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» Radio Sudamericana
Fecha: 21/04/2025 22:50
Lunes 21 de Abril de 2025 - Actualizada a las: 22:07hs. del 21-04-2025 MURIÓ EL PAPA FRANCISCO Francisco, el primer pontífice argentino y latinoamericano, deja un legado espiritual inmenso. Para recordarlo, quien mejor que uno de sus hermanos en el episcopado: Monseñor Castagna, quien lo conoció de cerca y compartió años de servicio pastoral junto a él. “Francisco se nos ha ido al cielo”, dijo con emoción. “Dichoso él que finalmente llegó a la casa paterna”. Conmovido, sereno y agradecido, el arzobispo emérito de Corrientes, Monseñor Domingo Salvador Castagna, recordó con palabras profundas y llenas de fe al Papa Francisco, tras conocerse la noticia de su fallecimiento este lunes. “Estamos tristes hoy, y al mismo tiempo esperanzados, porque la muerte de los santos no es una tragedia, sino la apertura de una etapa nueva, definitiva, de felicidad verdadera”, expresó. Este último Domingo de Pascua —tan simbólico en la fe cristiana—, el Papa saludó inesperadamente desde el Papamóvil en la Plaza San Pedro. Sin asistencia respiratoria, y con un rostro sereno, pronunció su último mensaje pascual. Al día siguiente, el mundo despertaba con la noticia de su partida. El pastor de la misericordia Monseñor Castagna destacó especialmente el carácter pastoral y compasivo de Francisco: “Encarnó en su vida simple y alejada de toda ostentación mundana, la misericordia. Fue un pastor humilde, semejante a Jesús, que da su vida por sus ovejas”. “Su ministerio no se clausura con la muerte. Al contrario: ha llegado a su verdadera plenitud al iniciar su intercesión en el cielo por todos nosotros”, aseguró. “Todo lo que deseamos para él, Dios lo cumplió en ese abrazo cariñoso y profundamente paternal que significó su tránsito a la eternidad”. Francisco nunca visitó Argentina Francisco nunca visitó Argentina durante su pontificado, una ausencia que muchos lamentaron. Pero para Castagna, las razones fueron claras: “Lamentablemente, él no vino a Argentina por culpa de los argentinos. Algunos dirigentes lo malinterpretaron, lo quisieron comprometer políticamente. Pero él no era un político, era un hombre del Evangelio”. Con cierto pesar, el arzobispo emérito señaló: “El mundo lo amaba. Parecía que las dificultades estaban acá, en su patria. Y eso duele, porque la amaba entrañablemente”. "Lamentablemente no siempre fueron bien interpretados sus gestos, su palabra y sus silencios con la debida consideración", agregó. Una amistad de hermanos Monseñor Castagna conoció a Jorge Mario Bergoglio desde antes que fuera obispo. Compartieron tareas en la Conferencia Episcopal Argentina: “Él era vicepresidente primero, yo vicepresidente segundo. Trabajamos codo a codo. Siempre me trató con mucho afecto, quizás más del que yo merecía”, recordó con humildad. Contó también una anécdota íntima y reveladora: una carta escrita a mano por el propio Francisco, que guarda como un tesoro. “Yo pensaba destruirla, por modestia. Pero cuando lo eligieron Papa, dije: esto va a la caja de las reliquias. Y ahí está”. El Papa que desafió al mundo y a la Iglesia Francisco no fue indiferente. Tocó estructuras, incomodó intereses, y fue resistido incluso dentro de la Iglesia. “Sus homilías eran proverbiales. Decía lo que pensaba desde el Evangelio, con su estilo propio. Tocó muchos intereses y rompió moldes. Y eso cuesta”, explicó Monseñor Castagna. “Yo quizás no habría hecho las cosas como él, pero pondero su valentía. Se arriesgó, sabiendo que lo iban a malinterpretar, insultar, hasta dentro de la misma Iglesia. Pero lo hizo por fidelidad al Evangelio, porque su misión de pastor era arriesgarlo todo”, afirmó. Un pastor que ahora intercede por nosotros En sus palabras finales, Monseñor Castagna dejó un mensaje de esperanza: “Yo ahora le pido a Francisco que interceda por mí. Que no se olvide de mí. Que interceda por su pueblo, al que sirvió con toda su vida”. “Hay que mantener viva su imagen de pastor. A los argentinos nos tocó el privilegio inmenso de tener un santo en Roma. Que su memoria sea semilla de unidad y fe”, concluyó emocionado.
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