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» El Ciudadano
Fecha: 07/04/2025 17:52
En un desierto del suroeste de Estados Unidos, un grupo de arqueólogos descubrió huellas humanas fosilizadas con una antigüedad superior a los 23.000 años. Este hallazgo sacude las teorías establecidas sobre la llegada del ser humano a América, ya que contradice la idea de que los primeros pobladores cruzaron el estrecho de Bering hace aproximadamente 13.000 años. El descubrimiento plantea interrogantes sobre la adaptabilidad y las capacidades de los antiguos habitantes del continente. Si estas personas lograron establecerse en la región en una era glaciar, implica que disponían de recursos y conocimientos que desafían las teorías previas sobre sus habilidades tecnológicas y estrategias de supervivencia. Un registro impreso en el tiempo El hallazgo tuvo lugar en el Parque Nacional White Sands, en Nuevo México. Los investigadores de la Universidad de Bournemouth emplearon diversas técnicas para determinar la edad de las pisadas. De acuerdo a Gizmodo, mediante luminiscencia ópticamente estimulada, analizaron granos de cuarzo del sedimento, junto con restos de polen fosilizado de flora local. Los resultados coinciden en una fecha sorprendente: datan de hace más de 20.000 años. La capa de sedimento donde se encontraron las huellas pertenece al período conocido como el Último Máximo Glacial, una etapa en la que grandes extensiones del hemisferio norte estaban cubiertas de hielo. Esto refuerza la teoría de que los primeros humanos en América podrían haber llegado antes de lo que se pensaba, desafiando la hipótesis del puente terrestre de Bering como la única vía de acceso. Rastros de vida cotidiana Lejos de ser solo una curiosidad arqueológica, las huellas revelaron fragmentos de la vida de quienes las dejaron. Por ejemplo, se identificaron pisadas de niños corriendo, adultos cargando a bebés y desplazamientos que sugieren posibles encuentros con depredadores prehistóricos, como el perezoso gigante. Gracias a tecnología de radar de penetración terrestre, los científicos lograron detectar huellas ocultas bajo la superficie sin alterarlas. Las diferentes profundidades y distribuciones de las pisadas sugieren interacciones sociales complejas. Algunos rastros muestran trayectorias repetidas, lo que podría indicar la existencia de asentamientos temporales o rutas de tránsito frecuentadas. Este nivel de organización muestran que estos primeros habitantes poseían estructuras sociales más avanzadas de lo que se pensaba. El enigma de los primeros habitantes La gran pregunta es cómo llegaron estas personas a América tantos milenios antes de lo aceptado. Algunos expertos proponen que viajaron a través de rutas costeras ahora sumergidas, o que migraron antes de que el continente quedara aislado. Otra teoría sugiere que podrían haber utilizado embarcaciones rudimentarias para navegar a lo largo de las costas del Pacífico, desplazándose gradualmente hacia el interior del continente. Estudios previos plantearon la posibilidad de una presencia humana temprana en Sudamérica, lo que refuerza la hipótesis de migraciones más antiguas y diversificadas de lo que se creía. El hallazgo en White Sands podría ser solo una parte de un rompecabezas mayor que, con el tiempo, podría cambiar la comprensión de la historia humana. Este hallazgo reconfigura lo que se sabe sobre la presencia humana en América. Más allá de ser una simple datación, las huellas de White Sands ofrecen una ventana a la vida de los ancestros y desafían las narrativas establecidas. Con más excavaciones por realizar y tecnologías en desarrollo, es posible que nuevos descubrimientos continúen ampliando el relato sobre los reales orígenes en el continente. Fuente: La Nación
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