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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 13/04/2025 14:13
El proyecto que lleva la firma de Sulzyk advierte sobre “la peligrosidad que revisten los caninos callejeros o sin dueño para los ciudadanos de San José de Gualeguaychú”. En los considerandos, la concejal detalla los motivos por los cuáles los perros que se encuentran en la vía pública suponen un peligro para los vecinos de la ciudad. Entre ellos, señala la posibilidad de que ataquen o muerdan a las personas por el hecho de estar hambrientos. También advierte que los perros “pueden transmitir enfermedades como la leptospirosis, parvovirosis, y parásitos como pulgas, garrapatas, ácaros, entre otras, que pueden ser transmitidas a humanos a través de la mordedura, rasguño, o contacto con las heces, saliva o a través del espacio que han frecuentado y han contaminado”. Además, apunta que pueden ocasionar accidentes de tránsito, y también “contaminar el medio ambiente con sus heces y orina, lo que puede afectar la salud pública”. Dado estos cuatro argumentos, la legisladora libertaria propone la creación de un “refugio municipal de tránsito, donde los perros puedan ser vacunados, esterilizados, alimentados y cuidados para entregarlos en adopción”. La palabra de las proteccionistas Al enterarse de esta iniciativa, las proteccionistas de la ciudad pusieron el grito en el cielo y sostuvieron que, lejos de solucionar el problema, lo que hace es agravarlo. Al respecto, “Coqui” Carbó, responsable del refugio “Patitas”, expresó: “Manifestamos nuestra profunda preocupación por el enfoque simplista y estigmatizante que invisibiliza tanto las causas estructurales del abandono como las soluciones humanitarias y efectivas que hoy se aplican en diversas partes del mundo. Retirar a los perros de las calles no es la solución, ya que sin educación y concientización los animales se seguirían reproduciendo de la misma manera y en igual cantidad”. Y agregó: “Sabemos que los perros en situación de calle pueden generar desafíos que deben ser abordados, pero no por ello se debe restringir su presencia aduciendo riesgos para la salud y seguridad pública. Estos desafíos no deben justificar acciones punitivas ni retrocesos en el respeto por la vida animal, ni propalar información que manipule y confunda a la opinión pública. Ni se deben usar términos despectivos y sin valor por la vida de seres inocentes que no tuvieron la oportunidad de vivir en compañía”. Por otra parte, desde “Patitas” hicieron algunas aclaraciones en torno a los argumentos utilizados por la funcionaria en los considerandos, y expusieron que “los perros no atacan por hambre como reflejo inmediato. El comportamiento agresivo es poco frecuente y suele estar asociado al miedo, al maltrato o a la competencia por recursos en contextos extremos; y la mayoría de perros en la calle desarrollan mecanismos de convivencia pacífica en su entorno”. Sobre la transmisión de enfermedades, aclararon que “se omite o manipula el contexto epidemiológico actual para promover proyectos que excluyen o eliminan a los perros del espacio público”. “En muchos países, la rabia está prácticamente erradicada o controlada gracias a campañas de vacunación masiva (América Latina ha tenido enormes avances); La leptospirosis y parasitosis pueden aparecer en ambientes urbanos (ratas, aguas contaminadas) y no son exclusivas de perros callejeros. La parvovirosis es más peligrosa para otros perros que para humanos, y no se transmite directamente a personas. La frase ‘pueden generar brotes de enfermedades en la comunidad’ es una generalización alarmista. En la práctica, los brotes zoonóticos por animales callejeros en zonas urbanas son muy poco frecuentes”, detallaron. En relación a los accidentes de tránsito, desde el refugio resaltaron que “la mayoría de los accidentes se debe al exceso de velocidad, imprudencia del conductor, consumo de alcohol y falta de señalización”. “Como cualquier habitante del espacio público, los perros pueden cruzar sin control. Los animales (sean perros, vacas o zorros) representan una fracción ínfima de los accidentes viales. La solución no es invisibilizarlos ni retirarlos de las calles”, remarcaron. Por último, en torno a la conclusión de la concejal de crear un refugio transitorio, señalaron que “en el mundo actual es un retroceso cultural y social poner una perrera”, ya que “estos lugares siempre han sido el depósito de todos los tenedores irresponsables de animales que, cuando decidieron no contar más con ellos, los depositaron en un lugar así para que ‘otros’ se hicieran cargo”. “En Gualeyguaychú, ‘Patitas’ se hizo cargo de lo que era la perrera municipal al encontrarse animales hacinados, abandonados y maltratados”, recordaron. Por último, también hicieron referencia a la ordenanza vigente (Nº 12803/2023) en la que se establece a las castraciones quirúrgicas “como único método para el equilibrio poblacional en la reproducción canina y felina”, al tiempo que prohíbe la eutanasia y la creación de perreras o refugios, y “busca incentivar la adopción de animales para cerrar a las perreras existentes”.
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