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  • La CGT debatirá si profundiza el plan de lucha

    Parana » AIM Digital

    Fecha: 14/04/2025 02:09

    La conducción espera una respuesta del gobierno luego de un paro contundente. El contexto se agrava con la devaluación y la espiral de precios. Crece la presión para radicalizar medidas. Para la conducción de la CGT el paro nacional resultó un éxito contundente. En sectores como la industria, la educación y los grandes servicios el acatamiento superó el 80 por ciento. Con la excepción de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), la adhesión en el transporte fue absoluta. La decisión de Roberto Fernández, titular del gremio de los choferes, de no adherir en nombre de la conciliación obligatoria que pesa sobre la entidad, amenazó la eficacia del paro. Sin embargo, en los hechos, terminó resultando un golpe todavía mayor al gobierno. Los colectivos circularon semivacíos en las grandes ciudades, dando cuenta de una decisión consciente de una masa de la población trabajadora de adherir a la medida teniendo la posibilidad de llegar a su trabajo. Por eso, el gobierno no pudo alegar una supuesta extorsión de los gremios que lo impidiera. El flujo de vehículos particulares en el macrocentro porteño, además, fue similar al de un fin de semana. Desorientación política El gobierno, desorientado, se apresuró en anunciar el fracaso de la medida y, a la vez, alegar pérdidas por 800 millones de dólares por la paralización de la actividad. Una contradicción comunicacional que adelanta una ausencia de serenidad para interpretar el mensaje que le transmitió la clase trabajadora. Es de esperar, por lo tanto, una persistencia en desconocer el reclamo salarial y el de los jubilados que estuvieron en el centro de la jornada del miércoles y que el cosecretario general de la CGT, Héctor Daer, recogió en la conferencia de prensa en la tarde del jueves. El dato de inflación del 3,7 por ciento para marzo (5,9 por ciento para la canasta alimentaria) que se conoció el viernes al igual que la devaluación disfrazada de salida del cepo anunciada por el ministro de Economía resultan un golpe muy concreto y también simbólico que obligan al gobierno a dar una respuesta y a la propia CGT a profundizar medidas en caso de que esa reacción no se produzca. ¿Plan de lucha o desahogo? Daer adelantó que el martes se reunirá el Consejo Directivo de la entidad para planificar y organizar la jornada del 1 de mayo a través de la cual continúa el plan de acción decidido el 20 de marzo. Con todo, al tratarse del día internacional de lucha de la clase obrera, una fecha tradicional de movilización obrera no reúne la característica de extraordinariedad necesaria para ser considerado un plan de lucha contra el gobierno. El Consejo Directivo podría decidir pasado mañana una nueva fecha de movilización o un nuevo paro haciendo del 1 de mayo un peldaño más en una serie de medidas escalonadas, aunque el sector “dialoguista” y más moderado de la CGT podría posicionarse en favor de abrir una ventana de negociación con el gobierno en los próximos 20 días y darle la oportunidad de ofrecer respuesta a alguna de las reivindicaciones planteadas sin que sea necesario “levantar” el acto que, de hecho, se desarrollará en todo el globo. Uno de los dirigentes de peso en el Consejo Directivo, el titular de La Fraternidad, Omar Maturano, ya había formulado la idea de que el paro del 10 de abril serviría como un “desahogo” para los trabajadores y, por lo tanto, era una acción aislada. Un concepto contrario a la decisión de profundizar el plan de lucha. El debate que viene Omar Plaini, dirigente de la CGT, señaló a Tiempo que “hay que ver qué hace el gobierno. Está en ellos entender la interpelación que se le ha hecho desde el sector asalariado, los jubilados, los trabajadores informales y las pymes”. Para el dirigente Canillita, “ya instalamos en la sociedad el debate sobre que el camino que lleva el gobierno es sin retorno. El proceso socioeconómico se deteriora a pasos agigantados. El gobierno está en las puertas de una devaluación que se jactaba que no iba a suceder. Todo sube menos el salario». Para Plaini, “el que tiene que dar una respuesta es el gobierno y también los sectores de la oposición política. Sobre todo, aquellos que vienen del campo nacional y popular. Los cambios tienen que venir desde la política”. Una fuente muy cercana al triunvirato que conduce la CGT señaló a este cronista que “esto ya está definido, el plan de lucha va a seguir adelante y habrá que implementar distintas alternativas. Pero habrá que ver qué reacción tiene el gobierno y a dónde nos quieren llevar. La inflación que se conoció el viernes marca un escenario sobre el cual tendrán que buscar alguna interlocución. Además, va a venir la devaluación. No pueden salir combatiendo contra todos”. El dirigente muy vinculado a las regionales de la CGT del interior del país confió que “muchos ya están tirando un paro de 36 horas. No hay que apurarse. A nosotros, como decía Perón, nos conviene esperar. El trabajo lo están haciendo ellos que pierden credibilidad y apoyo”. Son varios los sindicatos que ya han hecho pública su postura de avanzar con un plan de lucha más profundo. Así lo manifestaron los sectores agrupados en el Plenario del Sindicalismo Combativo como el Sutna (Neumáticos). Su secretario General, Alejandro Crespo, señaló que “va a ser muy grande el daño causado si dejamos pasar el tiempo. Es momento de un plan de lucha hasta derrotar este ajuste”. En la misma sintonía, Daniel Yofra, titular de la Federación Aceitera, señaló que “este paro nacional, que finalmente llegó, nos da a los sindicatos la posibilidad de construir un camino para frenar esta política que ataca directamente a la mayoría de la población. Tenemos la oportunidad de iniciar un plan de lucha que –con huelgas y diferentes medidas de fuerza– posibilite luchar por salarios dignos y permita implementar políticas en beneficio de las mayorías. Es responsabilidad de los sindicatos, sus centrales obreras y del conjunto de la clase trabajadora llevarlo adelante”. El gobierno tiene la oportunidad de ofrecer una respuesta e incluso explotar las divergencias y grietas que anidan en el seno de la CGT. Una postura inconmovible abonará a homogeneizar a la CGT detrás de mayores medidas.

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