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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/04/2025 04:49
Sergio Cachito Vigil es un exjugador y entrenador de hockey sobre césped que integró el seleccionado argentino masculino y logró importantes hitos, como la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 1984 y la recordada victoria contra Pakistán en 1986. También destacó en el Club Ciudad de Buenos Aires, con el que obtuvo siete títulos. Su pasión por el hockey lo llevó a incursionar en la dirección técnica desde muy joven. En 1997, asumió como entrenador del seleccionado femenino argentino, conocido posteriormente como Las Leonas. Bajo su liderazgo, el equipo se consolidó como una potencia mundial y obtuvo logros históricos, como la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y el oro en los Juegos Panamericanos de 1999, el Champions Trophy 2001 y el Campeonato del Mundo 2002. Su trabajo fue clave en la transformación de la mentalidad del equipo, inculcando disciplina, pasión y resiliencia. Luego de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, pasó a dirigir el seleccionado masculino, aunque dejó el cargo en 2008. Desde 2015, Vigil es el entrenador de la selección femenina de Chile, conocida como Las Diablas. Además de su labor como entrenador, escribió el libro Un Viaje al Interior, donde compartió su visión sobre el deporte y el liderazgo. Cachito Vigil: “Cada deportista, cada Leona y León hizo millonario al hockey con su legado”. (Candela Teicheira) Leo: — Son muy querido en el ámbito deportivo por tu manera de manejarte, de conducir a los equipos y de moverte en el medio. Además, generas respeto en el público y en referentes de otros deportes. ¿Sentís ese cariño? Cachito: — Sí, siento el cariño y lo agradezco. Creo que es el motor impulsor. Para mí el cariño es algo sumamente importante y lo pongo en primer lugar. Leo: — Para quienes no entendemos mucho de hockey. Tu manera como entrenador hoy en día, ¿tiene que ver con cómo fuiste como jugador? Cachito: — Sí, es muy parecido. Yo era un jugador que me potenciaba ante la presión. Los partidos importantes era un suplente en el seleccionado y en mi club en primera, tenía que ganarme el puesto. Pero llegaban los partidos importantes y tenía esa característica. También tenía muchísima entrega y pensamiento. De hecho, había jugadas que veía que yo no las podía hacer técnicamente, pero le decía a mis compañeros: “Pasá por la derecha o pasa por la izquierda” y le daba la pelota a ellos para que puedan hacer lo que yo pensaba. Leo: — ¿Te diste cuenta que tenías un don de ver tácticas en la cancha y eso después te llevó a querer ser coach? Cachito: — Sí, pero me costaba mucho porque yo trataba en un momento de hacer las cosas que te hacían ser un jugador diferente, hasta que me fui dando cuenta que lo diferente en mi forma de jugar era poder ser un entrenador adentro de la cancha. A partir de ahí empecé a poner mis ojos y mi pensamiento en los jugadores que lo podían hacer. Eso me ayudó mucho. Tuve dos personas que fueron Luis Jorge Ciancia y Marcelo Garraffo, que me enseñaron a valorar eso que tenía, a no preocuparme por querer ser un habilidoso y sí ser un jugador pensante para el equipo. Leo: — ¿Eso hizo que después como entrenador valoraras más a los jugadores “limitados” que saben cumplir su rol a la perfección? Cachito: — Sí, me ayudó mucho a ponerme en el lugar. Mi vida fue ponerme en el lugar de cada persona y sobre todo el que la pelea. En la alta competencia todos tienen un gran talento, pero algunos un poquito más. A los que le cuesta son los que tienen que llevar la mochila de los cracs. Cecilia Rognoni, Lucha Aymar, que eran para mí las dos jugadoras más increíbles que vi en mi vida, cuando entraban a la cancha tenían que ser excelentes en cada partido y llevan una mochila que otros no llevaban. Les pasa o les pasó a muchos en otros deportes, como a Messi, a Maradona, a Ginóbili y a Scola, que llevaron siempre una mochila distinta. “Ser entrenador no solo requiere un saber cognitivo, sino estar listo para ser un aprendiz constante”, admitió Vigil. (Candela Teicheira) Leo: — La vara de ellos mismos. Cachito: — Sí, se ponen más exigencias que todas las personas que están afuera. Leo: — Lo podemos intentar entender, pero creo que no llegamos al nivel de lo que ellos realmente sienten. Cachito: — En estas dos jugadoras que nombré antes, Luciana y Cecilia, que eran diferentes en sus personalidades y cracs, creo que a medida que pasa el tiempo, ahora puedo entender cosas que no llegué a entender en su momento... Leo: — Hubo un momento clave en tu carrera con Las Leonas cuando le pediste al árbitro que validara un gol para el equipo rival. Me gustaría conocer tu visión hoy, después de tantos años, porque fue un acto de honor que no se ve todos los días. Cachito: — Fue en Tucumán. Nosotros estábamos entrenando y el equipo de Las Leonas era un equipo de esos distintos porque se reunía talento, espíritu competitivo, hermandad de camisetas y ganas de tener un sueño grande para el hockey. Y vino esta serie con Alemania. Eran cuatro partidos, habíamos ganado tres. Si ganábamos este último, grabamos la serie de cuatro partidos contra el equipo que nos había dejado siempre en el cuarto lugar: en el mundial y en el Champion Trophy. Era un gran desafío, pero ¿qué pasó en ese partido? Tiró el corto Alemania, gritan gol. Pero el árbitro hace la salida de fondo. Leo: — ¿Y qué pasó ahí? ¿Pediste que validen el gol de ellas? Cachito: — Veía que las alemanas miraban y reclamaban el gol. Me acuerdo que estaban Pachu Ferrari y Paola Vukojicic, que era la arquera, y les pregunto: “Paola, Pachu. ¿Fue gol o no fue gol?”. Y me acuerdo que Pachu me hace señas que sí. Entonces, ¿qué me salió de decir? Fue una locura. Pero me salió ir a buscar al árbitro y decirle: “Cobre gol”. Me acuerdo que le señalo las manos al árbitro y le digo que tiene que cobrar el gol. Fue un acto espontáneo que tiene que ver también con cosas que iban sucediendo en nuestro momento de equipo. Leo: — El arquero cobró el gol finalmente. Cachito: — Sí y perdimos ese partido. Leo: — ¿Qué enseñanza te dejó ese encuentro? Cachito: — Nunca hablamos del tema una vez terminado el partido. Es más, fuimos a comer empanadas con las alemanas y ahí nos enteramos que en Aeroparque había un montón de periodistas esperándonos para preguntarnos por este tema. ¿Qué quedó? Cuando fuimos al mundial, que fue al poquito tiempo, unos meses después de ese partido, le ganamos a Alemania en los octavos de final y llegamos a la final con Holanda. Antes de empezar la final, la capitana alemana trae una carta. Era una carta que leí en voz alta porque era para el equipo, que hablaba de lo que significaba nuestro equipo para ellos y el deseo de que ganemos la final. “No tiene nada que ver con Holanda, tiene que ver con que queremos que ganen ustedes”, decía. Leo: — ¡Que groso! Cachito: — Cuando miro la tribuna, estaban todas las chicas de Alemania y el entrenador haciendo señas de tocarse el corazón como apoyo hacia nosotros y ganamos la final. Eso quedó: el reconocimiento. Pero lo más lindo fue lo que se generó entre ese grupo de Alemania y nosotros. Leo: — Todo eso que estás contando, es más gol que el gol mismo. Cachito: — Hay una frase en la alta competencia que dice: “Disfrutá del éxito, pero ten en cuenta que el próximo partido lo comenzarás en cero”. Los valores no son eternos. Al otro día, en cualquier otra acción de tu vida, tenés que pelear por hacer lo que corresponde. “Liderar es ponerte al servicio para encontrar el gen campeón que puede haber en un equipo”, reconoció el entrenador. (Candela Teicheira) Leo: — Nuestro hockey, por lo que es a nivel nacional y los logros internacionales obtenidos, ¿debería ser más fuerte y más profesional o estamos bien desde tu visión? Cachito: — Es difícil pensar en un hockey internacional. Hoy, en un país tan grande y tan distante, yo lo veo difícil. Por lo que sí estoy contento es que hoy el que ama el hockey puede vivir de eso. Puede jugar en el exterior y ganar su dinero, como un trabajador de ocho o diez horas, y puede disfrutar de nuestro hockey. Pero creo que hoy no podríamos tener en Argentina un hockey profesional porque no están dadas las condiciones en nuestro país. Se tienen que hacer otras cosas antes de que el hockey sea profesional y que es importante que pasen. Lo que sí creo es que tenemos un hockey, un torneo de hockey en Argentina que, por la calidad de los que compiten, no tenemos nada que envidiarle a un montón de otros países. El talento argentino está. El campeón de Argentina puede competir tanto en categoría masculina como femenina con los mejores equipos de la Liga de Europa. Leo: — En una nota que hicimos con Lucha mencionábamos que fue siete u ocho veces la mejor del mundo y comparada con Ginóbili y Messi, debería ser multimillonaria y no lo es. “En mi deporte no da”, decía ella. Cuando hablás del profesionalismo de la paga, si bien podés vivir hoy del hockey, no es lo que debiera ser comparado en el mundo. Cachito: — Es otro mercado el del hockey. Pero cada deportista, cada leona y cada león, hizo millonario al hockey. Hace 25 años atrás o 30, que una persona del hockey pueda tener llegada a nuestra sociedad a través del deporte, no pasaba. Hoy el hockey puede dejar su legado y eso es millonario. Leo: —¿Es difícil ser entrenador? Además de la técnica de hockey, ¿qué otras cosas hay que saber? Cachito: — Es apasionante ser entrenador de hockey. Yo lo soñé desde que jugaba. Soñé dos cosas: ponerme la camiseta argentina y la de mi club en primera; y ser entrenador. Lo pude empezar a vivenciar mientras era jugador y es apasionante. Es complejo ser entrenador y no requiere solo un saber cognitivo, requiere estar listo para ser un aprendiz y aprehender, con h. Aprender las potencialidades de las personas que están a tu alrededor, sea tu staff o jugadores. Aprender de colegas, del mundo del hockey, de todo lo que es el arte del deporte. Después, también hay que aprender a tener compás de espera, a tener un espíritu aprendiz constante, a romper estructuras y a tomar riesgos. Leo: — ¿Y el liderazgo emocional? Cachito: — También. Aprender que cada persona es distinta. Lo más importante es lograr una equidad en la posibilidad de desarrollo de cada persona. Dar en la tecla. Cada persona cumple diferentes roles y no es igual lo que le pasa a Ginóbili que lo que le pasa a alguien que va a entrar desde el banco de suplentes. Liderar es algo muy complejo y colectivo, es un servicio, es ponerte al servicio para encontrar el gen campeón que puede haber en un equipo, encontrar el dream team que hay en ese equipo y descubrir cada campeón dentro de equipo. Un campeón quizás es de asistencia, otro campeón es de toma de decisiones y otro campeón es para defender cada pelota como la última. Además, es importante saber cómo mantener el entusiasmo de cada una de esas personas, pase lo que pase con el resultado.
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