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» LT10 Digital
Fecha: 18/02/2025 01:30
Está ubicado en un rincón mágico cerca de El Chaltén y se destaca por su belleza natural. En la Patagonia hay un paisaje sacado de un cuento de hadas que se parece a un fiordo de Noruega y se destaca por su gran belleza: se trata de la Reserva Natural Lago del Desierto, que está ubicada cerca de El Chaltén, en la provincia de de San Cruz. Este rincón es un espejo de agua turquesa rodeado de bosques de lengas y montañas nevadas, con vistas al imponente Monte Fitz Roy: la niebla matinal, los reflejos que se provocan en el lago y la sensación de aislamiento hacen que este lugar se asemeje al fiordo de Geiranger, que está ubicado en Noruega. Esta hermosa reserva natural está ubicada a unos 37 kilómetros de El Chaltén, cerca de la frontera con Chile, y es un lugar en el que se puede practicar trekking, pesca deportiva, avistar aves y navegar en el lago. Es un lugar de cuento porque su acceso por caminos sinuosos y rodeados de vegetación lo hace sentir oculto y exclusivo, las cascadas que bajan de las montañas parecen sacadas de un relato fantástico y la combinación de colores que se genera en otoño es espectacular. A nivel histórico la Reserva Natural Lago del Desierto ha sido protagonista, junto a otras zonas aledañas, a una disputa entre la Argentina y Chile por su soberanía que se terminó definiendo en 1994 a favor de nuestro país en un tribunal internacional. Cómo llegar a la Reserva Natural Lago del Desierto Partiendo desde el Chaltén, en la provincia de Santa Cruz, se deben recorrer 37 kilómetros por la Ruta Provincial 41 hacia el norte, teniendo en cuenta la particularidad que el camino es de ripio y se demora aproximadamente 1h30m en llegar, según las condiciones de tránsito y de la ruta. También existen agencias de turismo locales que ofrecen excursiones en camionetas o mini colectivos y que realizan paradas en miradores con vistas panorámicas y en la base del Glaciar Vespignani. Los más osados pueden optar por ir en bicicleta, teniendo en cuenta que el camino presenta numerosas subidas y bajadas (duración de 3 a 5 horas, según el ritmo que emplee el ciclista) o realizar un trekking exigente que dura entre 8 y 10 horas (ida y vuelta).
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