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    » El litoral Corrientes

    Fecha: 09/04/2025 09:39

    Por JORGE EDUARDO SIMONETTI Jorgesimonetti.com La ultraderecha que se ha instalado en varios países del mundo, se presenta como un combo diverso, que se apila por conveniencia antes que por coherencia ideológica. Tal parece que, el elemento común entre los gobiernos de tal carácter, es el populismo, el resto, está en discusión. La diferencia, hoy, entre los gobiernos del mismo signo ideológico, en apariencia, de los Estados Unidos y la Argentina, sólo estriba en el distinto poder económico, político y armamentista. Un gigante y un enano. Y Milei ha decidido obrar como el enano de circo ante el gigante. No importa cuánto beneficie o perjudique a su gobierno y al país, la cuestión es seguir aferrado a la cofradía ultraderechista, para recibir por ósmosis algo de la fama mundial del imprevisible Trump, aunque ello signifique caer repetidamente en situaciones ridículas. Viajó al país del norte, días pasados, para recibir premios de entidades “amigas” que sólo él conoce, y, con el declarado propósito de obtener una foto con el presidente norteamericano. Todavía tiene entumecidos los pulgares, esperando. Frustración máxima de nuestro superhéroe de cabotaje. “Con los pulgares todavía entumecidos por la infructuosa espera para una foto con Trump, Milei regresó a la Argentina con las manos vacías” El viaje, innecesario y con dinero del estado, obviamente, lo tomó en momentos en que su bienamado anfitrión ingrato, dispuso un “arancelazo” global que puso patas para arriba al mundo, tanto en su aspecto económico como geopolítico. Los principales perjudicados, en relación a su envergadura, fueron China, con un 34% de arancel de importación, y la Unión Europea, con un 24%. Lo insólito es que uno es el principal “enemigo” comercial de los Estados Unidos, y el otro un socio estratégico en el equilibrio de los poderes globales. “No hay amigos ni parientes” parece decir Trump. Le tocó a Canadá y México, vecinos cuya cercanía y el tratado de libre comercio que los une, parecen no haber influido en un trato más cordial. Prueba de ello es que, a la Argentina también le tocó lo suyo. Milei no se salvó del 10% general, la Argentina libertaria fue equiparada a los “zurdos de mierda” de la Colombia de Petro o del Brasil de Lula. “A pesar de haber sido “premiado” con el mismo arancel que los “zurdos de mierda” del continente, el presidente no abandona la actitud sumisa hacia su ídolo del norte” En sus posteos, que a esta altura le comienzan a hacerle más mal que bien, Milei pretendió presentar a la cuantía general cómo un triunfo de la Argentina, cuando claramente se presenta como un destrato a alguien que puso el país a las órdenes del patrón del norte. Y para colmo, si es que existe otro más, el arancel recibido para las exportaciones de Argentina, tratada como cualquier hijo de vecino, fue festejado por Milei con la canción “Friends will be Friends” (“los amigos serán siempre amigos”), un hit de la famosa banda inglesa Queen, justamente el 2 de abril que conmemoramos a los caídos en Malvinas. Cartón lleno, luego de su derrape discursivo. Hay que ser realistas. Para las naciones poderosas, entre ellos Estados Unidos, Argentina es un lejano país que no tiene la importancia geopolítica que creemos tiene. Para colmo, nuestra fama de malos pagadores, consolida nuestra imagen frente al mundo. Con ese panorama, Trump está jugando una partida brava, y sólo le importa su política y los intereses que cree representar ante los norteamericanos. Acostumbrado, como está, a formular políticas rimbombantes, erráticas, de una primera furiosa y una marcha atrás imprevisible, lo cierto es que con sus aranceles globales, puso de cabeza al mundo. Presentado como el “Día de la Liberación de Estados Unidos”, el mercado norteamericano tal vez se reconfigure totalmente. Ya no habrá computadoras portátiles de Taiwán, vino de Italia, camarones congelados de India, zapatillas Nike de Vietnam o mantequilla irlandesa. La política proteccionista de Trump, llevada al paroxismo, además de la probabilidad de un incremento de la inflación mundial y una recesión importante, obligará al resto del mundo a tomar sus previsiones. Seguramente se crearán nuevos mercados, China podrá profundizar su relación con los países europeos, y lentamente se irán reconfigurando los posicionamientos comerciales. Es pretensión del gobierno norteamericano que Argentina deje de lado su relación con China, que nos ha aportado, oportunamente, interesante cantidad de yuanes para mantener nuestras reservas. De más está aclarar que China es el segundo principal socio comercial de nuestro país, luego de Brasil. ¿Qué ofrecerá Trump en su reemplazo? Tal vez concretar la foto con Milei. Pero lo más preocupante del panorama general luego del “arancelazo”, es que dichas medidas alcanzan también a la relación geopolítica entre los actores del concierto mundial. Trump tira atrás casi 80 años de un sistema que le ha permitido a Estados Unidos liderar un bloque occidental con suficiente fuerza para desalentar cualquier aventura de Rusia y de China. “La razón por la que la OTAN sobrevivió y prosperó fue porque los valores comunes y la relación comercial respaldaban los compromisos de seguridad”, dijo Schake, funcionaria de defensa en el primer gobierno del presidente George W. Bush, quien escribe extensamente sobre la historia de las alianzas. La Otan entra en un cono de sombras. Alemania, a través de su nuevo canciller, ha declarado que se propone llevar a cabo su propia política armamentística. Lo propio sucede con Polonia. Canadá y México echan espuma por la boca ante el destrato de su vecino. Por lo que se advierte en la conducta errática del magnate norteamericano, su relación con otro autócrata como él, Putin, parece ser más cercana y de “amigos con beneficios”. ¿Será que la cosa caminará por allí? “Trump ha puesto patas arriba la conformación económica y geopolítica del mundo. Todavía no sabemos las consecuencias. Por lo pronto, derrumbe de todas las bolsas del orbe” La reacción del mundo ante la nueva política arancelaria del gobierno norteamericano, fue disímil. China le respondió también con otro arancelazo, la Unión Europea planea medidas para neutralizar los efectos y contraatacar. Hay quiénes quieren romper, otros quieren negociar. Argentina, que aplaude haber sido “premiada” con el 10% general, pretende listar unos cincuenta artículos para sacarlos fuera de la imposición. Lo concreto es que estamos en presencia de una reconfiguración del mundo tal como lo conocíamos hace mucho tiempo, tanto económica, como geopolítica y militarmente. Sin embargo, siempre hay que tener en cuenta la volubilidad de Trump, que ladra pero a veces termina retrocediendo. Por ejemplo, comienza a abrir canales de negociación con los distintos actores, para pactar acuerdos bilaterales que resulten digeribles para las partes. Es decir, un tira y afloje, un toma y daca, un “regateo” turco al mayor nivel de gobiernos del mundo. Esto lo ha llevado a decir a Felipe González, el ex presidente de España, que “Trump es un mercachifle. Es un ignorante que no es consciente de su ignorancia y está rompiendo todas las reglas de juego. Está rompiendo con toda la normatividad desde la Segunda Guerra Mundial. Él todo lo reduce a negocio. No digo ni siquiera que sea un empresario, que es un insulto para los empresarios. Él es un mercachifle”. Tal es la fama de inconstante del presidente norteamericano y de la posibilidad cierta de cambios en su política por las administraciones que le sucedan, que una empresa muy grande que fabrica sus productos en la India, expreso que “no creo que tenga sentido invertir en la fabricación en Estados Unidos. Si el próximo presidente da marcha atrás en todos estos aranceles, te encontrarás en una situación terrible”, agregando que “tiene más sentido quedarnos donde estamos fabricando actualmente y no hacer grandes movimientos arriesgados”. Es tal la incertidumbre que campea en el orbe, que volvieron a caer las bolsas en todo el mundo, también las criptomonedas. Todos los índices están a la baja, porque no sólo se ignora cual va a ser en definitiva la decisión del imprevisible Trump, sino también las consecuencias que ello generará, tanto económicas como geopolíticas. Mientras tanto, el ocupante de la Casa Blanca tiene un “amigo” de fierro por estos pagos, de esos que festejan no sólo en las buenas, sino también que cuando reciben una bofetada, ponen la otra mejilla. Obediente, como pocos, Milei se apresta a modificar normas para adaptarse a las decisiones de su amigo.

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