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» Diario Cordoba
Fecha: 13/02/2025 12:35
Menores usando sus teléfonos móviles en un parque. / CÓRDOBA Nuestro pacto pretende, entre otras cosas, situar un debate sobre la mesa: qué podemos hacer como sociedad para contrarrestar los efectos negativos del uso de las TRIC (Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación) en edades tempranas y cómo podemos proteger a nuestra infancia y adolescencia. No partimos de la prohibición, puesto que esta podría generar justo el efecto contrario: revestir de un cierto halo de atractivo el objeto que se prohíbe. Entendemos que si es solo una decisión que tomamos las personas adultas, estaríamos dejando a un lado a nuestros niños y niñas. Ese es el proceder habitual de una sociedad adultocentrista y tenemos ejemplos recientes como la pandemia, donde ellas fueron las últimas en poder salir de casa y hasta podíamos estar tomándonos una cerveza en un bar mientras los parques infantiles permanecían precintados. Por el contrario, nuestra iniciativa intenta darles voz, hacerles partícipes de la decisión e implicarles en el proceso. Estamos trabajando en generar espacios de reflexión colectiva en cada grupo-clase para que las niñas y niños puedan compartir lo que piensan, lo que les gusta de los smartphones y lo que les preocupa con un enfoque alejado de los riesgos asociados en exclusiva, pero, sobre todo, cómo podemos protegernos y cuidarnos entre todas como una tribu que somos. Ciertas voces comentan en los medios estos días que nuestro pacto es un brindis al sol y que esto no es suficiente. Y las familias del López Diéguez tenemos claro que nuestra iniciativa de forma aislada no bastaría. Es más que necesario que las Administraciones dejen de mirar a otro lado y regulen los espacios on line para hacerlos más seguros y humanos para la infancia, para no permitir el acceso a contenidos hiperviolentos en una época en la que se desarrolla la empatía (se estima que esto ocurre entre los 8 y los 12 años), a fake news sin que aún hayan podido adquirir un pensamiento crítico o a contenido pornográfico que actúa como primera fuente de educación sexual para las nuevas generaciones y normaliza modelos físicos imposibles de alcanzar, así como estereotipos de género, violencia machista y la cultura de la violación a edades tempranas en las que se desarrolla el deseo sexual (también de 8 a 12 años) y que marcará por completo las prácticas sexuales que desarrollen en un futuro. Por ello, consideramos necesario un abordaje educativo de las TRIC desde la escuela, que fomente el buen uso y una alfabetización digital sana y segura y una educación sexual integral desde infantil hasta los 18 años adaptada al nivel cognitivo de cada edad, que pueda ofrecer herramientas para vivir una sexualidad plena y sana que elimine la violencia de la ecuación, que nos ayude a ser personas críticas y a diferenciar la ficción del porno de la realidad. Mientras las Administraciones no tomen cartas en el asunto, nos tocará a las familias estar a la altura mediante iniciativas como esta. No partimos de la prohibición, puesto que esta podría generar justo el efecto contrario: revestir de un cierto halo de atractivo el objeto que se prohíbe" Algunas personas expertas se han atrevido incluso a plantear que lejos de prohibir (cosa que repetimos no estar haciendo en nuestro caso) habría que dejar a los adolescentes que experimenten y se socialicen en las redes para que no se queden al margen, pero estableciendo ciertas medidas de seguridad. Como si no supiésemos lo sencillo que es saltarse el control parental para ellas y ellos. ¿Mandaríamos a nuestras hijas e hijos a un campo de minas antipersona después de haberles hablado de los riesgos y de haberles puesto un chaleco antibalas? La pregunta se contesta sola. Los entornos on line están llenos de minas para nuestros hijos. Del mismo modo, el mundo adulto deberíamos revisar el uso que hacemos de estos dispositivos, generar espacios libres de ellos (comidas, el dormitorio, cuando estemos con familia y con amigos compartiendo una actividad) y posibilitar y favorecer el desarrollo de actividades al aire libre y en contacto con la naturaleza. Un ocio saludable que también debe ser garantizado por Administraciones como los Ayuntamientos con el equipamiento de instalaciones deportivas públicas y gratuitas dirigidas a la infancia y la adolescencia, la creación de más zonas verdes y mayor cuidado de las mismas, parques infantiles, etc. Es más que necesario que las administraciones dejen de mirar a otro lado y regulen los espacios 'on line' para hacerlos más seguros y humanos para la infancia" La Administración educativa y la propia escuela debería repensarse en cuanto a la utilización de pantallas, pizarras digitales y otros dispositivos si realmente no están aportando un beneficio pedagógico por encima de los medios tradicionales. Las personas expertas en la materia ya hablan de cero pantallas de 0 a 6 años cuando en muchas escuelas infantiles seguimos viendo como les ponen la tele con absoluta normalidad a nuestras niñas y niños. Esto debe cambiar, como ya está ocurriendo en ciertos países nórdicos donde incluso están desinstalando pizarras digitales. Sabemos que el reto al que nos enfrentamos como sociedad es mayúsculo y que solo con un debate social y medidas integrales y coordinadas podremos conseguir que nuestras niñas y niños estén seguros y protegidos.
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