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» Diario Cordoba
Fecha: 05/04/2025 13:18
La Mezquita-Catedral de Córdoba acoge ya la exposición Símbolo: Luz de Nicea, que representa el 1700 aniversario de la celebración del Concilio de Nicea en el año 325 y sirve de homenaje al obispo Osio de Córdoba. La muestra, con piezas singulares provenientes de museos españoles e internacionales y comisariada por Patricio de Navascués Benlloch, catedrático de la Universidad San Dámaso, se podrá visitar hasta el próximo 5 de julio. La exposición sumerge a los visitantes en la difusión del cristianismo en sus tres primeros siglos de vida, a través de un vínculo entre piezas arqueológicas de siglos atrás y otras obras de arte contemporáneas, elaboradas incluso este mismo año, con las que el visitante "disfrutará de una perspectiva histórica, estética y espiritual" de la realidad que supuso el inicio del cristianismo. Así, este sábado la Catedral ha acogido la inauguración de la muestra, que se enmarca dentro de las actividades que la diócesis prepara para recordar el protagonismo del obispo Osio en el Concilio de Nicea. En la cita han participado el deán presidente del Cabildo Catedral, Joaquín Alberto Nieva; el comisario de la exposición, Patricio de Navascués; el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba, Adolfo Molina; el alcalde, José María Bellido y el administrador apostólico de la diócesis de Córdoba, Demetrio Fernández, que ha dado paso a la visita guiada. La exposición La exposición consta de dos partes y de más de 40 piezas, entre arqueología, fotografías y arte contemporáneo. La primera parte es más didáctica e histórica, según ha explicado el comisario, presenta la difusión del cristianismo en los primeros siglos, por qué y qué fue el Concilio de Nicea. En esta primera parte se encuentran las piezas más arqueológicas, de época romana o medieval, y la segunda, de tono más existencial, vital, con "un sesgo más provocador", que busca poner de relieve cómo la fe y el arte cristianos no son cosa del pasado, sino que siguen alentando la vida de los cristianos, con algunas obras antiguas y la mayoría más contemporáneas. El comisario de la muestra explica una de las piezas a los asistentes. / Víctor Castro Las piezas provienen de diversos ámbitos: civiles, privados o eclesiásticos, de área nacional o internacional. Hay obras de períodos distintos, desde la época romana hasta la contemporánea, algunas de ellas son obras de encargo, como el icono bizantino realizado por Soledad Blanco, un Cristo resucitado de la artista de Faro Ligia Rodrigues, la pieza Arcana de la escultora Blanca Muñoz, o Mujer vestida de sol del artista y sacerdote Vicente Molina. Se dan a conocer algunas piezas raramente expuestas, como el cordero pascual de Alonso de Mena, perteneciente al Cabildo Catedral. En la exposición destacan algunas evidencias de la primera presencia cristiana, sobre todo en la Bética, pero el comisario destaca especialmente una réplica de un sarcófago del siglo IV paleocristiano que los Museos Vaticanos han autorizado al Cabildo Catedral para su encargo. Se trata del célebre sarcófago dogmático, que han concedido al Cabildo Catedral para realizar una réplica a escala, que se quedará en Córdoba, hecha con una técnica de estereolitografía, en resina, como se suele hacer las réplicas ahora ya desde hace algunas décadas, en un taller italiano de Milán. Según Patricio de Navascués "es un sarcófago imponente, que tiene como curiosidad que, de algún modo, se plasma en piedra lo que profesaron los cristianos reunidos en Nicea, cuando hablaban de Jesucristo como Dios de Dios y luz de luz". Para el comisario, este sarcófago "tiene esta cualidad de ser capaz de expresar el credo a través de los relieves de mármol". Primera visita guiada a la exposición. / Víctor Castro La exposición también pone de relieve la labor de algunos miembros de la Iglesia como la teresiana Victoria Diez, el instituto de las Siervas de María o la asistencia de los Franciscanos de la Cruz Blanca, que ofrecen la cruz hecha con maderos de una patera donde murieron inmigrantes. Su relevancia y significado Los concilios nacieron en la Iglesia desde finales del siglo II con el fin de dar respuestas nuevas a situaciones en el marco de la tradición apostólica. La novedad del Concilio de Nicea, celebrado a comienzos del siglo IV, consiste en que fue el primer concilio que ofreció una fórmula de fe, que terminó, no sin dificultades, en gozar de valor y alcance universales. Además, en la Mezquita-Catedral no se celebran muchas exposiciones como esta, es la primera y "no sé si será la última de estas características", ha dicho el deán presidente del Cabildo Catedral. La última similar fue Cambio de Era, Córdoba y el Mediterráneo Cristiano y no es frecuente hacer, ni cada año ni todos los años, exposiciones de este tipo. El vínculo especial que asocia este Concilio que tuvo lugar en la ciudad de Nicea (hoy, en Turquía) con la ciudad de Córdoba viene dado por la figura Osio, el célebre obispo de Córdoba durante buena parte del siglo IV. En aquella época, Córdoba era, sin duda, la ciudad más importante de la parte occidental del Imperio romano. Su obispo Osio se convirtió en una especie de consejero de asuntos cristianos para el emperador Constantino. De este modo, por medio de Osio, la iglesia en Córdoba contribuyó de modo decisivo a la fe de los cristianos de todos los tiempos sucesivos a Nicea.
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