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» Sin Mordaza
Fecha: 17/04/2025 09:52
La muerte de Sarah Raissa Pereira de Castro, una nena brasileña de 8 años que falleció tras inhalar desodorante en aerosol por imitar un reto viral, vuelve a poner en foco los peligros que circulan libremente en las redes sociales y la vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes frente a estos contenidos. Sulvina Bianchi, psicóloga especialista en educación emocional, analizó el fenómeno y propuso herramientas de prevención. “La muerte de esta criatura nos deja un trago amargo. Estos desafíos virales suelen esconder un trasfondo de alto riesgo, donde el que no participa se siente que no vale o que no es parte de la manada”, advirtió. Según explicó, estos retos se convierten en formas de validar identidad entre jóvenes que muchas veces carecen de contención o acompañamiento. Bianchi recalcó que no se trata de culpar a los padres, pero sí de revisar los hábitos cotidianos. “Hay muchos chicos que pasan demasiado tiempo solos. No porque los padres sean negligentes, sino porque trabajan muchas horas y no siempre saben cómo actuar. No tuvieron una educación emocional sólida, y si no sabés sentir, no vas a tomar decisiones correctas”, señaló. Educación emocional como respuesta Para la profesional, los riesgos que circulan en redes no se resuelven solo con controles parentales, sino con una política educativa que enseñe desde la infancia a gestionar las emociones. “Un chico que aprende a sentir toma decisiones sabias. No va a buscar consumir, ni internet ni sustancias. Es alguien que está sano”, sostuvo. Desde hace años, Bianchi integra redes de educación emocional en Argentina y Latinoamérica. “No quiero politizar, pero esto también es una cuestión de políticas públicas. La escuela, los medios y la familia tenemos una responsabilidad conjunta. Hay que enseñar a gestionar emociones para prevenir el grooming, el ciberacoso y todo tipo de manipulación que hoy se da desde la virtualidad”, expresó. Dopamina, adicción y pantallas Según explicó la especialista, las redes están diseñadas para estimular el cerebro de forma constante. “Si un niño pasa horas en TikTok, está recibiendo constantemente dopamina, que es la hormona del placer. Es lo más parecido a una droga. El problema es que después ese cerebro va a demandar cada vez más. Y cuando crezca, no va a buscar felicidad genuina, sino solo placer inmediato”, alertó. “Nosotros pasamos horas con el celular en la mano sin darnos cuenta. Pero si es un niño el que lo hace, sin supervisión, sin contención, lo estamos preparando para ser una persona débil, apta para cualquier tipo de consumo. El cerebro no distingue épocas, solo recuerda qué le dio placer y lo vuelve a buscar”, advirtió. ¿Qué pueden hacer las familias? La psicóloga dejó algunas claves para madres, padres y cuidadores. “Primero, observar. Ver cómo está el chico. Segundo, no juzgarlo. Aprender a oír, pero de verdad. No cuando tenemos tiempo, sino cuando el chico quiere hablar”, indicó. También recomendó involucrarse en los intereses de los hijos, aunque sean distintos a los propios. “Si se viste diferente, si le gusta otra música, en lugar de juzgar, indagar. Ver con quién se identifica, qué le atrae. Y buscar siempre una comunicación asertiva, que es de las cosas más difíciles, pero también más necesarias”. Finalmente, Bianchi destacó que es posible pedir ayuda. “Si no sé cómo hablar con mi hijo, si siento que me sobrepasa, hay que pedir ayuda. No todo se soluciona con dejarle el celular. Porque el celular no es un simple distractor: puede convertirse en una trampa peligrosa”. Escuchar la nota completa:
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