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» Diario Cordoba
Fecha: 12/04/2025 04:54
Leo que la editorial Planeta va a publicar antes de Navidad el libro de memorias de Juan Carlos I, que se titula Reconciliación. Toma mensaje. Creo que no va dirigido al expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, a quien acaba de demandar por supuestas injurias y calumnias vertidas en su faceta de tertuliano. ¿Quién vencerá en esta guerra entre dos campechanos octogenarios que se querían y se admiraban y ahora no se pueden ni ver? En una demanda previa de conciliación para que no haya juicio, el emérito exige al político que rectifique por las múltiples veces que, de bolos por las televisiones, ha dicho de él que es un corrupto, le ha reprochado que no pague impuestos en España y le ha exigido que devuelva su opaca fortuna. También le pide 50.000 euros que, en caso de ganar, serían donados a Cáritas. Mira que resulta complicado el camino de la limosna cuando uno es Rey. Le bastaría al generoso coger un fajo de sus ahorros y ponerlo en el cepillo después de la misa dominical. O, como hacen muchos contribuyentes desde la semana pasada, podría cumplimentar su declaración de la renta y marcar la casilla de la Iglesia. Pero, en su borbónica costumbre de que apoquine el prójimo, prefiere esta pirueta, que le devuelve a la actualidad y calienta de paso la promoción de su libro. «Hay que ver cómo le afecta la edad a mucha gente, no sé quién le aconseja», ha descrito divinamente su examiga entrañable Bárbara Rey, vedette que le conoce a fondo. En efecto, dicen que alguien de su círculo cercano se ha molestado en enviarle desde hace años los vídeos de Revilla poniéndole a caer de un burro: que si Corinna, igualmente denunciada, que si las cuentas en el extranjero, que si el elefante de Botsuana. Y que el rencor ha ido creciendo hasta que no ha podido más y ha contratado asesoramiento legal. No ha fichado a los famosos abogados cristianos, que sería lo suyo dada la magnánima finalidad eclesial del escarmiento, sino a la letrada que defiende al novio de Isabel Díaz Ayuso, otro que podría marcar la casilla de la Iglesia en su IRPF si practicara el honrado deporte de contribuir. Don Juan Carlos se ha subido a la ola de la presunción de inocencia, un concepto muy en boga. Ahora Revilla deberá retomar él solito las investigaciones de todos los delitos que los fiscales españoles le fueron archivando al inviolable emérito si no quiere sacar 50.000 de su plan de pensiones, un trabajo de titanes incluso para un tipo tan polifacético como el cántabro. Reciba o no el padre del Rey una sentencia favorable a sus intereses, a ver qué tertuliano o ministra se atreve a opinar sobre sus escándalos con el precedente de la absolución del futbolista Dani Alves, el yerno que toda jueza desearía. Como los monarcas de antaño, que enviaban embajadores, cortesanos y representantes legales al reino antes de desembarcar en persona, Juan Carlos I prepara su retorno después de cinco años desterrado en el lujoso desierto de Abu Dabi. Quiere que le preceda su buena fama con estas acciones judiciales de enjuague reputacional contra un mindundi y una aristócrata venida a menos. Reconciliación se llaman sus memorias selectivas, que según aseguran van a constituir el bombazo editorial del año, porque siente que «le han robado el relato de su propia vida». Reconciliación. Un mensaje directo para Felipe VI, traducible por «estoy de vuelta, te guste o no». *Periodista
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