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» Sin Mordaza
Fecha: 22/04/2025 14:13
La desregulación del mercado de alquileres y el deterioro del poder adquisitivo exponen un escenario cada vez más crítico para miles de inquilinos en Rosario y el resto del país. La situación, coinciden referentes del sector, recuerda a la post crisis del 2001 por la multiplicidad de síntomas que aparecen: aumento de la morosidad, rescisión de contratos, reagrupamiento familiar y consultas desesperadas de garantes que buscan evitar embargos. El detonante, según advierten, fue la derogación de la Ley de Alquileres a través del DNU 70/23, impulsado por el gobierno de Javier Milei. “Prometían más oferta y precios más bajos. Sucedió todo lo contrario: aumentos por encima de la inflación y un mercado sin reglas claras”, afirmó Ariel D’Orazio, coordinador del Consejo Asesor de la Vivienda de Rosario. Desde la Federación de Inquilinos de Santa Fe, Sebastián Artola fue tajante: “Los alquileres duplican o triplican la inflación mensual. Nunca vimos una situación así. Hoy el principal problema es sostener el contrato”. Según una encuesta reciente, el 30% de los inquilinos se vio obligado a rescindir su contrato por no poder pagarlo. El colapso del modelo locativo La retracción de contratos impacta en todos los sectores: jóvenes que vuelven a vivir con sus padres, adultos mayores que se mudan con sus hijos, estudiantes universitarios que abandonan sus alquileres —y muchas veces sus carreras— por no poder afrontar los costos. “Hay gente que se reagrupa. Donde vivía una persona, ahora viven tres o cuatro. Se mudan de barrio en busca de precios más bajos o terminan alquilando habitaciones”, detalló D’Orazio. Un indicador poco habitual es el crecimiento de las consultas de garantes que buscan asesoramiento legal para desligarse de contratos con inquilinos que cayeron en mora. “Es el síntoma del momento”, aseguró. Expensas por las nubes y sin protección legal Otro frente de preocupación es la suba de expensas y la falta de regulación sobre los gastos. En Rosario, la morosidad general pasó del 1% al 3%, con picos de hasta el 30% en zonas céntricas y del 50% en barrios populares. “Hoy el inquilino paga cargos que antes eran del propietario: expensas extraordinarias, arreglos mayores e incluso impuestos sobre la propiedad”, denunció D’Orazio. Los contratos actuales suelen tener aumentos trimestrales, con valores que superan la inflación oficial. A eso se suman costos de ingreso —como comisiones, sellado y depósito— y aumentos de servicios, lo que hace insostenible el alquiler para gran parte de la población. Según el último relevamiento del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), en abril los alquileres en Rosario aumentaron respecto de marzo un 4% para monoambientes, 6,1% para dos ambientes y 12,5% para tres ambientes. El valor promedio es de $260.000 para monoambientes, $350.000 para dos ambientes y $450.000 para tres. En un año, los aumentos fueron del 73 al 89 por ciento. ¿Más oferta o menos demanda? Aunque algunas plataformas muestran más inmuebles disponibles, para D’Orazio esto no implica mayor oferta real. “Si en diciembre había 300.000 contratos en vigencia y ahora hay 290.000, lo que hay es retracción de la demanda. La gente no puede alquilar”. Mientras el mercado se recalienta, los inquilinos están cada vez más desprotegidos. Y el derecho a la vivienda, lejos de consolidarse, parece convertirse en un privilegio cada vez más inaccesible. Escuchar la nota completa:
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