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» Diario Cordoba
Fecha: 18/04/2025 13:12
La última vez, hasta ahora, que Sebas Moyano (Villanueva del Duque, 1997) pisó el césped de El Arcángel con la camiseta del Córdoba CF o cualquier otra fue el 19 de diciembre del 2019. El equipo que entonces dirigía Raúl Agné jugaba contra el Marbella y en el palco se sentaba por primera vez Abdulla Al-Zain como presidente del nuevo propietario del club, Infinity Sports WLC. El fondo bareiní había comprado la Unidad Productiva del Córdoba CF SAD apenas dos semanas antes y el joven futbolista cordobés se había convertido, años antes, en el primer jugador blanquiverde cuya propiedad ostentaba un fondo de inversión. Y no por voluntad propia. Cuando a Sebas Moyano le dijeron que para triunfar en el fútbol debía superar muchos contratiempos, nunca pudo imaginar –ni él ni nadie- que sus obstáclos provendrían de que los dirigentes de turno en el club en el que jugaba mercadearan con su porvenir como moneda de cambio en operaciones de club nada claras. Como un elefante -cósmico- en cacharrería En la campaña 2014-15 se fraguó todo. El Córdoba CF se embarcó en la operación del Elefante Cósmico y, ante el fracaso o la inacción de la entidad blanquiverde, hubo que modificar todo lo planeado, ya que el ascenso a Primera, el 22 de junio del 2014, trastocó todos los planes económicos que hasta ese momento tenía el Córdoba CF, basados en la entrega de una escultura de Dalí, el Elefante Cósmico, a cuenta de las deudas tributarias del club. Una vez logrado el ascenso en el Gran Canaria, y con los ingresos de Primera División garantizados, los problemas económicos se solventaron y se cortó dicho camino. Al no cumplir lo pactado, aquel fondo de inversión llevó al Córdoba CF al TAS. Finalmente, en parte por obligación contractual, en parte por un acuerdo entre las partes, el tránsfer de Sebas Moyano se valoró en 730.000 euros y se lo quedó Sports Global Rights, la empresa con la que compartió destino el Córdoba CF en aquella operación. Pero el status de Sebas Moyano en el Córdoba CF variaba, lógicamente. Así fue el proceso de la operación del 'Elefante Cósmico' en el Córdoba CF, en la que se vio involucrado Sebas Moyano. / RAMÓN AZAÑÓN Ya la promoción del futbolista no interesaba tando a la entidad blanquiverde, que no sacaría nada en caso de que cualquier club se interesara en él. Era cuestión de Sports Global Rights (SGR). Así, entre las temporadas 2016-17 y 2017-18, Sebas Moyano apenas jugó un solo partido con el primer equipo blanquiverde. El cambio de propiedad, con la llegada de Jesús León y Luis Oliver al Córdoba CF y con los problemas legales ya resueltos, apuntaba a una reactivación total del futbolista. En la última temporada en Segunda, el de Villanueva tomó algo de protagonismo, jugando seis encuentros, pero salió cedido al Valencia Mestalla en el mercado invernal, ya que por aquellos entonces, aún SGR tenía capacidad sobre el futuro del futbolista. Con el descenso a Segunda B, Sebas Moyano apenas jugó en el Córdoba CF y volvió al Mestalla. Aquel verano en la entidad blanquiverde fue más que movido, institucionalmente hablando. Tanto, que de nuevo Sebas Moyano entró en una operación más que extraña y que afectaba a su futuro directamente. Tino Saqués, presidente del Lugo, había realizado un préstamo a Jesús León por valor de 250.000 euros. Y la garantía de pago era, precisamente, la ficha de Sebas Moyano. Saqués nunca volvió a ver aquellos 250.000 euros, por lo que el presidente lucense entregó a su nuevo entrenador, Juanfran, la posibilidad de contar con el de Villanueva del Duque. El exlateral desechó el ofrecimiento, por lo que Sebas Moyano salió cedido al Ebro, de Segunda B. Posiblemente, una buena opción, ya que por primera vez en años, Sebas Moyano realizó una temporada completa, sin vaivenes y sin movimientos extraños. Anotó tres goles, intervino en 23 encuentros, sumó casi 1.500 minutos y, aunque el Ebro no se ganó el billete a la recién creada Primera Federación, sí logró un hueco en Segunda RFEF. Aquella campaña le dio pasaporte para otra temporada que sería la de su éxito, la 2021-22, en Segunda División y en el Lugo de Rubén Albés, recientemente destituido en el Sporting de Gijón tras un paso exitoso por el Albacete. Intervino en 19 partidos, ocho como titular y anotó tres goles en la categoría de plata del fútbol español, pero supuso el primer paso para demostrar que tenía hueco en el fútbol profesional, algo que demostraría definitivamente en la siguiente campaña, en la 2022-23. A pesar de que el Lugo perdió la categoría, Sebas Moyano fue el hombre más destacado de aquel equipo. Intervino en 41 partidos de los 42 de Liga, sumó casi 3.000 minutos, anotó cinco goles y dio innumerables asistencias, llamando la atención, cuando sólo contaba aún con 25 años, de innumerables ojeadores y directores deportivos. Se decidió finalmente por el Real Oviedo, equipo en el que la pasada campaña confirmó su crecimiento, anotando ocho tantos, dando varios pases de gol y compitiendo en 32 encuentros de Liga. Cinco años y medio después de aquel 19 de diciembre del 2019, Sebas Moyano volverá a pisar el césped de El Arcángel y lo hará con otra camiseta, este domingo. Y lo hará después de superar innumerables contrariedades para lograr lo que ha hecho: triunfar en el mundo del fútbol. Dificultades muy diferentes a los que otros han debido superar. Él mejor que nadie lo sabe. Suscríbete para seguir leyendo
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