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  • “Un buen viaje”: los chats del enfermero que vendía fentanilo que robaba en un hospital entrerriano

    Parana » El Once Digital

    Fecha: 22/04/2025 08:30

    La titular del Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, Analía Ramponi, procesó con prisión preventiva al enfermero de un hospital público y su hermano militar detenidos el 20 de marzo pasado en esa ciudad entrerriana acusados de vender fentanilo y otras drogas que ofrecían en chats de la aplicación de mensajería Telegram, en el marco de una investigación que incluyó como infiltrado a un “agente revelador” y estuvo dirigida por la fiscal federal de ese distrito, Josefina Minatta, con la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), a cargo de Diego Iglesias. Los imputados son un enfermero de 33 años que trabajaba haciendo suplencias en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Justo José de Urquiza de Concepción del Uruguay y su hermano de 28 años, que es un cabo 1° del Ejército Argentino destinado en el Batallón de Ingenieros Blindado 2 de La Histórica. Ambos quedaron procesados como presuntos coautores del delito de comercio de estupefacientes en concurso ideal con el de tenencia ilegítima de estupefacientes con fines de comercialización (con pena de 4 a 15 años de prisión), en concurso real con el de venta sin autorización de medicamentos que requieren receta para su comercialización (con pena de 3 meses a 6 años de prisión). Pero en el caso del enfermero -que según la investigación obtenía las drogas del hospital público donde trabajaba- también fue procesado como autor de los delitos de peculado (con pena de entre 2 y 10 años de prisión) e incumplimiento de los deberes de funcionario público (de un mes a 2 años de prisión). La jueza dispuso para ambos la prisión preventiva, al evaluar que en este caso existen los riesgos procesales de fuga y de entorpecimiento de la investigación por la gravedad del hecho imputado y la pena en expectativa, y también un embargo de 5 millones de pesos sobre los bienes de cada uno. Foto: PROCUNAR En el auto de procesamiento, Ramponi sostuvo que los hermanos “comercializaban estupefacientes (precisamente fentanilo) y que tenían en su poder los mismos -un total de sesenta (60) ampollas de fentanilo (CELTYC) de 0,05 MG/ML- con fines de comercializarlo mediante la red social Telegram, en forma conjunta al menos desde el 18 de febrero al 20 de marzo” pasado, fecha en la que ambos acusados fueron detenidos por efectivos de la División Unidad Operativa Federal (DUOF) de la Policía Federal (PFA) de Concepción del Uruguay, tras una compra controlada y previamente pactada por el “agente revelador”. La magistrada señaló que, aparte del fentanilo, se pudo comprobar que, a través de la misma aplicación de mensajería, los hermanos “vendían sustancias medicinales sin autorización y sin receta médica, precisamente lorazepam, risperidona y carbamazepina” que son un ansiolítico, un antipsicótico y un antiepiléptico, respectivamente. Al distinguir el rol de cada uno de los acusados, Ramponi sostuvo que el enfermero “era quien conseguía la sustancia ilícita del hospital local, promocionaba y ofrecía la misma a potenciales consumidores a través de la plataforma de mensajería Telegram” y que su hermano militar “era quien resguardaba la misma en su domicilio”. En la investigación participó un "agente revelador" y además de fentanilo y otras drogas se secuestraron dinero, cuadernos con anotaciones y celulares. Foto de archivo: Policía Federal El inicio de la investigación La pesquisa se inició el 21 de febrero último con una presentación del Ministerio Público Fiscal que daba cuenta de una denuncia telefónica realizada por una persona de identidad reservada a la delegación local de PFA. Señalaba que un enfermero del Hospital Justo José de Urquiza de la ciudad de Concepción del Uruguay (E.R.), vendía a través de la plataforma Telegram distintas drogas sustraídas del centro médico donde trabajaba. La instrucción fue delegada a la Fiscalía Federal de Concepción del Uruguay que ordenó a la PFA realizar tareas de inteligencia en las que se logró identificar al enfermero sospechoso y se comprobó que, a través de dos grupos de Telegram llamados “Los más rico cdelu” y “Entre Ríos", ofrecía fentanilo con mensajes como los siguientes: “Activo venta de ampollas de fentanilo en cdelu" (abreviatura de Concepción del Uruguay) o "repartiendo ampollas de fentanilo, no te quedes sin la tuya en cdelu”. En los mismos grupos publicaba fotos de las ampollas del opioide y de otras drogas con el mensaje: “Todo a la venta. Se vende por unidad o por mayor. Ampolla de fentanilo, comprimidos de risperidona, carbamazepina y lorazepam. Consulte precios”. Foto: PROCUNAR “El opioide más fuerte del mercado. Un buen viaje”: los chats del enfermero Ante la evidencia, la fiscal Minatta solicitó introducir en la investigación a un “agente revelador” digital que con el nombre de “Ricky” se infiltró en los grupos de Telegram donde el enfermero ofrecía las drogas y así la PFA pudo documentar los distintos diálogos que el principal imputado mantenía con sus potenciales clientes y que están incorporados a la resolución del procesamiento. “¿Qué onda esa droga?”, preguntó uno de los interesados en uno de los chats, a lo que el enfermero respondió: “Es pura, es un opioide más fuerte en el mercado. 100 veces más fuerte que la morfina y un 50 más que la heroína. Bien para estar de viaje y volver sin dolor ni nada, simplemente un buen viaje”. Otro de los miembros del grupo advirtió en el chat sobre los peligros del fentanilo: “Nadie consume eso sabiendo cómo están los de Estados Unidos como zombies”, pero el imputado dio su respuesta sobre los efectos de la droga: “Para estar en ese modo, sabés cuántos mililitros tenés que consumir? Esta es pura de laboratorio, no está cortada. Querés llegar a modo zombie? (…) tenés que consumir fácil seis ampollas al día”. Foto: PROCUNAR “El fentanilo puro y de calidad no te mata con tres ampollas estando hidratado y bien alimentados. Te lleva al estasis (sic) neuromuscular”, afirmó el enfermero en otro tramo de su respuesta. Según la resolución, en un diálogo directo con el “agente revelador”, el acusado le manifestó que el fentanilo “vuela”, que no estaba rebajado porque era “pura de laboratorio” y que el precio de cada ampolla era de 35.000 pesos pero que por más unidades le hacía precio. En base a estos y otros mensajes del enfermero imputado, la jueza sostuvo en la resolución que “se confirmó que mantuvo conversaciones verdaderamente reveladoras vinculadas a la comercialización de estupefacientes”. Compras controladas y detenciones El 11 de marzo pasado, el policía encubierto pactó una primera compra controlada que se realizó en la intersección de la avenida Ricardo Balbín y Boulevard R. Uncal de Concepción del Uruguay, donde el enfermero llegó en bicicleta y le entregó cuatro ampollas de fentanilo a cambio de 55.000 pesos, lo que fue documentado fotográficamente por agentes de la DUOF local de la PFA, quienes también reportaron que, antes del encuentro, el imputado pasó a buscar las drogas por el domicilio de su hermano militar. Al día siguiente, el investigado volvió a comunicarse con el “agente revelador” por una nueva venta y le ofreció 30 ampollas del opioide a cambio de un millón de pesos. Con las pruebas recolectadas por la fiscalía y con el aval del juzgado, el 20 de marzo último se realizó a través del "agente revelador" otra compra controlada en el cruce de calles Uncal y Balbín de la Concepción del Uruguay, que culminó con la detención del enfermero que llegó en una moto y a quien se le secuestraron 34 ampollas de fentanilo y nueve blísteres de pastillas: ocho de lorazepam y otro de carbamazepina. Luego se hicieron cuatro allanamientos. En la casa del militar hermano del enfermero -quien también terminó detenido- se secuestraron 24 ampollas de fentanilo dentro de un táper y otras dos en un morral donde también había blísteres de carmabazepina y risperidona. En el hospital, se corroboró que las ampollas incautadas a los imputados correspondían al mismo lote 180063 que tenían en stock en el centro médico donde trabajaba el enfermero. La confesión del enfermero y el descargo del militar Según surge de la resolución de la jueza, ambos hermanos hicieron sus descargos al ser indagados por el juzgado. Al referirse a las drogas secuestradas, el enfermero primero dijo que había recibido “un paquete” que le envió un prestamista. Pero en una ampliación de su declaración confesó que “por cuestiones económicas” tomó la decisión de retirar una ampolla de fentanilo en cada guardia que hacía en el hospital y que cuando llegó a tener stock -las guardaba en el ante baño del ingreso a la Unidad de Terapia Intensiva-, se puso a venderlas por Telegram. También dijo que su hermano no tenía nada que ver con la maniobra y que llevaba los fármacos a su departamento porque él estaba en el regimiento. Por su parte, el militar se declaró inocente y explicó que le había dado la llave de su casa a su hermano sin saber que había llevado las drogas que fueron secuestradas. Sin embargo, la jueza, en su resolución, detalló que las diligencias investigativas determinaron que “los hermanos concurrían al domicilio ubicado en la calle 11 del Norte de esta ciudad (habitado por el imputado militar), de manera conjunta previo o posteriormente a la realización de conductas calificables como típicamente indiciarias de maniobras de venta de sustancias”. Por ello, al evaluar las indagatorias, Ramponi afirmó que “se advierte que las manifestaciones de ambos imputados constituyen un vano intento de morigerar su situación procesal en esta causa”. ¿Qué es el fentanilo? El fentanilo es un potente opiáceo sintético utilizado en medicina como analgésico y en ocasiones como sustituto de la morfina. Según la Guía de Buenas Prácticas en Materia de Drogas elaborada por la Red de Fiscales Antidrogas (RFAI) de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP), el fentanilo resulta ser hasta 100 veces más potentes que la heroína. El documento señala que esa droga y el carfentanilo (100 veces más potente que el fentanilo), “reflejan el peligro para la salud pública que implica la difusión masiva e incontrolada de estas sustancias, que durante los últimos años, también se han mezclado con sustancias de origen natural, provocando más adicciones, riesgos y muertes de consumidores”. “Fácil es también imaginar las consecuencias cuando el fabricante local subestima o equivoca la dosis y agrega más contenido del recomendable a su formato de venta. Es la muerte segura para el consumidor, como sucedió en Argentina, en febrero de 2022”, señala la guía haciendo referencia al caso de la cocaína con carfentanilo que el 1º de febrero de 2022 se vendió en un búnker del barrio Puerta 8 del partido bonaerense de Tres de Febrero, y provocó la muerte de 24 personas y la internación de otros 80 consumidores. (Fuente: Fiscales.gob)

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