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  • Como a una regañá

    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/03/2025 02:34

    Hasta hace poco, pensar en Montoya implicaba irte mentalmente a ese clásico del cine —La princesa prometida— donde se escuchaba a un personaje decir: "Me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir". Todo un hito de la venganza y el amor familiar. Pero ya no, en estos días pensar en Montoya es apelar a un chico andaluz que se desgarra la camisa por la infidelidad de su novia y que se puede llegar a quebrar por amor... "como una regañá". Es probable que, desde el romanticismo de la novela Las penas del joven Werther que escribió el gran Goethe en pleno siglo XIX, no hayamos visto un personaje enamorado tan intensito. Resulta que yo no he visto este programa en el que encierran a parejas (o lo que sean) en una isla, con otras personas para que los tienten. Pero da igual, me cae como bien el muchacho y sé algo de lo que ha ocurrido a pesar de no haber visto ni un minuto del programa televisivo. Montoya te asalta y te dice en silencio a través del logaritmo en reels o memes: "Soy Montoya. Tú no has visto La isla... prepárate a sufrir". La vida sigue y, ahora, Montoya va a otra ínsula que no es La isla del tesoro, por desgracia. No me digan que no sería maravilloso ir a esa isla del libro a buscar tesoros (en vez de cuernos o peleas). Es el sueño de cualquier niña ochentera que haya crecido con Los Goonies. Mientras toda una joven generación está entretenida con el muchacho y la novia, celebrando los espectáculos que, de tan puro tóxicos, llegan a ser casi inofensivos, el equilibrio geopolítico ha sido dinamitado, los extremistas de ambos polos bailan a sus anchas, la vivienda está disparada, los estados europeos se rearman o los aranceles juegan al Monopoly... Quizás en la nueva isla Montoya evolucione en sus referencias y pueda decirle a alguien algo así como "el mundo se derrumba y tú y yo nos enamoramos…" a lo Casablanca sin gabardina, churruscado al sol, pero haciéndose un clásico cual si fuera Bogart. Así que disfrutemos y, mientras el orden mundial se termina de desatar, aprendamos de Montoya, de manera que si vienen a partirnos Trump, Putin o Xi Jiping… que sea con gracia. Por favor, si van a partirnos… que sea como a una regañá. *Artista y profesora de la Universidad de Sevilla Suscríbete para seguir leyendo

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