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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/03/2025 03:15
En abril de 2022, Brasil enfrentó las peores inundaciones en 80 años en Río Grande del Sur, con 183 muertos./Archivo REUTERS/Diego Vara En abril del año pasado, se produjeron las peores inundaciones en Brasil si se tienen en cuenta los últimos ochenta años. Ocurrieron en el estado de Río Grande del Sur, por lluvias intensas y causaron la muerte de 183 personas. El viernes 7 de marzo pasado, otro desastre por un temporal afectó a la ciudad de Bahía Blanca, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires: generó graves daños materiales, la evacuación de miles de personas y la muerte de al menos 16 personas. En diciembre de 2023 otro temporal también impactó en esa zona con un saldo de 16 fallecidos. Son solo 4 de los últimos fenómenos extremos que han golpeado a países de América Latina y el Caribe. Las ciudades de la región enfrentan un mayor riesgo de inundaciones por lluvias intensas. La ciudad de Bahía Blanca, Argentina, sufrió dos desastres por temporales en 2023 y 2025. Produjeron al menos 32 muertes registradas (Jaime Olivos) Según un estudio publicado en la revista Global Environmental Change, el promedio de inundaciones anuales en la región aumentó: de cuatro en los años de la década de 1960, se pasó a más de 22 en los primeros años de la década de 2020. Ya hay pruebas de que el cambio climático inducido por actividades humanas está ocurriendo, y puede aumentar la frecuencia y la intensidad de los temporales, un factor que se suma a otros como las condiciones de vida, los problemas de infraestructura y el deterioro ambiental. Sin embargo, las tragedias no son inexorables. Hay mucho que se puede hacer para reducir el problema a nivel global y a nivel regional y local según los estudios científicos. Qué son las soluciones basadas en la naturaleza Factores como el cambio climático, urbanización, deterioro ambiental y deficiencias de infraestructura aumentan el riesgo de inundaciones en América Latina y el Caribe (Imagen Ilustrativa Infobae) Un trabajo reciente tuvo en cuenta los desastres que ocurren en la región. Fue publicado en la revista International Journal of Disaster Risk Reduction. Sus autores son Simone Lucatello del Instituto de Investigación José María Luis Mora (CONACYT) en México, y Irasema Alcántara-Ayala, del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Destacaron que se debería dar un impulso mayor a las llamadas “soluciones basadas en la naturaleza” (SbN) como un camino para fortalecer la reducción del riesgo de desastres en América Latina y el Caribe. En las últimas décadas, las inundaciones anuales en la región aumentaron de 4 (1960) a más de 22 (2020), según el estudio de Global Environmental Change. Se recomienda fomentar las soluciones basadas en la naturaleza/ Jessica Kendall Bar Son medidas que trabajan con la naturaleza para abordar desafíos sociales y generan beneficios tanto para las personas como para el cuidado de la biodiversidad. Incluyen desde intervenciones mínimas, como la protección de áreas críticas para servicios ecosistémicos (que sirven -por ejemplo- para conseguir agua potable), hasta la restauración extensiva de los ecosistemas, como la reforestación y la recuperación de humedales. Por qué importan la soluciones frente al cambio climático “Las aproximaciones tradicionales de ingeniería se han mostrado insuficientes, lo que lleva a la exploración de las SbN como una estrategia alternativa o complementaria”, escribieron los investigadores. Las soluciones basadas en la naturaleza (SbN), como la reforestación, restauración de humedales y protección de servicios ecosistémicos, se proponen como alternativas eficaces para reducir riesgos de desastres(Imagen Ilustrativa Infobae) Las soluciones basadas en la naturaleza pueden aportan beneficios: Reducción del riesgo de desastres: Por ejemplo, los manglares y arrecifes reducen la erosión costera y amortiguan los efectos de tormentas e inundaciones. Adaptación al cambio climático: Mejoran la resiliencia de las comunidades frente a fenómenos extremos, como las lluvias intensas y las olas de calor. Beneficios económicos y sociales: Generación de ingresos sostenibles a través de forestación y ecoturismo y más empleos. Sostenibilidad ecológica: Restauración de ecosistemas dañados, que a su vez mejora la biodiversidad y los servicios ambientales. Protección de infraestructura y servicios: Mitigación de riesgos para viviendas, transporte y suministro de agua potable en áreas propensas a desastres. Bienestar social: Mejora de la calidad del aire, el acceso a espacios verdes y la salud mental en entornos urbanos. Las soluciones basadas en la naturaleza también contribuyen al bienestar de las personas (Imagen ilustrativa Infobae) Ya algunas soluciones han sido implementadas en la región. No solo son eficaces ante los desastres, sino que también implican múltiples beneficios, como la mejora del manejo del agua y la protección de la biodiversidad. Por ejemplo, la restauración del arrecife de coral en Quintana Roo, México, reduce inundaciones y protege contra daños causados por tormentas, mientras que los techos verdes y los sistemas de drenaje urbano favorecen la gestión de inundaciones en ciudades como San Pablo, Brasil. Yasna Palmeiro Silva, magíster en salud pública, doctora en salud global e investigadora del grupo Lancet Countdown Latinoamérica, comentó a Infobae que “las soluciones basadas en la naturaleza son extremadamente relevantes para la región, tanto para fomentar la resiliencia al cambio climatico como para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible”. Las medidas de la infraestructura verde son consideradas más sostenibles y, a menudo, más efectivas que las tradicionales infraestructuras de ingeniería/Archivo JCCM Los Objetivos de Desarrollo Sostenible fueron adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el año 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad. “Desde el estudio publicado se destaca que la necesidad de que existe una mejor interrelación en la interfaz de investigación y políticas públicas. Al fortalecerla, será mucho más probable que las políticas públicas estén informadas por evidencia cientifica”, mencionó Palmeiro Silva. El científico Edgardo Pero, del Conicet en Argentina, lleva adelante proyectos de investigación relacionados con soluciones basadas en la naturaleza/Conicet En diálogo con Infobae, el científico del Instituto de Biodiversidad Neotropical del Conicet en la Argentina, Edgardo Pero, resaltó que en la región se debería aumentar la superficie vegetal en las ciudades y alrededores porque “contribuye a la infiltración del agua, a la disminución de la carga de sedimentos de arrastre y a la disminución de la velocidad de la corriente del agua. Esas medidas se deben considerar especialmente en las áreas ribereñas, adyacentes a los cursos de agua”. El doctor Pero se encuentra evaluando distintas estrategias de restauración de la vegetación ribereña como una solución basada en la naturaleza para abordar problemas como las inundaciones y la erosión de cauces en la Argentina. Lleva adelante proyectos en las provincia de Tucumán y Santa Fe. En relación a Bahía Blanca y alrededores, la científica del Conicet y la Universidad Nacional del Sur, Paula Zapperi, contestó a Infobae: “Habría que ver cuáles son las soluciones basadas en la naturaleza más adecuadas para la zona. Seguramente a partir de todo lo que pasó recientemente las obras de ingeniería que se ejecuten van a estar acompañadas de la implementación de soluciones basadas en la naturaleza”. Qué relación hay entre lluvias extremas y la infraestructura verde El cambio climático inducido por actividades humanas incrementa la frecuencia y severidad de fenómenos extremos (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio publicado en la revista Global Environmental Change realizado por Rafael Van der Borght y Montserrat Pallares-Barbera, del Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Barcelona, en España. Señalaron que el aumento de las inundaciones fue favorecido por la urbanización, el cambio climático y la expansión de áreas urbanas en zonas vulnerables. Los investigadores buscaron abordar cómo una mayor cobertura verde urbana puede mitigar el impacto asociado con las lluvias extremas. Trabajos anteriores habían destacado que las infraestructuras verdes, como los jardines de lluvia, franjas permeables y renaturalización de ríos, podían ser opciones relevantes para administrar mejor los impactos de lluvias torrenciales. Sin embargo, existía poca evidencia sobre sus beneficios en ciudades de ingresos medios y bajos, lo que motivó esta investigación. Estudios recientes sostienen que una mayor cobertura verde urbana, como jardines de lluvia y renaturalización de ríos, podría evitar pérdidas económicas significativas.Archivo/ REUTERS/Raquel Cunha Los investigadores se basaron en datos satelitales combinados con métodos econométricos para 630 ciudades de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México y Perú entre 2013 y 2021. Entre otros parámetros, midieron el verdor o la extensión de vegetación densa. Descubrieron que si un 25% de las ciudades en la muestra hubiera aumentado su cobertura verde por encima del 20% en 2015, se habrían evitado pérdidas económicas equivalentes a 6.500 millones de dólares. La educación y sensibilización pública sobre los beneficios de las soluciones basadas en la naturaleza son fundamentales para su adopción / Eduardo César Pesquisa Por eso, los autores concluyeron que la inversión en soluciones basadas en la naturaleza no solo mitiga impactos económicos, sino que contribuye a mejorar la resiliencia urbana frente al cambio climático y la urbanización creciente. Al ser entrevistado por Infobae, uno de los autores, Van der Borght, economista del clima y doctor en geografía económica en España, afirmó frente a la posibilidad de más inundaciones en la región: “Las políticas más efectivas dependerán del contexto específico de cada ciudad, pero los hacedores de política pública disponen de un amplio abanico de opciones”. La opción de los impuestos para favorecer las áreas verdes Las opciones más obvias son “las políticas tradicionales de uso de suelo y/o zonificación que permiten regular directamente la creación de áreas verdes urbanas. Sin embargo, otras ciudades han usado herramientas más innovadoras como políticas fiscales e impuestos calibrados en base a las áreas verdes presentes en diferentes parcelas urbanas”, indicó. Las políticas públicas como impuestos sobre impermeabilización del suelo urbano y zonificación estratégica se proponen para fomentar áreas verdes y reducir los riesgos asociados a inundaciones urbanas (Imagen Ilustrativa Infobae) La idea de ese tipo de políticas “es que los agentes privados que impermeabilizan el suelo urbano mediante amplias zonas de estacionamiento exacerban la escorrentía y el riesgo de inundaciones urbanas y producen una externalidad negativa para el conjunto de la ciudad. Esta externalidad negativa es la que se busca corregir con este tipo de impuestos”. Puso ejemplos: “Ciudades como Mississauga en Canadá han comenzado a implementar este tipo de políticas con resultados prometedores hasta ahora. Sin embargo, el tipo de políticas a llevar a cabo tendrá que ser adecuado al contexto específico de cada ciudad”. La limitación más fuerte para el fomento de las infraestructuras verdes no suele ser económica, sostuvo Van der Borght. “Estas infraestructuras suelen ser menos costosas que las infraestructuras tradicionales de control de inundaciones y además permiten evitar daños que se irán incrementando con el cambio climático. Sin embargo, para fomentar las infraestructuras verdes es necesario que los beneficios asociados sean cuantificados, conocidos y comprendidos por un gran número de personas”, afirmó. Las soluciones basadas en la naturaleza también favorecen la conservación de la diversidad de especies y ecosistemas (Imagen Ilustrativa Infobae) Educar y concienciar sobre los beneficios de las infraestructuras verdes es esencial para favorecer su adopción Por otro lado, el experto recomendó, “las medidas destinadas a fomentar las infraestructuras verdes deben incorporarse a un conjunto más amplio de reformas destinadas a gestionar estratégicamente el suelo urbano para reducir el riesgo de inundaciones urbanas y adaptarse al cambio climático”. En última instancia, “la integración de las infraestructuras verdes en un esfuerzo más amplio de planificación del uso del suelo aclarará cuánto y qué suelo urbano tendrá que ser reverdecido. A su vez, estos factores determinarán los costos y la viabilidad técnica de esta política de reverdecimiento”.
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