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  • Desde la Tribuna: cerca del infierno tan temido

    » El Ciudadano

    Fecha: 09/02/2025 01:53

    Por Juan Pablo Sarkissian No es por la proximidad del Clásico, ni por la escasez de puntos para la hipotética clasificación (los primeros ocho sobre 15) que Newell’s camina al borde de un abismo. Esto es fútbol y de eso hablamos. Tan viejo como el fútbol mismo, las posibilidades del juego son ganar, empatar o perder; qué novedad! El tema en cuestión es cómo. Y el cómo es el juego. El domingo pasado Newell’s le ganó a Adolsivi de local y fue reprobado al comienzo y al final. Sin embargo, el foco no estuvo en los jugadores (no parece sano insultar a los jugadores, aunque algunos tengan escasas virtudes para jugar en fútbol de alta competencia), ni siquiera al técnico, Mariano Soso, que a juicio de este cronista equivoca los caminos. No. El destinario de la bronca, del fastidio, del hastío fue (y continúa siendo) el presidente de la institución: Ignacio “Nacho” Astore. Da la sensación que la escena del domingo último se repetirá, tal vez, con mayor intensidad el miércoles próximo, cuando Newell’s enfrente a Defensa y Justicia en el Coloso Marcelo Bielsa. ¿Cómo es que un jugador de la talla de Keylor Navas decide venir a Newells y la institución no planifica una estructura acorde, ergo, construir un plantel competitivo, que juegue? No hay en el plantel de Newell’s, a excepción de Ever Banega y los pibes en formación (Luca Regiardo y Mateo Silvetti) jugadores de cierta jerarquía que, al menos, se acerquen a Navas. ¿Y entonces? ¿Quién trajo a Navas? ¿Cuál es el plan? Hay una discordancia manifiesta que no se explica por sí sola. Es preciso recordar que cuando Newell’s era presidido por el tristemente célebre Eduardo José López, de quien Astore fue su mano derecha (nunca mejor aplicado el término), fue campeón en 2004, y sin embargo el mismísimo López, en los comicios de ese año, “objetó judicialmente a la oposición” y ganó las elecciones sin abrir las urnas. Es cierto: en el mundo fútbol los resultados mandan (otra obviedad). Pero también las prácticas, el hacer. Como sea, este viernes hubo un partido de fútbol donde Newell’s perdió en Santiago del Estero contra Central Córdoba, jugando realmente mal. Con todo, lo pudo empatar. Perdón, lo empató! Pero, ya dijimos en estas crónicas, los árbitros son una de las variables incontrolables del juego. Fernando Espinoza, juez del partido (a instancias del VAR), lo anuló. ¿Hubiese cambiado la mirada si Newell’s traía un punto a Rosario? De ningún modo. Igual que en el triunfo ante Aldosivi. Hay cosas que no funcionan. Y se nota mucho.

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