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  • Ante cientos de jóvenes, “Cayetano” invitó a hablar sobre ludopatía y reflexionar sobre las consecuencias del juego

    » Noticiasdel6

    Fecha: 24/04/2025 16:44

    Con un mensaje claro y contundente, basado en su propia experiencia, el periodista deportivo y presentador de televisión Nicolás Alberto “Cayetano” Cajg, reflexionó sobre la realidad del juego patológico ante centenares de estudiantes y docentes que se dieron cita en la sala “Eva Perón” del Parque del Conocimiento, de la capital misionera. Bajo la premisa “Hablemos de ludopatía”, el encuentro de esta mañana fue organizado por la Defensoría del Pueblo de Posadas, el IPLyC y la Municipalidad de Oberá, donde hoy a partir de las 15, el protagonista de esta historia mantendrá un encuentro similar con quienes se acerquen hasta el polideportivo “Ian Barney”. Por primera vez en Misiones, donde recibió una Declaración de Interés por parte de la Cámara de Diputados, “Cayetano” indicó que le generan una contradicción este tipo de encuentros porque, por un lado, “estoy feliz de estar acá, pero también es porque los chicos necesitan escuchar alguna historia en primera persona. Eso habla de una problemática que hubiera estado mejor que no exista”, pero “no debemos hacernos los tontos, sino afrontar, hacernos cargo, y cada uno desde su lugar, ayudarnos”. “Uno tarda mucho en darse cuenta que es un problema porque lo niega. Yo me di cuenta cuando el sueldo me duraba un día o les pedía plata a mis amigos y les debía todo el tiempo. Perdí mi casa y el auto”, relató el periodista, ante un público asombrado con cada testimonio compartido desde el rol de un periodista que tuvo adicción a la ludopatía “pero no soy un profesional preparado para hablar a los adolescentes desde el lugar de decirles qué es lo que tienen que hacer. No puedo salvar a nadie, puedo contar mi historia y si eso sirve para que los chicos se repiensen, es espectacular. Pero hay profesionales que se dedican a eso y son quienes me ayudaron”. Entiende que cuando empezó, “no había información, nadie me advirtió, nadie me contó y terminé como terminé. Una de las razones por las que hago estas charlas es para tratar de anticiparme al problema con los chicos, que por lo menos tengan a alguien que les diga la peligrosidad de esto. Creo que, si te lo advierten, te hablan, te muestran la peligrosidad, no reaccionas de manera inmediata, pero en algún lugar de la cabeza te queda dando vueltas”. Elogió que el Juego Responsable sea una política de Estado en Misiones. “Me parece buenísimo, esencial. Ojalá sea así en todas las provincias. Estamos viendo el inicio del problema de la ludopatía en los chicos, adolescentes y, ojalá me equivoque, pero esto va a ir creciendo y una de las pocas maneras de cortarlo es desde los organismos del estado provincial, nacionales, desde la política. Prohibir ciertas cosas para que no tengan un acceso tan sencillo”. Autor del libro biográfico “No va más”, declaró que “todos participan por igual. El que tiene plata, para divertirse y, el que no la tiene, para salvarse. No es de rico ni de pobres. Hay gente con plata que pierde todo, y gente que no tiene nada e increíblemente lo pierde también. Muchas de las publicidades te invitan a pensar que por ahí con esto te ganas un mango, y no te ganas nada, solo perdés”. El rol de la familia es importante Tras la bienvenida por parte de la Defensora del Pueblo, Valeria Fiore, “Cayetano” se mostró sorprendido por la masiva asistencia. Durante la charla, donde Belén Hernández hizo de moderadora, contó que en este proceso que se extendió por más de veinte años, se produjeron diferentes clics hasta el definitivo “que es el que me trajo acá y que hizo que dejara de jugar. En esa carrera del juego, tenes alertas y te vas dando cuenta que estás haciendo macanas, que te estas metiendo en lugares, pero había momentos que no quería dejar de jugar. No concebía mi vida sin apostar, hasta que se volvió un infierno, se volvió caótica, perdí todo y más. Entonces tuve que blanquear con mi familia y cuando uno lo cuenta, y cuando tiene alrededor familiares, amigos, gente que te quiere y te puede ayudar, cambia, porque hay una red de contención, que no te deja solo y te impide seguir haciendo las cosas que hacías”. Narró que “me pasó de cobrar y perder la plata el mismo día, que papá me mandara a pagar algo y usara esa plata para ir al casino. Uno se convierte en un mentiroso permanente, de pedir plata prestada a un amigo, a otro, a un familiar, no devolverla, y mentir. Te vas convirtiendo en una persona que no está bueno. Te convertís en una persona –hoy lo veo- que no queres ser. Es una enfermedad, no se si no es la más peligrosa, en el sentido que es silenciosa, lo que hace que nadie te pueda ayudar”. Confió que siempre “me gustó jugar, apostar, me crié en una familia donde eso estaba presente, pero cuando habilitaron el casino flotante en Buenos Aires, que coincidió con el tiempo que empecé a tener mi dinero, a independizarme, significó un punto de inflexión en mi vida, empecé a ir mucho, todos los días, esconderme, para que nadie me viera, pero hoy los chicos tienen el casino en su teléfono, en su habitación, en su casa, billeteras virtuales, y es muy difícil de controlar. Los adultos tenemos algunas herramientas para tratar de darnos cuenta, adelantarnos a lo que puede estar pasando, cuando un chico se esconde permanentemente con el teléfono, no quiere que nadie vea su pantalla, pide plata de manera permanente, faltan a clases de fútbol, inglés, evita juntarse con amigos, si se deja de estar en el aseo. Son cosas para estar atentos”. Jugar compulsivamente, siempre termina mal El momento más impactante fue cuando relató la pérdida del departamento que le regaló su abuela antes de morir. “Vengo de una familia sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz que vino a Argentina, se estableció en Buenos Aires, sin nada, hizo algo de dinero y sobre el final de su vida mi abuela me regaló un departamento, al que me fui a vivir, y lo perdí apostando. Fui a vivir a casa de un amigo y la situación hizo que ya no pueda ocultarlo más, me vi obligado a contar a mi familia. Ese punto en el que caí, lo más bajo, fue lo que hizo que empezara mi recuperación. Concurrí a jugadores anónimos, a una psicóloga especialista en adicciones, a una psiquiatra, y mi familia empezó a controlarme, sobre todo mis hermanas mujeres. Que estuvieran encima fue crucial para que me recuperara. Es muy difícil salir de una adicción. Lo logré, pero no lo hubiese logrado sin mi familia y sin los profesionales. Me perdí de crecer en mi profesión, de ganar más dinero, vivencias, relaciones, tiempo, salud. Hay que tener en claro que no es por acá”, expresó. Si bien “me gusta apostar, no lo hago más porque sé que me daña, me hace mal, me arruina la vida. Muchas veces tengo ganas, pero desarrollé la capacidad de controlarme. Antes lo hacía de manera impulsiva ahora me freno, pienso un poco”. Sobre los líderes deportivos que invitan al juego, manifestó que “me apenan. A algunos los conozco, me da tristeza porque tienen cierto desconocimiento de la peligrosidad y de lo que pueden generar en los chicos. Observarlos, invitando a apostar por un dinero que no necesitan, no me gusta. Me gustaría decírselo y contarle el daño que están haciendo. El gran desafío de esta época es el celular, la ludopatía es una de las problemáticas, de las más graves. Pero quedarse con el celular, horas y horas, aún sin apostar, también es un problema”. Aseguró que cuando entregó la llave “fue el peor momento de mi vida, sentí mucha angustia, tristeza. Cuando me siento un poco débil, voy a esos lugares en mi cabeza para recordar que no tengo que volver a apostar ni una sola vez más. A veces paso por el edificio y le hablo a mi abuela mirando el cielo y digo que volveré a comprar el departamento y le llevaré una copia de la llave para estar en paz”. Reflexionó que, uno no solo arruina su vida, sino la de su contexto. “Hicimos terapia familiar y cuando iba a jugadores anónimos, mamá iba conmigo. Tomábamos un café en la esquina, y yo me iba al primer piso de la iglesia San Cayetano y ella se iba al cuarto, dónde iban los familiares de los jugadores. Ella hizo terapia a la par mía. Es un tema que atravesó a la familia. Vi llorar a papá, a mamá, a mis hermanas, parejas que me dejaron una vez que se enteraron. Hay mucho sufrimiento de uno y de los que están alrededor. Es muy duro. Tengo una familia hermosa y muy presente. Si sos amigo y queres que se cure, comunícalo a los padres, aunque se enoje, después te lo va a agradecer. Cuando uno está enfermo y se quiere recuperar, hay que contarlo. Es durísimo pero imprescindible. Ese es el primer paso para poder salir”. Con el paso del tiempo se dio cuenta que “dejé de hacer cosas que me hacían feliz solo para seguir apostando. La ludopatía te toma la cabeza, los pensamientos. Cuando jugaba sentía una adrenalina que me costaba encontrar en otros lugares de la vida, pero cuando me recuperé tuve que aprender a encontrar esa adrenalina en esas situaciones de la vida, como una persona normal. Ahora me siento muchísimo mejor, una persona más sana, más sincera, más transparente, más verdadera. Ojalá no hubiera pasado por lo que pasé”. Al cierre de la charla, el Vicegobernador de Misiones, Lucas Romero Spinelli, destacó que el tratado “es un tema muy importante para la juventud misionera. Durante la visita a los municipios con el aula móvil gamer, fuimos detectando que es de suma actualidad, pero que el problema se presenta cuando no se encuentra la confianza para contarlo, queda entre compañeros, no llega a los padres, a los docentes, a quien te pueda dar una mano”. Sostuvo que “los chicos puedan escuchar esta experiencia es muy útil. Son temas que hay que enseñar que no es nada malo contarlo y pedir ayuda”. Esta iniciativa fue organizada en conjunto por la Defensoría del Pueblo de Posadas, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Provincia, el Consejo General de Educación, el Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones, la Secretaría de Estado de Prevención de Adicciones y Control de Drogas, el Parque del Conocimiento y el Instituto Provincial de Lotería y Casinos (IPLyC).

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