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  • El cáncer no sentencia a muerte, la mala política sí

    Concepcion del Uruguay » Miercoles Digital

    Fecha: 07/02/2025 08:23

    Al día siguiente del Día Mundial de Lucha contra el Cáncer, el vocero presidencial anunció que la Argentina, siguiendo los pasos de Trump, se retira de la Organización Mundial de la Salud. En esta columna se reflexiona sobre las consecuencias potenciales de semejante decisión para las personas con cáncer y sin recursos. Por LUCÍA SCHVARTZMAN (Especial para EL MIÉRCOLES) Esta columna nació como un punteo en el chat de WhatsApp conmigo y fue compartido como una serie historias en Instagram. Es que el 4 de febrero fue el Día Mundial (de lucha, dicen todavía algunos) contra el Cáncer. Y un día después Adorni anunció que la Argentina, siguiendo los pasos de Trump, se retirará de la Organización Mundial de la Salud. El punteo empezaba con el pretexto de decir algo a propósito de esa efemérides. En 2020 me diagnosticaron cáncer en una etapa casi terminal. En ese entonces, no tenía ni trabajo ni obra social. Todo mi tratamiento lo hice gracias a políticas de salud pública: quimioterapia (y dos cirugías) en el Hospital Justo José de Urquiza y terapias radiantes sin costo alguno en Alcec a través de programas del Gobierno entrerriano. Entonces tuve la suerte de contar con una familia que me cuidó y me dio de comer y costeó los remedios que hacían falta para paliar el dolor y los efectos adversos de las terapias. En la Argentina de Milei el cáncer vuelve a condenar a muerte a todos aquellos para quienes es imposible costear estudios de alta complejidad con un sueldo básico, sostener un litigio contra una obra social por tiempo indefinido, o acceder a tratamientos y drogas que valen cientos de millones de pesos por año. También tuve la suerte de que tres años después fuera mi familia quien se pusiera al hombro el recurso de amparo que hubo que presentar ante la obra social para garantizar las cirugías que mi cuerpo necesitaba para seguir funcionando (por los daños producidos por la radiación) en un centro de alta complejidad del conurbano bonaerense. Pero si no fuera por la salud pública no estaría acá. En diciembre de 2023, con un grupo de pacientes oncológicxs de muchas regiones del país hicimos un comunicado que circuló por medios y redes sociales, titulado “Las personas con cáncer no votamos a Milei”, donde decíamos: “Sabemos, por nuestras propias vivencias, que hay mucho por mejorar y debemos exigir que así sea. La única solución es fortalecer el sistema sanitario, no desarticularlo”. Este año el gobierno de Milei está haciendo un ajuste de más del 20% real en todas las políticas del Estado Nacional destinadas a la salud del pueblo argentino. Según informa la Fundación Soberanía Sanitaria, el Programa “Acceso a medicamentos, insumos y tecnología médica”, que busca garantizar el acceso a medicamentos esenciales, oncológicos y de salud mental, tratamientos médicos de alto costo y drogas de uso paliativo y pos trasplante tiene un recorte del 45% en términos reales. Las auditorías que identificaron supuestas irregularidades en la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (la DADSE, disuelta el 30 de diciembre), por las que suspendieron la entrega de medicamentos oncológicos a pacientes, ocasionaron 60 muertes evitables en 2024, según denuncia la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa). Y hace menos de un mes, el gobierno nacional apeló el fallo que ordenaba la entrega inmediata de medicación atrasada a pacientes con enfermedades raras y oncológicas. Hoy en día, gracias al avance de la ciencia y de la medicina, el cáncer se puede tratar con éxito y hasta curar, pero para eso es imprescindible el acceso a la salud: para prevenir, para diagnosticar y para tratar. En la Argentina de Milei el cáncer vuelve a condenar a muerte a todos aquellos para quienes es imposible costear estudios de alta complejidad con un sueldo básico, sostener un litigio contra una obra social por tiempo indefinido, o acceder a tratamientos y drogas que valen cientos de millones de pesos por año. Este contexto, mirado en estas líneas desde la óptica de los pacientes de cáncer, pero asfixiante y angustiante por igual para quienes conviven con enfermedades, se agrava por la situación general de desregulación y descontrol en los precios de las prepagas, el vaciamiento de las obras sociales (y su intervención, como sucede con la provincial Iosper a manos de Frigerio), y la salud pública vapuleada por los sueldos miseria que cobran sus trabajadores. Y es en este contexto que se anuncia que la Argentina abandona la Organización Mundial de la Salud por “diferencias respecto a la gestión sanitaria durante la pandemia”. Los riesgos, como advierten especialistas, son quedarnos sin vacunas, perder la cooperación internacional para los escenarios epidemiológicos del siglo XXI (los Covid que vendrán) y sufrir muertes evitables por el regreso de enfermedades del siglo XIX (como la tuberculosis y la lepra, cuya prevención se ajustó en un 27% para este año, junto con el presupuesto destinado al VIH, infecciones de transmisión sexual y hepatitis virales). Además de la deriva fascista de su discurso, Milei y sus secuaces se muestran cada vez más abiertamente anticientíficos y oscurantistas. Son demasiados los frentes abiertos… y aún así es necesario que nos involucremos y seamos parte de las acciones que repudian lo que este gobierno está haciendo en nombre de la esperanza de quienes lo votaron. Pero, sobre todo, necesitamos ser protagonistas en la construcción de otro presente posible, porque en la Argentina de Milei el futuro es de unos pocos. Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectores Sumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. Deja tu comentario comentarios

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