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» Diario Cordoba
Fecha: 13/02/2025 13:13
Las alarmas antiaéreas sonaban a toda potencia en las calles de Kiev poco después de las nueve de la noche de este miércoles. Rusia acababa de lanzar un misil balístico y se pedía a la población que buscara refugio. El ataque coincidía en el tiempo con la llamada de Donald Trump a Volodímir Zelenski, en la que le informó de lo que había hablado minutos antes con Vladímir Putin: que había acordado con el presidente ruso lanzar negociaciones de paz para acabar con la guerra en Ucrania. Moscú hablaba de paz por teléfono, ordenaba fuego sobre el terreno. El anuncio no ha pillado por sorpresa a los ucranianos, que llevan tiempo conjugando su futuro siempre con el mismo sujeto: Trump. La buena sintonía que ha mostrado el presidente estadounidense con su homólogo ruso irrita, pero no sorprende. Temen que se fuerza a Ucrania a una rendición, más que a una paz justa. Rechazan que se les exija firmar un alto el fuego sin garantías de que Rusia no los vuelva a invadir en unos pocos años. “Me siento muy decepcionado por el lenguaje vago que se ha usado, que para mí es señal de que no se ha alcanzado un acuerdo real en la conversación, algo de lo que ambos pudieran jactarse en público”, opina en conversación con este diario Tymofii Brik, rector de la Kiev School of Economics. Trump ha hablado de millones de muertos, de invitar a Putin a la Casa Blanca y de empezar a hablar de paz, pero sin fechas concretas. "Pero también parece que Trump se ha resistido a la primera oferta rusa, lo que es prometedor. Lo más probable es que Ucrania intente vender a Trump la idea de darle recursos naturales e intercambiar los territorios ocupados con Rusia". El pasado verano, Ucrania ocupó parte de la provincia rusa de Kursk, mientras que Rusia controla el 18% del territorio ucraniano. "Negociar con Hitler" Había una nota de optimismo en el comunicado de Zelenski a su población tras la conversación con Trump. “Como él dice, ¡hagámoslo”, terminaba el mensaje en el que se hablaba de negociaciones de paz pero también de garantías. Para algunos, ha llegado ya el momento. La próxima semana se cumplen tres años de guerra, los soldados para enviar al frente escasean y ha habido pocos avances sustanciales, más allá de haber resistido al poderoso ejército ruso y de mantener el control del país, que no es poco. "Durante demasiado tiempo, Ucrania ha cerrado la puerta a la diplomacia, rechazando hablar con Putin. Solo era cuestión de tiempo hasta que alguien diera el paso y lo hiciera por nosotros", aporta para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Iuliia Mendel, periodista ucraniana, ex secretaria de prensa de Zelenski y autora de La lucha de nuestras vidas. “Ahora, Kiev se encuentra orillada en las conversaciones, y ninguna retórica puede cambiar eso. Un alto el fuego es inevitable, y la mayoría de los ucranianos lo apoya, según el último sondeo de Gallup del año pasado. Ha llegado el momento de pasar del pulso a toda costa. Si no damos los difíciles pasos nosotros, otros los darán”. Otros, sin embargo, tienen muchas dudas. Aseguran que es mejor luchar ahora que permitir que Rusia se recupere y vuelva a atacar. Que deban guerrear de nuevo en unos años los hijos de los que ahora están en el frente, y contra un ejército más fuerte. Las Fuerzas Armadas de Moscú están sufriendo bajas a un ritmo récord y su economía siente las sanciones a la flota fantasma petrolera. "Putin no tiene la intención de comenzar negociaciones serias. Tiene miedo de Trump pero no está interesado en detener su agresión contra Ucrania", opina para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el diputado Oleksandr Merezhko, presidente de la mesa de exteriores de la Rada (Parlamento) de Ucrania. "Para Putin, parar la guerra supone un riesgo para su permanencia en el poder. Cuando dice negociaciones, Putin en realidad quiere decir que se rinda Ucrania, lo que nunca va a suceder. Trump pronto se dará cuenta de con quién está negociando: Putin es un mentiroso patológico. No tiene sentido siquiera intentar llegar a acuerdos con él. Es como acordar con Hitler”. Partida de póker con minerales En los próximos días y semanas se avecina una auténtica partida de póker diplomático. Un juego de engaños del que dependerá el futuro y la vida de millones de personas. La visión transaccional de suma cero de Trump le ha llevado a pedir a Ucrania que le devuelva 500.000 millones de dólares, aunque muchas estimaciones estiman la contribución de Estados Unidos varios órdenes de magnitud por debajo. Trump quiere cobrar en forma de tierras raras, unas materias primas escasas y necesarias para las nuevas tecnologías. Zelenski va a jugar esa carta, una de las pocas que le quedan ante una nueva Administración a la contra. El presidente ucraniano ha recibido este miércoles en Kiev al nuevo secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, para hablar del asunto. Trump ha seguido enviando armas tras alcanzar el poder el pasado 20 de enero, como los potentes misiles Patriot. Y ha amenazado a Rusia con más sanciones, y más duras. Al mismo tiempo, va desvelando sus cartas, dando detalles de lo que no está dispuesto a hacer por la paz en Ucrania: nada de soldados estadounidenses sobre el terreno. Si es necesario, deberán ponerlos los países europeos o del sur global, ha dicho el nuevo secretario de Defensa, Pete Hegseth. Pero Trump no cuenta con Europa. Si Zelenski ha sido el segundo plato para Trump, a los europeos directamente los ha ignorado. Los ministros de Exteriores de España, Italia, Polonia, Alemania y Francia, reunidos en París en el momento del anuncio, han protestado: “No habrá paz justa ni duradera sin la participación de Europa y sin el acuerdo de Ucrania”. No a la paz a cualquier precio La población ucraniana es tradicionalmente desconfiada. Ha sido traicionada en muchas ocasiones por Moscú y Washington. La más grave quizá fue en 1991, cuando George Bush padre forzó a Ucrania a firmar en Budapest un acuerdo de renuncia a sus armas nucleares a cambio de que Estados Unidos, Rusia y Reino Unido se comprometieran a garantizar la integridad territorial del país. Recordaron la lección de nuevo en 2014, cuando se permitió a Rusia quedarse con la península de Crimea y las regiones del Donbás en el Este a cambio de parar la guerra. Entonces también fue paz por territorios. Zelenski no puede firmar cualquier cosa parecida ahora y vivir para contarlo “En Estados Unidos creen que Zelenski es su mayor obstáculo [para un alto el fuego], pero no lo es. Si él firma un mal acuerdo, la sociedad no lo aceptará”, asegura Yevhen Hlibovytsky, intelectual ucraniano y director del Frontier Institute. Y su posible sustituto, Valerii Zaluzhnyino, un militar y ahora embajador en Reino Unido muy valorado en el país, “no será más dócil, será más autosuficiente”. Es decir, más proclive a seguir luchando a cualquier precio si se les impone una paz que sea una rendición.
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