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  • La emotiva mirada de fray Carlos Aspiroz Costa, arzobispo de Bahía Blanca, sobre Francisco: “Fue un hombre al que lo inspiró la sabiduría”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 26/04/2025 16:36

    Crédito: Gentileza Alberto García A cinco días del fallecimiento del Papa Francisco, el arzobispo de la arquidiócesis de Bahía Blanca, Fray Carlos Alfonso Azpiroz Costa, realizó una profunda reflexión sobre el sumo pontífice, quien hoy fue sepultado en la basílica de Santa María la Mayor. En diálogo con La Nueva Radio Suárez, de Coronel Suárez, brindó una emotiva y profunda mirada sobre lo que significó Jorge Mario Bergoglio para la Iglesia católica y recordó el impacto global que provocó la elección de Francisco, el 13 de marzo de 2013, al frente del ministerio petrino. “Cuando -el cardenal Jean-Louis Tauran- dijo “Georgius” en latín, “Georgius Cardinali”, fue una enorme sorpresa, el país entero se vio sorprendido. No es que de un día para otro hubo un cambio. Sí lo hubo porque el horizonte de un Papa es un horizonte universal, pero el de un hombre de gestos muy delicados, pero a su vez muy claro“, rememoró el arzobispo. Según el domínico, “todo el mundo se acordará más o menos el día que fue elegido, qué hacía, dónde estaba“. Y puso su ejemplo: ”Estaba predicando en un retiro en un monasterio de monjas contemplativas de clausura. Las monjas tocaron las campanas, me dejaron ir a la sala de recreación para ir a ver quién iba a ser elegido. No sabíamos. Cuando salió (el nuevo Papa) las monjas saltaban dos metros, parecía la hinchada de un equipo de primera cuando –su equipo- hacía un gol“. "Esto se vive con cierta tristeza, creo que la palabra orfandad es la que más puede describirlo", dijo Azpiroz Costa (Crédito: https://www.dominicos.org/) Semblanza papal El arzobispo recordó a Francisco como ”un hombre al que la sabiduría le ha inspirado frases cortas, que han penetrado mucho, porque son evangelio puro: ’Hagan lío, todos, todos, todos’ ‘¿Quién soy yo para juzgar?‘. ‘Salir a las periferias’, leyendo una actitud de Jesús que, a todos recibe, y la gente que quejaba por ello. Y él nos predicó las mismas cosas, por eso quedan tan grabadas en el corazón como ’Yo quiero una iglesia de hospital de campaña’, una iglesia accidentada en salida que no enferma de encierro. Fue un gran comunicador, sin dudas". Azpiroz Costa también afirmó que el paso de Francisco como líder movilizó a toda la Iglesia Católica: ”Creo que sí, porque la pastora Santa Catalina de Siena, cuando hablaba del Papa, lo llamaba Dulce Cristo en la Tierra. Para nosotros, ella también lo era, entonces me gusta mucho esa expresión". Y agregó: “Eso cambia porque uno ve, en el Papa, el modelo, el que nos regala en su magisterio, no solo un documento, sino gestos que son documentales, en el sentido más pleno de la palabra. Y eso cambia porque lo dice el obispo de Roma, que es el Vicario de Cristo, el de la Iglesia Madre, cada Papa nos ha regalado pinceladas únicas del Evangelio en cada tiempo y en cada lugar". Azpiroz Costa, con respecto a las figuras papales, reflexionó que “gracias a Dios, los medios las multiplican”. Y ejemplificó: “A Juan Pablo II lo mostraban como un Papa presente en todo el mundo que ahora hemos naturalizado y antes no era así. Fue Pablo VI el primero que hizo un viaje a cada continente, solo un viaje. Era el Papa viajero". Y lo comparó con Francisco: “Con su condición física, ha hecho esfuerzos enormes. El viaje del año pasado en Asia le ha costado, no digo la vida, porque la vida se la entrega cada día. Después, las hermenéuticas son distintas, según quien hable, porque la gente es muy cercana al Papa, no es una persona distante. Él siempre, en su predicación, es breve, contundente, con buenos ejemplos. Otros somos más largueros y cansados", dijo entre risas. También habló de su legado para la comunidad creyente y puso un énfasis especial en lo personal, ya que Francisco fue quien lo designó como arzobispo en la diócesis de Bahía Blanca en el 2015. “Esto se vive con cierta tristeza, creo que la palabra orfandad es la que más puede describirlo, es como un padre, es como el que me mandó, ya no está. No es una crisis de vocación, pero el tiempo pasa y quien me envió ya no está. Le rezo porque ya está con Dios para que me ayude a desempeñar mi carrera de la mejor manera, con fecundidad evangélica“, sintetizó. Con respecto a la impronta pastoral del difunto Santo Padre, que marcó un antes y un después en la Iglesia, afirmó: ”Una cosa que me impresionó fue cuando reunió a todos los jefes políticos de Sudán, que sigue viviendo una guerra civil terrible, y se inclinó él, con los problemas de cadera que ya tenía desde antes, a besarle los pies a todos. Y eso no se hace for export, sino como un signo fuerte para todo el mundo. Nosotros no nos lavamos los pies y no nos besamos los pies en el sentido de la humildad de ‘por favor, paren esa guerra’, lo hace por el pueblo que está sufriendo. Esos gestos se han multiplicado, son espontáneos, no son calculados, son del espíritu". Crédito: AICA “¿Cómo se vive esto, desde puertas adentro esto?“, le consultaron al aire al titular del arzobispado de Bahía Blanca. A lo que contestó: ”Con la experiencia de 2000 años de la Iglesia. Cada uno vivió en una época, en todas las épocas, la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco, la época colonial. Cada época ha producido, por decirlo así, un Papa diverso, más o menos santo, aunque la santidad solo la ve Dios. Lo que a nosotros hoy nos parece ridículo, por entonces y en otro contexto histórico, no lo era. Pero lo importante es que, a medida que se cree que Dios va regalándonos papas, nos va mostrando distintas etapas de la vida de Iglesia, pero son etapas que no se vuelve atrás". Y también bregó por una Iglesia “para todos”, inclusiva. ”En la puerta del templo no hay un escáner ni una aduana para ver qué tenés en el bolso. Cuando uno está dentro de la Iglesia, da la posibilidad de la conversión, de ir cambiando, pero yo no te exijo ’vas a tener que cambiar para entrar a la iglesia, al templo, a la comunidad”, sino que, dar la posibilidad -una vez que uno entra a una comunidad-, es para crecer, no estamos llamados a una comunidad para meternos en un freezer“. Fray Carlos Aspiroz Costa es uno de las personalidades más importantes de la Iglesia Católica Argentina. Nombrado arzobispo coadjutor de Bahía Blanca en 2015 por Francisco, y luego asumió como a arzobispo titular el 12 de julio de 2017, día en que el papa Francisco aceptó la renuncia de Monseños Guillermo Garlatti. Fue ordenado sacerdote en 1987, y en septiembre de 1989 fue enviado a Roma para estudiar Derecho Canónico en el Angelicum, donde obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en noviembre de 1992. Viviendo en Roma fue elegido prior del Convento San Martín de Porres, de Mar del Plata, noviciado de la Provincia Argentina. Durante esos tres años desplegó también su actividad docente en la Universidad Fasta de Mar del Plata. El Capítulo Provincial de 1995 lo eligió secretario de Provincia y en noviembre de ese año prior del Convento Santo Domingo de Buenos Aires. Su presencia en Buenos Aires volvió a vincularlo con el trabajo pastoral en el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana. Siguió acompañando la labor pastoral-misionera en Puerto Viejo (Corrientes) en el nordeste argentino. Desde 1993 a 1997 fue miembro del Equipo de Reflexión Teológica de la Conferencia Argentina de Religiosos. A mediados de 1997 el Maestro General de la Orden, fray Timothy Radcliffe, lo nombró Procurador General de la Orden en Santa Sabina, Roma. Fue Rector de la basílica de Santa Sabina desde 1997 a fines de 2000. El 14 de julio de 2001, participando como invitado-perito en el Capítulo General electivo que se llevaba a cabo en Rhode Island, Estados Unidos, fue elegido maestro general de la Orden de Predicadores, convirtiéndose en el 85° sucesor de Santo Domingo de Guzmán y el primer clérigo no europeo en ocupar dicho puesto después de más de 300 años.

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