en la Sierra Morena central en Córdoba, que es una especie territorial que selecciona zonas boscosas de árboles de Quercus spp. en lugar de pastizales y que el tamaño de su territorio era aproximadamente de 370 hectáreas y albergaba 60 nidos hospedadores, con dos zonas, una presumiblemente utilizada para esconderse y la otra para parasitar. Por último hay que señalar que los ejemplares adultos son unos grandes consumidores de orugas de mariposas defoliadoras, siendo una de sus principales presas la procesionaria del pino. Las aplastan con su pico por toda la superficie para quitarle o romper gran parte de los pelos urticantes. No desdeñan otros insectos. Suscríbete para seguir leyendo
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