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  • El golpe de Trump a Repsol pone en un brete al PP y Vox en su defensa a la oposición venezolana

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/04/2025 07:09

    El último movimiento de Donald Trump, que afecta a varias petroleras internacionales, incluida Repsol, ha dado un nuevo vuelco a todo el tablero -económico pero también político- a la espera de ver si la decisión de revocar el permiso para exportar crudo desde Venezuela es reversible. La compañía que dirige Josu Jon Imaz tiene hasta finales del mes de mayo para liquidar todas sus operaciones en el país caribeño. Repsol está negociando directamente con la Administración estadounidense y el Gobierno de Pedro Sánchez se ha implicado al máximo. Los partidos de la oposición, PP y Vox, se están viendo obligados a reajustar su discurso después de haber apoyado durante meses un cerco absoluto a Nicolás Maduro. Este lunes Alberto Núñez Feijóo pidió "prudencia", dejando claro que "defenderá los intereses de España". Por si quedaba alguna duda, el portavoz del partido, Borja Sémper, fue mucho más tajante tras la reunión del comité de dirección: “Vamos a defender el interés de España y de las empresas españolas por encima de cualquier otro interés”. No se detuvo ahí y recalcó: "Ninguna decisión que tome ningún gobierno del mundo que perjudique a un español o que perjudique a una empresa española, va a contar con el apoyo del PP”, zanjó, en clara alusión a Trump, con el objetivo de insistir -como viene haciendo el PP, sobre todo con los aranceles- en que se deben proteger los intereses del campo, la industria y las empresas en esa guerra comercial. Sin embargo, el discurso del PP hace unos meses -tras las elecciones venezolanas y la fuerte presión internacional reconociendo el triunfo de la oposición al chavismo- llegó a ser muy contundente incluso con las empresas españolas -es el caso de Repsol- que operan en Venezuela. Feijóo, en un acto impulsado por su partido el pasado mes de septiembre y en el que participó la líder opositora, María Corina Machado, desplegó su comparecencia más dura, dirigiéndose por primera vez a compañías. “Le digo a aquellas empresas que están colaborando con Maduro, que se equivocan. Las empresas que crean riqueza son bienvenidas, pero las que financian regímenes autocráticos no están trabajando para el pueblo venezolano ni para generar riqueza, sino que trabajan exclusivamente para el régimen”, explicó Feijóo en aquel acto. Los dirigentes presentes entendieron que se trataba de un recado claro a las compañías que operan en Venezuela y que, de una u otra manera, terminaban contribuyendo a la financiación del chavismo. El mismo día Sémper remachó el mensaje de su jefe de filas: “No valen medias tintas. Las empresas deben comprometerse con el cambio político. En Venezuela o en cualquier otra parte del mundo. Con una dictadura no se puede colaborar”, zanjó. En los meses siguientes el PP continuó dando su apoyo cerrado a la oposición venezolana reprochando la “tibieza” de Sánchez y sus ministros. Solo hace un par de meses, durante la diputación permanente del Congreso en el mes de enero, la diputada Cayetana Álvarez de Toledo aprovechó una intervención en la que pedía la comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, para pedir que "el lobbie petrolero no dejara las promesas de Trump en papel mojado". Llegó a referirse a Repsol directamente: "No quiere asumir las consecuencias económicas y su apuesta por la venezuela chavista, de sus estrategias de inversión. Pero, al menos, que asuma las consecuencias morales. Su foto de acuerdo con Delcy Rodríguez el pasado septiembre, en plena ola regresiva, es éticamente inaceptable", declaró. Este lunes, en cambio, tras conocerse la decisión de Trump que afecta directamente a una empresa clave en España, los populares lanzaron un mensaje claro de que defenderán por encima de todo los intereses de las empresas españolas. Un giro evidente. El reproche que se repite, eso sí, es contra el Gobierno y lo que en Génova perciben como una política internacional “errática” que lleva a “estas situaciones en vez de evitarlas”. El caso de Vox es todavía más complicado. A su defensa cerrada de la oposición venezolana y evitar también todas las vías de financiación al gobierno de Maduro, al que califica abiertamente de “narcodictadura criminal” se suma la relación amistosa con Trump que, en este caso, defiende llevar al límite el cerco al chavismo. Santiago Abascal no se pronunció en el día de ayer sobre el asunto. El portavoz nacional, José Antonio Fúster, tampoco quiso entrar de lleno en la postura de su formación y se limitó a cargar duramente contra el Gobierno: “El problema de España es que es irrelevante. Las políticas desde 2004, con todos los gobiernos, nos han colocado en la irrelevancia internacional. Y eso hace tener la menor capacidad de imponer, negociar o dialogar”, aseguró, situando a Sánchez como “el mayor aliado de Maduro en Europa”. En Vox aseguraron que el Gobierno de PSOE y Sumar “ha abandonado” a Repsol - “nosotros esto no lo haríamos” dijo- a pesar de que el Ejecutivo ya ha manifestado que se está implicando de lleno en una solución. En el partido ultra repiten que si ellos llegan al Gobierno “recuperarán el prestigio internacional y la oposición a Maduro”, pero evitaron consideraciones sobre si en este momento debe prevalecer la asfixia económica al régimen sobre todo lo demás. Tampoco hubo críticas a Trump, con quien Vox trata de afianzar su relación internacional, aprovechando la falta de interlocución del resto de partidos españoles con la Administración estadounidense. Y a pesar de que desde hace días el partido ultra también intenta moderar su defensa al inquilino de la Casa Blanca, especialmente por los anuncios de aranceles que amenazan de lleno al campo español, un nicho de votantes clave para los ultra.

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