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» Diario Cordoba
Fecha: 24/03/2025 04:44
Con mi hacienda,/ pero con mi fama no./ Al rey la hacienda y la vida/ se ha de dar; pero el honor/ es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios. (Pedro Calderón de la Barca. El alcalde de Zalamea). ¡Por vida del rey, villanos,/ que os ahorque con mis manos!/ ... Que os he de matar, creed,/ en este potro, villanos./ ¿Quién mató al comendador?/ Fuente Obejuna, señor. (Lope de Vega. Fuenteovejuna). Por donde quiera que fui,/ la razón atropellé,/ la virtud escarnecí,/ a la justicia burlé,/ y a las mujeres vendí./ Yo a las cabañas bajé,/ yo a los palacios subí,/ yo los claustros escalé,/ y en todas partes dejé/ memoria amarga de mí. (José Zorrilla y Moral. Don Juan Tenorio). Un caballo, un caballo. ¡Mi reino por un caballo! (Shakespeare. Ricardo III). ¡Es el Oriente, Julieta es el sol! Alza, bella lumbrera y mata a la envidiosa luna, ya enferma y pálida de dolor, porque tú, su sacerdotisa, la excedes mucho en belleza. (Shakespeare. Romeo y Julieta)... Nuestra memoria colectiva guarda celosamente éstos y otros muchos fragmentos de obras teatrales, que por más veces que los oigamos nos siguen emocionando. Es el poder del teatro, su inmortalidad, el público ante esa cuarta pared derribada, convertido en espectador de su propia vida, sometido a la catarsis purificadora, liberadora y de transformación interior, que conducen a una experiencia profunda. Su trascendencia para la cultura, común a todas las civilizaciones, llevó a la creación del Día Mundial del Teatro (1961) que se celebrará el próximo 27 de marzo, jueves. El Instituto Internacional del Teatro invita cada año a una personalidad de la profesión a que emita un mensaje relacionado con el teatro y la cultura de paz. El del 2025 ha correspondido al griego Theodoros Terzopoulos, fundador y director de la Compañía de Teatro Attis, que con sus palabras manifiesta la preocupación por si el teatro actual está en condiciones de dar respuesta a las problemáticas que se plantean en nuestro tiempo: «Preguntas que no permiten respuestas definitivas, porque el teatro existe y perdura gracias a preguntas sin respuesta... Miremos a los ojos de Dioniso, el dios extático del teatro y mito que une el pasado, el presente y el futuro... expresador de identidades fluidas, hembra y macho, enojado y amable, divino y animal, al borde entre locura y razón, orden y caos, un acróbata en la frontera entre la vida y la muerte... Necesitamos nuevas formas narrativas dirigidas a cultivar la memoria y dar forma a una nueva responsabilidad moral y política que surja de la dictadura multiforme de la actual Edad Media.» Larga vida al teatro. *Académica
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