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Parana » Plazaweb
Fecha: 29/12/2025 22:35
Nicolás Calabrese, militante político y social radicado en Brasil, pero de visita en Paraná, brindó un extenso testimonio en Lo tuyo ya sale por Radio Plaza sobre su participación en una misión humanitaria internacional con destino a la Franja de Gaza, una iniciativa que tuvo repercusión mundial y fue seguida de cerca por medios europeos y organizaciones humanitarias. Según relató, la decisión de sumarse a la flotilla surgió a partir de años de involucramiento y análisis sobre la situación en Palestina, a la que definió como un genocidio ampliamente documentado. En ese marco, sostuvo que no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de la población civil, sometida a bombardeos, bloqueos y restricciones para acceder a alimentos y medicamentos. Calabrese remarcó que, más allá de las posiciones ideológicas o religiosas, existen hechos que no admiten discusión, como la muerte de civiles, el ataque a hospitales y la vulneración de derechos básicos. En ese sentido, comparó la situación de Gaza con un campo de concentración a cielo abierto. El entrerriano explicó que integra el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) de Brasil y una organización vinculada a la Cuarta Internacional Socialista, espacios desde los cuales se sostiene una postura histórica de apoyo al pueblo palestino y rechazo a la ocupación israelí. Recordó que siguió de cerca una flotilla anterior realizada en junio de 2025 y que, cuando se anunció una nueva misión, decidió sumarse sin dudarlo. No quería quedarme en el molde frente a una situación tan trágica, afirmó, al tiempo que aclaró que el objetivo nunca fue participar de un conflicto armado, sino aportar ayuda humanitaria de manera no violenta. En ese contexto, destacó la importancia de que líderes internacionales tomen posición, y mencionó especialmente al presidente brasileño Lula da Silva, aunque señaló que aún existen contradicciones entre los discursos políticos y las relaciones comerciales que se mantienen con Israel. Preparativos y salida desde Europa La misión partió desde Barcelona, donde las y los participantes realizaron tareas de preparación de las embarcaciones y recibieron formación específica en no violencia. Calabrese explicó que "se trabajó sobre distintos escenarios posibles, entre ellos la imposibilidad de zarpar, ataques, interceptación militar o la llegada efectiva a Gaza". Tras una primera escala técnica en Túnez, la flotilla sufrió los primeros ataques: dos de los barcos principales fueron alcanzados por bombas incendiarias. A pesar de ello, continuaron la travesía hacia Gaza, un recorrido de más de 1.200 millas náuticas. Más adelante, entre Italia y Grecia, se produjeron nuevos bombardeos con drones: Fueron 14 ataques, detalló, lo que generó momentos de extrema tensión durante la navegación nocturna, con guardias permanentes observando el cielo y manteniendo comunicación entre las embarcaciones. Interceptación en aguas internacionales Calabrese relató que su barco fue interceptado a unas 76 millas náuticas de la Franja de Gaza, en aguas internacionales. Según explicó, la flotilla estaba integrada entonces por 44 embarcaciones, que fueron abordadas de manera progresiva por la Marina israelí durante la noche. Al momento de la interceptación, las y los tripulantes siguieron los protocolos acordados: chalecos salvavidas, documentación personal y una postura pacífica, con las manos visibles. Nos dijeron que estábamos en una zona restringida, algo que consideramos ilegal según el derecho internacional, señaló. En su barco ingresaron alrededor de 15 soldados armados, quienes revisaron a la tripulación y la embarcación. Si bien no hubo violencia física directa en ese momento, describió la situación como intimidante, con armas apuntando constantemente. Traslado forzado y detención en Israel Luego de la interceptación, los tripulantes fueron trasladados al puerto de Ashdod, en Israel. Allí, Calabrese denunció un trato mucho más violento por parte de la policía portuaria, con empujones, golpes, insultos y provocaciones, incluso hacia figuras internacionales como Greta Thunberg, quien también integraba la flotilla. Posteriormente, fueron trasladados en vehículos de detención, con los ojos vendados y precintos ajustados en las muñecas, hacia instalaciones carcelarias en el desierto. Fueron minutos de terror, relató, hasta que pudieron reencontrarse y comunicarse entre integrantes de distintas embarcaciones. Finalmente, subrayó que, pese a la violencia y las detenciones, la misión logró visibilizar la situación humanitaria en Gaza y reforzar la denuncia internacional. Si los gobiernos del mundo tomaran medidas reales, este genocidio podría terminarse, concluyó.
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