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  • La Casa del Kalifa vuelve a brillar en Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 29/12/2025 02:06

    Pocos cordobeses conocen que esas dos casas andalusíes que acompañan a San Rafael en la plaza del Triunfo son dos de los últimos estudios fotográficos decimonónicos que quedan en España. Y es que el fenómeno del turismo ya tenía su tirón en Córdoba a principios del siglo XX, cuando en 1908 el fotógrafo Rafael Señán González instala en la ciudad una sucursal de su estudio granadino La Mezquita de Boabdil, hoy, el edificio de la plaza de color albero. Solo dos años después, su antiguo socio, Rafael Garzón Rodríguez, coinventor de la galería turística en la ciudad de la Alhambra, lo imita y funda en Córdoba su propio estudio, La Casa del Kalifa, justo en el edificio contiguo al de Señán y cuya fachada pinta del color almagra, cromatismo que aún mantiene. Ambos trasladan a la capital omeya un modelo de negocio fotográfico único en el mundo y dirigido a un nuevo espécimen social: el turista. Fotografías para turistas En sus galerías, los viajeros que llegaban a la ciudad podían comprar vistas fotográficas de Córdoba, Granada o Sevilla; postales de los principales monumentos andaluces; recargar sus cámaras de película; revelar sus placas y, lo más llamativo, disfrazarse como un califa y su consorte para retratarse en uno de sus patios-galería. Estos son auténticas réplicas de un patio nazarí, donde reproducen las yeserías y los azulejos de la Alhambra con la ayuda de expertos artesanos granadinos que se desplazan a la ciudad. El estudio se completa con un forillo, o telón pintado, que muestra una imagen del bosque de columnas de la Mezquita y otro de la clásica vista cordobesa desde el Guadalquivir, entre los que el turista podía elegir para inmortalizarse en este original divertimento. Un recuerdo del viaje a la ciudad único y tan del gusto orientalista de la época. La galería turística tuvo una gran acogida entre los viajeros e incluso entre los cordobeses más pudientes, no hay que olvidar que por entonces hacerse una fotografía era un auténtico lujo, extendiendo el modelo a Sevilla y Toledo, por entonces ya grandes destinos turísticos españoles. Las guerras llevan al cierre Pero la Guerra Civil primero y la Segunda Guerra Mundial después arruinaron el sector y, una tras otra, las galerías árabes se vieron abocadas al cierre al no tener turistas a los que fotografiar. La Casa Señán de Córdoba, dirigida por la hija de Rafael, María Señán Aldanondo, se mantuvo a duras penas con la venta de todo tipo de suvenires hasta el renacimiento turístico español de finales de la década de 1950, lo que le ha permitido llegar a nuestros días dedicada al negocio del recuerdo turístico y en un estado de conservación espléndido gracias a los cuidados de Manuela Revuelto y su hija María. Pero la casa Garzón, dirigida por el hijo de Rafael, Rafael Garzón Herranz, no pudo soportar la crisis y echó la persiana tras la guerra. No obstante, la rama cordobesa de los Garzón continuará habitando La Casa del Kalifa hasta el fallecimiento del fotógrafo, quedando inhabitada desde la década de 1970. Tras años sin poder resolver la herencia familiar, Daniel Garzón Arcas, tataranieto del primer Garzón fotógrafo, toma posesión del inmueble hace una década. El techo acristalado de la galería, fuente de iluminación natural antes de que existieran los flashes de estudio, aparece destrozado y todas las yeserías del patio nazarí, gravemente afectadas por la humedad de la lluvia que durante décadas se había filtrado al interior. Además, los forillos, pintados a mano por el propio fotógrafo, se encontraban rasgados e irrecuperables. Recuerdos que son patrimonio Sin embargo, olvidado entre escombros emergió el gran tesoro: las cajas de madera que contenían gran parte del archivo de placas de cristal de los Garzón, entre ellas, todos los negativos cordobeses de Rafael. Un auténtico tesoro que Daniel ofreció a la ciudad en 2017 y que, gracias al trabajo de Ana Verdú, por entonces directora del Archivo Municipal de Córdoba, hoy son patrimonio de la ciudad. A partir de entonces, y con muchas dificultades por el complejo sistema burocrático que impone el protegido casco histórico cordobés, ha ido rehabilitando el edificio. Primero las techumbres, luego la fachada y por fin el antiguo patio-galería árabe, que, aunque no vuelve a ser un negocio fotográfico, ha recuperado todo su esplendor para convertirse en una heladería que permita financiar la rehabilitación final de las plantas superiores de la casa. Ahora, desde estas navidades, cordobeses y visitantes pueden conocer, mientras degustan un helado, el palacio de los Garzón. Un pedacito de la historia de los pioneros de la fotografía y del turismo recuperado para la ciudad. Suscríbete para seguir leyendo - La gran transformación de la A-4 en Córdoba: la calzada se duplicará para aliviar el tráfico - El tercer premio de la Lotería de Navidad toca en Córdoba y en Montilla: el 90.693 trae la suerte - El Cuponazo de la ONCE deja 80.000 euros en Córdoba - ¿Quién está detrás de los nuevos barrios de Córdoba? - La variante de la A-4 por Villafranca llegará hasta la futura Base Logística - Cortada la N-432 a la altura del Lobatón tras un accidente de tráfico

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