Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • “Cita a ciegas”: si un día te cruzaras a Borges en el banco de una plaza...

    » Clarin

    Fecha: 18/06/2024 08:44

    Fue el gran crítico, intelectual y teórico palestino-estadounidense Edward Wadie Said (1935-2003) quien propuso para los estudios culturales un concepto atractivo llamado “el estilo tardío”. Y hacía referencia a la posibilidad de ciertos artistas que encuentran en su etapa final de existencia (cuando todo debería ser reposo y cosecha) un nuevo brío para su arte y pueden añadir un capítulo novedoso (y a su manera revolucionario ante su propia historia) a su viaje y aventura. El estilo tardío sería seguir innovando cuando parece que ya no queda más que esperar a la parca, por lo tanto, es una apertura de la vida (esa pulsión maravillosa donde el futuro todavía existe) ante el advenimiento de la muerte (la caída definitiva del telón). Es en este aspecto que podemos indagar en “el último Borges”. Y se trata de esa etapa (que va desde mediados de los 60 hasta su muerte en Ginebra en 1986) en la que Jorge Luis Borges se convierte en un personaje planetario y representante material (y físico, por supuesto) de la literatura, la sabiduría y la transmisión oral de conocimiento. El último lector (al infinito lo concebía como una inmensa biblioteca que contenga todas las historias) era ciego. Su particular forma de exponer lo que le interesaba (solo la literatura) podía generar un encantamiento único. Su presencia en medios (gráficos, radiales y televisivos), sus giras interminables por universidades de todo el mundo, sus conferencias de públicos masivos. A pesar de todo esto, Borges (el escritor argentino que modificó la literatura occidental del siglo XX) era accesible, cercano. Se lo podía, incluso, encontrar en una plaza. Es ese Borges (y parte de su imaginario literario-especulativo) el que se convierte en el personaje principal de la obra de teatro Cita a ciegas, escrita por Mario Diament y dirigida por Mauro J. Pérez. Todo gira alrededor de él. El "último" Borges se convierte en personaje de "Cita a ciegas". La obra comienza con un encuentro casual en una plaza entre el escritor (un extraordinario Hugo Cosiansi) y un banquero (solvente trabajo de Gustavo Rey). No se conocen, simplemente empiezan a dialogar sobre botánica (quieren saber el nombre de un tipo de árbol), una cosa lleva a la otra y el banquero le confiesa a Borges parte de sus frustraciones. Que tienen que ver con el habitual desajuste entre la adultez, los deseos (o la falta de ellos) y las pocas satisfacciones que esta parte de la vida tiene para ofrecer cuando parece que el tiempo come los talones y ya no hay muchas opciones hacia adelante. Entre esas frustraciones está el amor de toda una vida (esposa, hijos) enfrentado a un amor que parece totalmente inédito y que está llevando al banquero a zonas propias de inconsciencia que desconocía hasta ese momento. Borges escucha y recuerda algunas de las historias que escribió. Más que nada es su producción posterior a 1945 (el punto de quiebre fue "Tlon, Uqbar, Orbis Tertius") y que experimentó con el género fantástico haciéndolo suyo (y que luego robaron o se inspiraron todos). Sobre todo son aquellos cuentos que tienen que ver con los universos paralelos, con el tiempo paradójico y con lo que “pudo haber sido y no fue” pero en alguna laguna espacio-temporal sí sucedió de otro modo. A partir de esta escena entre el banquero y Borges, se desencadenan los encuentros y, claro que sí, los desencuentros (con el sólido acompañamiento de las actrices Nayla Noya, Iardena Stilman, Silvina Muzzanti) que le dan a la obra una potente reflexión sobre la casualidad (¿existe o es solo una falla de percepción?), la memoria (¿existe o es otra forma de la imaginación?) y el destino (¿existe o es solo el otro nombre del fracaso y la condena?). La obra se inicia con el encuentro casual entre Borges y un banquero. Solo un banco que a veces se divide en dos y una proyección de fondo, un despojo necesario que ayuda a que las palabras –parlamentos donde se entrecruzan el arte, la salud física y mental, la filosofía, la psicología y el crimen– vayan creando su propio espacio de creación, le alcanza a la obra para desplegar su territorio donde los personajes interactúan movidos por situaciones que los superan y los arrastran hacia un filo (¿o es un abismo?) existencial que no pueden manejar de la mejor manera. En el centro de esos huracanes que son estos personajes, Borges (quizás el mayor misterio en todo esto, por su ceguera, por su mente, por su actitud ante lo que escucha) asiste al espectáculo humano en todo su esplendor mientras a él también lo espera una instancia que podría considerarse reveladora de su propia vida en esta obra (que, por supuesto, vale la pena aclarar que no toma nada de la biografía del Borges, digamos real). Escrita luego de que su autor, Mario Diament, que además es periodista, entrevistara a Borges en 1984, la pieza teatral cumple 20 años de su estreno en el Cervantes y lleva recorridos más de 10 países (Estados Unidos, Suecia, Australia, entre otros). En la actualidad, sigue y demuestra el interés que hay por comprender los modos en los cuales se relacionan la ficción, las ideas (literarias y científicas, ¿o son lo mismo?) y la vida (que necesariamente significa hablar de la muerte). *Cita a ciegas se presenta los domingos, a las 17, en El Método Kairós, El Salvador 4530.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por